Se veía venir que las compras a quien fuera, como fuera, al precio que fuera, al comienzo de la pandemia, iban a traer cola. Especialmente tras decidir la izquierda hacer del asunto una batalla política a cuenta de las compras efectuadas por Madrid. Era evidente que Madrid seguramente no había hecho nada distinto o peor de lo que había hecho todo el mundo en una situación tan excepcional y ahora empezamos no sólo a comprobarlo, sino a encontrarnos con las consecuencias de esa comprobación general.
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Tan evidente era que las compras de material en aquellas fechas podían resultar problemáticas que el Gobierno de Navarra lleva mucho tiempo remoloneando a la hora de hacer pública toda la información, como reiteradamente denuncia la oposición. Ahora simplemente se pone de manifiesto que el Gobierno de Navarra a lo mejor tenía buenas razones para no querer poner el foco sobre todas esas compras, como refleja el cese de Pilar Irigoien al frente de SODENA, la primera cabeza que rueda por esta cuestión.
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El Gobierno destituye a la directora de Sodena por un acuerdo con la CEN para la compra de mascarillas
➡️ Este convenio ha supuesto un deterioro ya reconocido de 1,2 millones de euros para la sociedad pública. https://t.co/wy9eAuKSIV— Diario de Noticias (@NoticiasNavarra) August 24, 2022
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Un informe de la Dirección de Intervención del Gobierno de Navarra ha determinado que SODENA se saltó el protocolo previsto, al faltar la aprobación expresa del Gobierno de Navarra, comprando 2,13 millones de mascarillas en una operación triangulada entre la propia SODENA, la CEN y la sociedad Albyn Medical, encargada de comprarlas. A resultas de esta operación, han quedado almacenadas sin vender y también sin usar 1,74 millones de mascarillas, lo que se traduce en unas pérdidas de 1,24 millones de euros, o por lo menos esa es la cantidad estimada de momento por la propia SODENA.
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Sin duda hubo quien pagó más por este tipo de mascarillas, pero también hubo quien las consiguió antes y que la mascarilla más carilla es la que no se usa. El problema de hecho es que las mascarillas, que se pretendía vender a las empresas navarras para sus trabajadores, llegaron cuando el mercado ya se había abierto, ya había reaccionado y no sólo podían conseguirse mascarillas sino que además a mejor precio que las que había comprado SODENA. Es por ello que las empresas navarras no se las compraron a SODENA y se quedaron en un almacén acumulando polvo y telarañas. Conviene recordar que todo esto sucedía mediante varias operaciones de compra llevadas a cabo entre finales de mayo y abril. Por esas mismas fechas, en su caótica y contradictoria política durante la pandemia, el Gobierno de Navarra todavía desaconsejaba el uso de mascarillas a la población general.
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En todo este asunto cabe señalar que la destituida directora de SODENA, Pilar Irigoien, fue designada para el cargo por el dimitido Manu Ayerdi, responsable del famoso destrozo de DAVALOR. En realidad toda la operación de la compra de las mascarillas se gestó siendo todavía Ayerdi consejero.
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En otro lugar, a la vista de los resultados de las inversiones de SODENA, en lo que se estaría pensando es en la demolición de este organismo que no hace más que poner en riesgo el dinero del contribuyente en asuntos en que los bancos no ponen en riesgo el dinero de sus clientes. Por no mencionar el posible sesgo político de un artefacto como este. Pues bien, en Navarra en lo que estamos pensando no sólo no es en dinamitar a SODENA, sino en crear un duplicado de SODENA llamado INI (Instituto Navarro de Inversiones). Naturalmente esto no tiene nada que ver con el interés general de los navarros ni con un fomento de la inversión en la Comunidad que por otro lado este gobierno se esmera en espantar, sino en crear otro organismo similar para el PSN o Bildu porque SODENA se encuentra bajo el control de Geroa, ocupada en repescar con dinero navarro proyectos previamente fracasados en la CAV, como el cochecico de HIRIKO o la propia DAVALOR.
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