La inexistente brecha salarial de 5.927 euros en Navarra

No es por alarmar a nadie, pero con las nuevas leyes antibulos Navarra Confidencial podría acabar siendo el único medio de comunicación operativo en la Comunidad Foral y uno de los pocos que quedaran en pie en toda España. Así, por ejemplo, somos uno de los pocos medios que, frente a los pseudomedios y las máquinas del fango, nos dedicamos a negar la existencia de la brecha salarial de género. Una brecha que, sin embargo, dan por supuesta casi todos los medios, partidos y sindicatos. Hasta ahora no pasaba nada, pero mucho cuidado como se empiecen a tomar medidas contra la publicación de noticias falsas. En realidad, la supuesta existencia de la brecha salarial es la prueba de que ya tenemos una especie de dictadura incluso antes de la aprobación de las nuevas leyes sanchistas contra la libertad de prensa. No es que falten argumentos para negar la brecha de género en los salarios, lo que falta es valor para atreverse a sostener un punto de vista que desentone con el discurso dominante obligatorio. Si para evitarse problemas y reproches hay que tragarse la existencia de la brecha salarial, no sólo se traga sino que se inicia una carrera por ver quién es más campeón en la lucha contra la brecha. Lo de menos es que exista o no, lo importante es poner cara de luchador.

Lo que dicen los últimos datos de la Encuesta de Estructura Salarial de 2022, relativos al año 2022, es que el salario medio de las mujeres en Navarra es de 26.033 euros, mientras que el de los hombres es de 31.960 euros. O sea, que las mujeres cobran 5.927 euros menos al año y por tanto no es discutible la brecha, el machismo y la batalla épica que los políticos y la mayoría mediática dicen librar. ¿Pero realmente no podemos discutir esta brecha salarial?

Como puede apreciarse en los datos del INE, las horas semanales promedio trabajadas por los hombres son 34,3 frente a las 29,4 que trabajan las mujeres. O sea, que hay una brecha salarial pero es que también una brecha en horas trabajadas. No es machismo. No se cobra distinto por el mismo trabajo. Las mujeres cobran menos en promedio porque también en promedio trabajan menos horas. Igualar salarios exigiría por tanto igualar también las horas de trabajo.

Existe además otro evidente problema. Si tomamos los salarios de 10 hombres y 10 mujeres, calculamos los respectivos promedios y los comparamos, que obtengamos cifras distintas no significa que haya una brecha salarial o una discriminación de unos u otros. Es decir, en el grupo de los 10 hombres podemos tener un piloto, dos arquitectos, tres oficinistas, un abogado, un periodista y dos repartidores. Para que la comparativa fuera válida, en el grupo de las 10 mujeres tendría que haber también una piloto, dos arquitectas, tres oficinistas, una abogada, una periodista y dos repartidoras, o en caso contrario la comparativa no es homogénea y estamos comparando manzanas con peras, o plátanos con melocotones.

Todo lo anterior evidencia que para obtener el dato de la brecha salarial se toman sin más, groseramente, los datos brutos del salario medio de los hombres y el salario medio de las mujeres, sin tener en cuenta factores fundamentales como las horas trabajadas o la igualdad de los trabajos comparados. A igual trabajo e iguales horas trabajadas, los salarios serían los mismos. Es más, es que sería absolutamente ilegal otra cosa. Por otro lado, si las mujeres realmente cobraran un 25% menos por realizar el mismo trabajo y trabajando las mismas horas, entonces no existiría el paro femenino. Nadie contrataría a un hombre pagándole 31.960 euros si para hacer exactamente lo mismo pudiera contratar a una mujer por 26.033 euros. No hay empresario en el mundo que tenga más amor al heteropatriarcado que a los beneficios, y en todo caso las empresas que contrataran hombres no podrían competir con las que contrataran mujeres para hacer lo mismo por menos salario. No obstante lo cual resulta extraordinariamente difícil encontrar medios o partidos que se atrevan a cuestionar la brecha salarial, plantear todo esto y exponerse a ser tachados de machistas, fascistas y retrógrados. Menos mal que la nueva ley de prensa obligará a dejar de difundir bulos como el de la existencia de la brecha salarial y castigará como es debido a todos los responsables de difundir esta confusión.

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