Ya lo sabíamos: el gobierno de Pedro Sánchez miente siempre. Pero ayer batió todos sus récords. No es casualidad que el día para batir todas sus marcas fuera el mismo en que salió a la luz la trampa para poner en la calle a Txapote y otros asesinos de la ETA. Además se produjo la confluencia de este sucio hecho con la resolución de la Audiencia Provincial de Madrid respaldando al juez Peinado y su investigación de Begoña Gómez. Hay caso. Por lo menos hay hechos que, independientemente de la calificación legal que puedan merecer más tarde, merecen ser aclarados e investigados. La portavoz del gobierno, Pilar Alegría, compareció ayer para informar sobre estos dos hechos exponiendo de forma flagrante una sarta de mentiras. Tanto que hasta al diario El País o La Sexta no les ha quedado otro remedio que afeárselo. Así de burdo fue todo.
La portavoz de Pedro Sánchez no sólo mintió de forma clamorosa respecto a la resolución de la Audiencia Provincial de Madrid en lo tocante al caso Begoña, sino también respecto a la reforma legal que va a permitir excarcelar de manera inmediata a pistoleros etarras como Txapote. Así, por ejemplo, la portavoz del gobierno aseguró falsamente que la reforma legal viene obligada por la necesidad de incorporar a la legislación española una directiva europea, y que la reforma aprobada es sustancialmente idéntica a otra aprobada por Rajoy en 2014.
Obviamente es todo mentira. La reforma sería innecesaria si no incorporara elementos nuevos. De hecho, lo que hizo el gobierno de Rajoy fue introducir una enmienda en sentido exactamente contrario al buscado por la enmienda sanchista. Lo que se hizo en 2014 fue precisamente evitar que los etarras pudieran beneficiarse de una rebaja de penas.
Por lo demás, también es falso que la legislación europea, al menos hasta ahora, obligue a computar las penas distinto que como se viene haciendo. Al revés, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha avalado reiteradamente, pese a los recursos de los etarras, la actual forma de computar las penas a los terorristas en España. No existe por tanto obligatoriedad alguna por parte de ninguna norma europea para poner a Txapote en la calle de forma inmediata. Todo el mundo sabe además que la excarcelación de Txapote es una consecuencia de los pactos de Sánchez con Otegui y no de la legislación europea.
La portavoz de Sánchez también mintió flagrantemente al asegurar que la reforma introducida para liberar a Txapote se encontraba avalada por unanimidad por el Consejo de Estado. Pilar Alegría se refirió a un informe del Consejo de Estado del 16 de diciembre de 2023, cuando es evidente que la enmienda introducida a la reforma para excarcelar a Txapote es muy posterior y no aparecía en la redacción avalada por el Consejo de Estado. El gobierno y el PSOE son ya un auténtico festival de la mentira.
La conclusión de todo lo anterior es que este gobierno no debería durar un día más en la Moncloa. España no merece un gobierno que miente, que diría Rubalcaba. Que además miente flagrantemente y continamente, sin el menor disimulo. Pero es que además mentir no es ya lo más grave. Lo más grave es que este gobierno, precisamente este gobierno de la mentira, lejos de avergonzarse y rodar cabezas lo que pretende es aprobar una ley mordaza, de la mano de partidos que vienen de la Eta o que apoyan a Maduro, para perseguir, acallar y reprimir a todos los que le critican y le llevan la contraria. En vez de dejar de mentir, este gobierno pretende decidir lo que es verdad, que por supuesto será lo que diga el gobierno, si no por ser verdad al menos por ser indiscutible. Odiar la verdad, pretender convertir a las parejas o hermanos en intocables, sacar a Txapote a la calle e instaurar una autocracia es todo lo mismo. Una cosa va llevando a la otra y todas confluyen. Todas van cayendo como fichas de dominó una vez derribada la primera barrera moral y democrática. Nos encontramos ante una auténtica emergencia nacional y democrática. No se podía esperar otra cosa de unos socios como los que tiene este gobierno ni se podía esperar otra cosa de alguien dispuesto a que su presidencia dependiera de estos socios.
