Ser mejor es ofrecer mejores resultados. En fútbol diríamos que ser el mejor es ser el que gana más. Ganar es el resultado de jugar mejor al fútbol, salvo que jugar mejor al fútbol deje de significar algo. Para perder no hace falta jugar bien. El que dice que pierde siempre jugando bien es un farsante. A la manera de jugar que te lleva a ganar más es a lo que llamamos jugar bien. Otra cosa no tiene sentido. Alguien puede jugar mejor en un partido y perder por mala suerte, pero si el árbitro no está comprado seguramente eso sucede porque no había un gran desnivel (uno no pierde 14-0 por mala suerte) y eso pasa en un partido. No se pierden 100 partidos seguidos por mala suerte sino por jugar desastrosamente peor que los demás. El equipo de fútbol que mejor juega seguramente no es uno de tercera división que juega muy bien pero que no gana nunca, con la teoría de que jugar bien es distinto que ganar eso sin embargo podría pasar. Podríamos perder siempre con Nadal y pensar sin embargo que jugamos mejor que Nadal, si pensamos que ganar no es el resultado de jugar bien. He perdido pero he jugado mejor es consuelo de perdedor si pasa una vez. Si pasa mucho eres un llorón además de un perdedor.
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Pese a lo que pudiera parecer, intentamos hablar en este escrito de Educación. Concretamente, el dato es que en España cada vez hay más agresiones sexuales y cada vez entre gente más joven. ¿Qué boniatos tiene que ver esto con que el que mejor juega al fútbol es el que más gana y con la educación tradicional? Pues todo, ¿acaso no es evidente?
Las agresiones y abusos sexuales entre menores se han triplicado en la última década
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— Diari ARA en castellano (@araencastellano) September 8, 2022
Retrocediendo unas décadas, alguien determinó que todos los problemas del mundo, empezando por los sexuales, eran culpa de la educación, concretamente de la educación tradicional. Si había matrimonios infelices, hijos traumatizados, familias desunidas, violaciones y violencia intrafamiliar, todo era culpa de la educación, de la educación tradicional. Consiguientemente, era preciso implantar una nueva educación, basada en otros principios y valores, o en la destrucción de los valores tradicionales, para acabar con todos esos males cuya fuente no podría ser otra que los principios y valores tradicionales.
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Hete aquí sin embargo que, como señalábamos, cada vez crecen más las agresiones sexuales entre los jóvenes. O sea, cuando se decidió demoler la educación tradicional, al año siguiente, o cuatro años después, aún podía decirse que si las cifras empeoraban era que todavía no había dado tiempo a que los nuevos principios de los nuevos modelos educativos hubieran desplegado todos sus efectos pero, a la vista de los malos resultados, ¿cuál es la excusa ahora tras décadas de esfuerzos para demoler la educación tradicional?
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¿Han desaparecido las violaciones, las agresiones sexuales y la violencia intrafamiliar? ¿Hay más seguridad? ¿Son mucho más felices ahora las familias desestructuradas que las familias tradicionales? ¿Hay menos suicidios? ¿Se venden menos ansiolíticos y antidepresivos? ¿Está más despejada cada vez la agenda de nuestro psicoterapeuta particular?
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La comparación introductoria con el fútbol resulta pertinente porque si resulta absurdo separar el juego de los resultados, y decir que el que mejor juega es un equipo que pierde siempre con todos lo demás y compite en novena división, igualmente no tiene sentido pretender que la educación va por un lado y los resultados de la educación por otro. No vale decir que el mejor método de estudio no es el que consigue mejores notas, que tenemos una educación mejor que la tradicional pero que cada vez hay más agresiones sexuales y más violencia y más infelicidad, y cerrar los ojos a la evidencia de que cuanto más jóvenes y más educados sólo en los modernos modelos educativos, más agresividad y más infelicidad. No sólo es que la educación tradicional parece ya bastante claro a estas alturas que funcionaba mejor, sino que era tradicional precisamente porque funcionaba mejor. Si las alternativas a la educación tradicional no se habían convertido en tradicionales era simplemente porque funcionaban peor. ¿Cuál es la alternativa a una sociedad cada vez más agresiva, desestructurada y desencantada? No cambiar algo por otra cosa que funciona peor. Volver a lo que funcionaba mejor. Volver a la tradición.
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2 respuestas
Buen artículo. Me ha recordado a mi pasado en la universidad, en el último año empecé a dudar si había escogido una buena carrera viendo el comportamiento de mis profesores funcis, la falta de seriedad cuando algunos profesores no aparecían por las clases durante meses, lo del profesor de la asignatura de Oficina Técnica fue de juzgado de guardia ¡Menudo sinvergüenza!. EL tiempo me ha dado la razón, nunca he trabajado en el campo en que me formé (creo que ninguno de mis compañeros de promoción lo han hecho) y si no me hubiera ido a UK un año para aprender inglés hoy no tendría el patrimonio que tengo. Añadan que me quede en el paro con 50 años, me tuve que poner a estudiar de nuevo pero esta vez decidí estudiar francés, en poco tiempo entré de nuevo en el mercado laboral pero seguí estudiando francés hasta conseguir una acreditación buena. Gracias a ello mis ingresos anuales ya superan al 80% de los asalariados españoles. Todo con sacrificio, esfuerzo y una buena educación lo más alejada posible de euzkaltzaindia.
Me he molestado en leer el programa Skolae,ese tratado de brujería pergeñado por mentes trastornadas.Confío en la dejadez de los profesores “fruncís” o en que el alumnado se lo tome a risa.En otro caso,Dios nos coja confesados…