Pablo Iglesias tiene razón. Hay que politizar lo que ha pasado con la DANA en la Comunidad Valenciana. Esto es política. Todo es política. Apostar por un modelo político u otro conduce a escenarios distintos. La tragedia de la riada es el resultado de haber apostado en el pasado por un modelo en vez de por otro. Las pérdidas humanas y materiales podrían haber sido mucho menores habiendo apostado en el pasado por otro modelo. El problema es que la apuesta de Pablo Iglesias y su gente fue justo por este modelo, el que ha vertido estos resultados, no por el modelo que los podía haber evitado.
A estas alturas todos tenemos bastante claro lo que no ha funcionado en esta tragedia. Pero también hay cosas que han funcionado. Y son quizá las cosas en las que nos deberíamos estar fijando para encarar el futuro, para no repetir errores, para evitar tragedias futuras, porque si algo podemos tener seguro es que volverá a haber en esa zona descargas torrenciales, como en los últimos miles de años.
La tragedia podía haber sido mucho mayor aún de lo que ha sido. Lo que ha impedido un escenario todavía más apocalíptico han sido principalmente dos grandes obras hidraúlicas. Una de ellas es el desvío del cauce del Turia, sin el cual la riada hubiera arrasado la ciudad de Valencia como en 1957. Estaríamos hablando ahora de un desastre de proporciones incalculables. La segunda gran obra que ha reducido la magnitud de la catástrofe ha sido el embalse de Forata, construido en 1969, prácticamente vacío antes de la DANA y totalmente lleno tras laminar la avenida. Toda esa agua que contuvo el embalse hubiera incrementado aún más las inundaciones si hubiera podido fluir sin ser contenida, provocando más muertes aún y más destrucción en la zona afectada.
Por si a alguien le han pasado las fechas inadvertidas, resulta que las dos grandes obras que han servido para frenar la catástrofe se realizaron en 1957 y 1969. Es decir, en tiempos de Franco, un auténtico visionario en la lucha contra el cambio climático. O más bien que ya en 1957 hubo una riada devastadora que pasó por el centro de Valencia. Lo llamativo es que desde 1969 no se ha hecho nada significativo, no se han emprendido grandes obras hídricas y la ausencia de este tipo de obras pretende ahora ser compensado, 5 minutos antes de que llegue el tsunami, por mensajes de alerta en los móviles o por boletines de la AEMET.
Seamos realistas y escuchemos a los expertos. Es muy difícil que los avisos vayan a prevenir este tipo de catástrofes, aunque todo el debate se esté centrando en el intercambio de reproches entre los políticos por ver quién fue el que tardó más en avisar, porque las gotas frías se desarrollan de una forma explosiva. Es decir, podemos saber que se va a producir una gota fría o DANA, pero la misma se genera en muy poco tiempo, descarga de repente y lo hace en un punto y con una intensidad difícil o imposible de prever. Por eso no es fácil adelantarse a una gota fría como a un huracán y menos en una zona como la Comunidad Valenciana, donde inmediatamente tras la costa hay montes que, al descargar las lluvias torrenciales contra ellos, se convierten de repente en cascadas que lanzan un tsunami inverso hacia el litoral a toda velocidad.
Cada año en la zona del Levante hay una cantidad importante de avisos de DANA y sólo cada varias décadas una de ellas resulta devastadora. O sea, por cada DANA devastadora hay decenas o cientos de avisos de eventos que no son devastadores. En un escenario como éste resulta poco practicable tratar cada una de las DANA como posibles eventos devastadores, porque implicaría paralizar varios meses al año la Comunidad Valenciana. Cuando AEMET tiene certeza de que una DANA puede ser devastadora y dónde va a descargar, la anticipación es como mucho cuestión de horas. No hay apenas margen para avisar a la población con suficiente antelación. Y esto asumiendo que los gobernantes fueran extraordinariamente competentes y la información y las alertas llegaran a la población casi en tiempo real. A la vista de lo sucedido parece complicado que esto pueda llegar a pasar.
Para evitar futuras catástrofes, y a la vista de lo que sí ha funcionado, salta a la vista que hay que anticiparse mucho más que a las alertas para poder actuar de forma eficaz. Es apostando por las grandes obras hidráulicas la única forma en que futuras riadas se puedan atenuar. De hecho muchas de esas obras ya están previstas, sólo que su ejecución se ha ido paralizando o demorando por parte de los sucesivos gobiernos nacionales y autonómicos. ¿Queremos buscar responsabilidades políticas de verdad? Tal vez es hacia los políticos responsables de esas demoras hacia donde deberíamos de apuntar. Exigir de una vez la realización de esas obras es el horizonte al que deberíamos avanzar. Todo lo demás, aunque pueda y deba mejorarse el sistema de alertas, es echarse unos a otros los trastos a la cabeza y hablar por hablar.
Hay por cierto otras dos cosas que han funcionado bien en esta catástrofe, que son las cadenas de televisión privadas y las redes sociales. Mientras los gobernantes andaban perdidos, las cadenas privadas y las redes sociales ofrecían en tiempo real una imagen fiel tanto de lo que estaba sucediendo como de su magnitud. Desde luego en medio del caos del momento pudo existir también algo de desinformación, pero la imagen general era totalmente fidedigna y la alternativa era por parte de las autoridades, los canales oficiales o los medios públicos una carencia absoluta de información clara. Interesa también tener en cuenta esto a la hora de valorar lo que ha funcionado y lo que no, para de cara al futuro incluirlo también entre las vías por las que hay que apostar y las que no.
Un comentario
Además de que no se ha hecho nada, se ha deshecho mucho. Luego todo se justifica con el «cambio climático». Si no lo ves así, te denominan «negacionista». La Tierra está en un constante cambio climático, como lo demuestra su historia. Lo que muchos científicos discrepan es que sea la mano del hombre la causa. En los últimos siglos los volcanes han tenido una parte importante. Los «afirmacionistas», muy comunistas ellos, van a por lo coches, la industria, etc.. . Así los europeos seremos más pobres, mientras los chinos, indios, etc. contaminan y se enriquecen. Es justo y elogioso cuidar el planeta, pero no convirtiendo el cambio climático en un comodín para tapar su ineficacia.