Las dos rayas entre las que se mueve Esparza

Esparza tiene un pequeño problema con su apuesta por el quesito y es que, en un momento de radicalización como el que vive el socialismo, es un problema no pequeño de cara a su propio electorado el dar pasos hacia el PSOE. UPN puede ahora seguir denunciando las tropelías de este gobierno (como cuando lo hacían Sayas y Adanero) pero tras la expulsión de estos, la ruptura de Navarra Suma, el distanciamiento con el PP y la resurrección de la teoría del quesito, todas esas denuncias suenan un poco huecas. Todo lo que haces me parece detestable, pero quiero pactar contigo. Cuanto más denuncie UPN al PSOE, por otro lado, menos se entenderá su acercamiento al socialismo. Y aquí es donde entran en juego las dos rayas del tablero a las que hacíamos referencia en el título.

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UPN en solitario tiene una raya a la derecha y otra a la izquierda. O sea, tiene un par de fronteras electorales claras. La premisa de Esparza y los órganos de UPN es que se pueden escorar a la izquierda no sólo en busca del pacto con el PSOE, sino en busca del voto del socialista desencantado, esto además suena mucho mejor que limitarse a asumir que van  mendigando el pacto con Sánchez. El problema es lo que pasa en la frontera derecha conforme la otra frontera se desplaza hacia la izquierda.

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No ya en Navarra, sino en España en general, la división más clara del tablero es izquierda y derecha. Los trasvases de votos dentro de la izquierda entre los partidos de izquierda, o dentro de la derecha entre los partidos de la derecha, son mucho más fáciles que los trasvases de votos de la derecha a la izquierda o viceversa. Podemos observar esto en todas las elecciones. No es que sea imposible el trasvase de votos entre izquierda y derecha, pero es muy difícil y mucho más difícil que los trasvases internos dentro de cada bloque. Ciudadanos, por ejemplo, se acaba de volatilizar sin que casi ningún voto haya recalado en la izquierda.

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Todo esto no es casual: la crispación y el agrandamiento de la brecha entre izquierda y derecha favorecen que el voto de la izquierda, aunque se pueda mover dentro de la izquierda, permanezca en la izquierda. Lo mismo se puede decir, obviamente, de la derecha. Para el gobierno, como decía Zapatero, en general es conveniente la crispación. Particularmente cuando las cosas van mal. Crear una brecha insalvable entre la izquierda y la derecha permite al gobierno poder hacer muchas cosas mal antes de que una cantidad importante de votos pase al otro lado de la brecha. Puesto que es el gobierno el que inicialmente viene de obtener una mayoría, es el principal interesado en que la brecha sea importante para retener a la mayoría en su lado del tablero. La crispación, el guerracivilismo y todos los instrumentos que ayudan a ello no se explican sin la necesidad de ahondar la raya entre izquierda y derecha para evitar el trasvase de votos.

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Naturalmente existe un termino medio que es la abstención. Es más fácil que un votante de izquierdas o de derechas se abstenga a que cruce la brecha. El miedo a que venga la izquierda o venga la derecha vuelve a ser un buen factor movilizador, pero no hacia el otro lado, sino hacia la participación.

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Como conclusión de todo lo anterior podría deducirse que el movimiento de Esparza de girarse a la izquierda en este momento representa un gran riesgo para UPN. Es muy difícil que el voto de la izquierda pase a la derecha. En el mejor de los casos, muchos votantes de la izquierda pueden optar por la abstención. Pero no es probable una estampida de votos del PSN hacia UPN. Esparza trata de suavizar la frontera izquierda del partido para que sea más fácil el paso de la orilla izquierda hacia su lado, pero lo hace en un momento en que la izquierda tensa la actualidad al máximo y divide el tablero todo cuanto puede precisamente para evitar fugas de voto. Por el contrario, por donde UPN puede padecer una importante hemorragia es por el lado derecho del tablero. No sólo es que el trasvase de votos es mucho más fácil entre dos formaciones de derechas que entre la derecha y la izquierda, sino que acercarse al PSOE en este momento es particularmente tóxico. UPN además va a tener a su derecha al menos dos formaciones fuertes y con buenos carteles electorales en las elecciones forales.

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