La realidad revienta con violencia estos días las costuras ideológicas de Irene Montero

Se sabe que una teoría es falsa cuando los hechos no encajan con la teoría. Paul Johnson establece en el 29 de mayo de 1919 el inicio de la Modernidad, cuando las mediciones permitieron comprobar la influencia de la gravedad sobre un rayo de luz durante un eclipse solar. Esta demostración acabó con el universo newtoniano y dio comienzo a la era de la Teoría de la Relatividad, enunciada por un entonces extravagante jovenzuelo judío llamado Albert Einstein. Pero no bastaba con enunciar la teoría para comprarla, había que verificarla en en mundo real, cosa que sucedió durante el citado eclipse en mayo del año 1919. En este sentido, todos los días la realidad revela la falsedad de todas y cada una de las teorías de Irene Montero. Los hechos son incompatibles con los enunciados sobre la violencia de género que continuamente cacarean como un mantra las feministas que ocupan el gobierno y el Ministerio de Igualdad. En el caso de los últimos días, los hechos se han empeñado en ridiculizar el feminismo con particular intensidad.

Por un lado tenemos el asesinato de una niña a manos de su madre, sobre el que el Ministerio de Igualdad ha guardado un escrupuloso silencio. El papelón de los terminales mediáticos del feminismo gubernamental también ha sido notable respecto a este luctuoso suceso. Si un padre mata a su hijo el relato es completamente distinto que cuando una madre mata a su hijo. Como el hecho de que una madre mate a su hija no encaja en la teoría del feminisno sobre la viogen, hay que o bien ocultar el hecho o bien construir un relato delirante para intentar justificar una doble vara de calificar y medir. Evidentemente no todo el mundo es incapaz por completo de ver la realidad, por lo que además de silenciar los hechos o construir un doble relato es preciso reprimir a todo el que ose señalar que los hechos no encajan con la doctrina oficial.

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Adicionalmente, resulta que un diputado de Podemos ha sido acusado de maltrato por su pareja, lo que inmediatamente le ha costado el escaño pese a que el acusado niega la acusación, afirma que se trata de una denuncia falsa y sugiere que se trata de una estratagema de su pareja para quedarse con la custodia de sus hijos y la vivienda familiar. La justicia poética estriba en que el diputado podemita ha sido devorado por su propia doctrina del hermana yo sí te creo. ¿No estábamos en que las denuncias falsas no existen? ¿No había que acabar con la presunción de inocencia de los hombres? Pues en el  caso de que sea inocente, disfrute usted ahora de todo lo que ha estado defendiendo, señor diputado.

El caso del diputado podemita evidencia asimismo el choque de la realidad con otro de los apartados del discurso feminista. Supuestamente, la violencia contra las mujeres es una violencia genérica e ideológica. Es decir, una violencia de un género contra otro y por un motivo ideológico. Por eso hay que silenciar la violencia intragénero. Pero por eso también resulta incompatible la teoría con el caso del hipotético maltratador podemita. Es decir, la teoría es que la violencia contra la mujer es una violencia ideológica, la violencia ideológica de la derecha, la Iglesia, el capital y el heteropatriarcado. Por consiguiente, para acabar con la violencia hacia la mujer hay que conseguir que todo el mundo sea izquierdista. Es por esto que hay que adoctrinar en los colegios a los niños en el progresismo desde pequeños y  esto  se justifica por la necesidad de acabar con la violencia de género. Ser de izquierdas no puede ser optativo porque la gente que mata a las mujeres es gente con ideas de derechas. ¿Qué hacemos entonces con el diputado de Podemos? Si le reconocemos el derecho a la presunción de inocencia acabamos con el hermana yo sí te creo. Si asumimos que es culpable estamos reconociendo en cambio que hacernos todos progresistas no sirve para acabar con la violencia de género.

No sólo es que los hechos desmientan el discurso feminista, sino que deslegitiman la supuesta causa de su obligatoriedad. Como revisar la teoría queda descartado, la única salida es negar los hechos o pretender que el diputado podemita era en realidad un derechista infiltrado. Es la realidad en estos tiempos oscuros la que tiene que amoldarse a las teorías. En 1919 con una demostración científica se marcó el inicio de la Modernidad, pero esta Modernidad ha significado el fin del racionalismo científico y el inicio de una era de ideologismo cuyo parecido con la realidad, como en las películas de ciencia ficción, es mera casualidad. Como dijo Felipe González hace unos días verdad es lo que la mayoría diga que es la verdad. Para saber si la gravedad afecta a la luz tenía que haberse votado, no haberse organizado un trabajoso experimento de medición para el que hubo que esperar un eclipse de sol. O dicho de otro modo: si la verdad es lo que decide la mayoría, y la mayoría decide el gobierno, la verdad es lo que dice el gobierno. No discuta usted al gobierno, que es la verdad, discuta la realidad.

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Un comentario

  1. Esta tipa es lo mas infame, mediocre e indigno que nos ha caido en España.
    Todos los que no están de acuerdo con sus chorradas malignas la acusan de haber alcanzado su puesto por acostarse con el «jefe». Yo no lo creo. El «jefe» se podrá acostar con quien le dé la gana y las tendrá (dado su cargo), mucho mejores que ese manojo de tendones con dientes de ogresa y arrugas en la frente como surcos en el campo recién arado.
    En mi opinión, han elegido a esa piltrafa por eso. Porque es una piltrafa medio idiota y que desconoce la palabra dignidad. Es lo mejor que han encontrado para repetir como un papagayo todo lo que le mandan, por absurdo y antipopular que sea, quedando después ante la opinión pública como un muñeco del pim pam pum, recibiendo insultos y vejaciones de cada cual, y supongo yo que tapándose la cara cuando salga a la calle (si no es en su coche oficial y con buena policía de paisano). La gente está que trina, porque se ha pasado no veinte, si no cien estaciones, de cualquier propuesta asimilable por un público normal.
    Pero como dije otra vez, vomitar treinta toneladas de mierda sirve para que, si despues se quitan un par, el resultado quede aceptado y poco a poco se vaya adormeciendo a la gente hasta el punto de que acaba aceptando las treinta.
    Pero al principio hace falta un ser así, como la Irene, desprovisto de cerebro, de dignidad y de verguenza.
    Me dan mucha pena sus hijos.

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