La victoria de Trump es la derrota de los ultras

La izquierda global no sólo está desolada por la victoria de Trump, se encuentra además completamente desbrujulada. ¿Cómo ha podido pasar? Su explicación es que ha fallado la democracia, literal. Porque la democracia es que ganen ellos. Hay que tomar medidas para que ellos no puedan perder. Democracia es que ellos no puedan perder y permanezcan siempre en el poder. Lo están repitiendo por todos los canales, dentro y fuera de España, todos el mismo mensaje, empezando por TVE.

No entienden que este discurso es precisamente lo que se encuentra en la base de su derrota, esta y las que vendrán. No hace falta ser un lince, a la vista de estos discursos, para ver que la amenaza a la libertad son ellos. Su discurso es abiertamente dictatorial. Defender la democracia no puede ser, como ellos pretenden, limitar la libertad de expresión en las redes sociales (porque casi todos los medios tradicionales los tienen bajo su control), o establecer mecanismos para que la gente que no piensa como ellos, aunque sea mayoría, no pueda llegar al poder. Sólo en su cabeza cabe llamar defender la democracia a establecer un sistema totalitario. Ellos no lo ven, pero la mayoría de la gente lo ve.

¿Quiénes son los violentos? ¿Quiénes son los odiadores? ¿Quiénes son los que no toleran otras ideas que las suyas? Son ellos. Es la izquierda con su agenda woke la que quiere encarcelar o matar a Trump. Es el que no piensa como la izquierda el que recibe disparos. El odiado es el que no piensa como la izquierda, luego la odiadora es la izquierda. ¿De qué hablan cuando reclaman mecanismos para que líderes como Milei o Trump no puedan ganar elecciones en otros países? Parecen ansiosos porque algún presidente woke prohíba la oposición en nombre de la libertad, para imitarle después todos. Tal vez confiaban en que fuera Kamala la elegida para proscribir la oposición. Desde luego comparar a Trump con Hitler parecía el escalón previo a justificar su proscripción.

En realidad hace tiempo que Elon Musk, una figura clave en el apoyo a Trump, señaló muy gráficamente lo que iba a pasar. La victoria de Trump no es la victoria de los ultras, sino su derrota. Es la izquierda la que se ha radicalizado hasta límites insospechados. Es la izquierda la que está amenazando el pluralismo. Es la izquierda la que habla de tomar medidas para que los discursos que no son discurso puedan ser censurados. Es la izquierda la que tiene una palabra (racista, homófobo, racista, machista, negacionista, fascista, odiador) para criminalizar y consiguientemente perseguir en cada campo de debate a todo el que no se someta a su discurso. Y así es como han perdido la mayoría, alejándose de la moderación y del sentido común, extremando tanto su discurso y sus disparates hasta convertir en ultra a todo el que fuera capaz de oponer a su discurso y su agenda cualquier objeción.

¿Se extrañan por ejemplo de haber perdido el voto de la mujer? Pero si están intentado acabar con el mismo concepto de mujer. Si han vaciado de contenido el género femenino. Si han llenado el deporte femenino de hombres que se autodeterminan mujeres. Si lo que llaman violencia machista está empezando a desaparecer porque los agresores comienzan a declararse mujeres. Lo raro es que todavía haya padres que voten a unos partidos que promueven que en las escuelas a sus hijos se les invite a cuestionarse su identidad sexual.

Por lo demás, resulta de lo más llamativo quiénes son en España los que llaman ultras a los demás. Gente que ha dado un golpe de estado. Gente que se encuentra fugada de la justicia. Gente cuya coalición la lidera un secuestrador y llama presos políticos a los asesinos de sus rivales. Gente que apoya la dictadura de Maduro… No hay ni un sólo apoyo de Sánchez que sea homologable en términos democráticos. Y apoyándose en todos estos socios para gobernar, liquidando la separación de poderes o colonizando todas las instituciones del estado que deberían ser independientes, ¿no se está convirtiendo el PSOE en otro partido ultra más? No son los ultras los que han ganado en los EEUU, sino los que han perdido, y es lo que tan pronto como se convoquen elecciones en España seguramente también va a pasar.

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