La cuestión de confianza no es de confianza

Puigdemont insiste con su exigencia de que Pedro Sánchez se someta a una cuestión de confianza. A estas horas la repuesta del PSOE es “mañana”. Ese “mañana” que mañana todos sabemos que volverá a ser otra vez mañana y así para todos los días. La cuestión es hasta qué punto Puigdemont va a insistir en este asunto y hasta dónde realmente quiere llegar.

Para empezar, no obstante, no querer someterse a la cuestión de confianza es ya reconocer que se ha perdido la confianza. Si cuentas con la confianza, no dejas pasar la ocasión de presumir de ello y de la fortaleza de tu bloque. Aquí ademas se produce una situación peculiar, y es que a la Mesa del Congreso le pueden pedir impulsar esa cuestión fuerzas que suman una mayoría absoluta en la cámara. No se trata por tanto como cuando se impulsa una moción de censura sin la mayoría suficiente de una maniobra testimonial, sino que aquí se produce una minoría aritmética real. Rechazar o paralizar la cuestión de confianza es por tanto un reconocimiento implícito de que el gobierno ya no tiene la confianza de la mayoría suficiente para gobernar. Cuando un gobierno democrático se encuentra en tal situación lo lógico es convocar elecciones, o asumir la anormalidad de una democracia en que el gobierno gobierna sin el apoyo de la mayoría parlamentaria.

Tras toda esta cuestión nos encontramos sin embargo de fondo un laberinto presupuestario., Si Puigdemont realmente pretendiera echar a Sánchez, lo que se podría intentar es una moción de censura, no una mera cuestión de confianza que someterse a ella o no es un decisión potestativa de Sánchez, ¿pero quiere realmente Puigdemont acabar con la presidencia de Sánchez?

El dilema que tienen delante Sánchez y Puigdemont es de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Los socios de Sánchez saben que en el momento en que aprueben los Presupuestos habrán perdido casi toda su capacidad de presionar al ocupante de la Moncloa. Aprobando ahora unos Presupuestos y prorrogándolos los próximos años, Sánchez no tendría ya problemas para terminar la legislatura en 2027. Tal vez no podría legislar, pero eso básicamente le daría lo mismo. Si Puigdemont le aprueba los Presupuestos a Sánchez, sabe que ya se queda sin palancas para hacer presión. Obviamente el PSOE seguiría necesitando a Pugidemont para sacar leyes adelante, pero perfectamente se puede quedar 2 años más en el poder sin legislar y hablando de Franco. Una vez investido y con unos Presupuestos aprobados, a los socios de Sánchez se les agota la capacidad de chantaje. Salvo que estén dispuestos a vender a su electorado una moción de censura que le pueda entregar el gobierno a una coalición PP-VOX.

¿Qué es lo que realmente busca Puigdemont con esta cuestión? ¿Derribar a Sánchez? Lo que puede más bien estar buscando es una excusa para no apoyar los Presupuestos de 2025. Si Sánchez se niega a someterse a la cuestión de confianza, Junts tendrá un pretexto razonable para no apoyarle los Presupuestos, y un gobierno sin Presupuestos es mejor para Puigdemont porque un gobierno sin Presupuestos es más débil y dependiente que un gobierno con Presupuestos. Pedro Sánchez tendrá que acelerar y materializar sus claudicaciones o prometer nuevas claudicaciones ante Junts, o gobernar en absoluta precariedad, sin Presupuestos y sin legislar, pero no parece previsible que acabar con Sánchez y traer al poder al PP y VOX sea lo que tenga ahora mismo en la cabeza realmente el prófugo Puigdemont. Sánchez en represalia puede ralentizar el problemático concierto catalán. Visto desde fuera, se debilita el gobierno y se debilitan también los apoyos del gobierno. Dicen que un gobierno débil es malo para el país pero puede que no. Si un gobierno es malo por lo menos que sea débil. Que un gobierno además de malo sea fuerte es mucho peor.

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