Parece que hay quien se cae del caballo camino de Damasco, y parece que también hay quien lo hace camino de París. Tal debe ser el caso del empresario Martin Varsavsky, que después de ser testigo en primera persona de la violencia desatada por bandas de inmigrantes africanos tras la final de la Champions, no sólo ha reconocido este problema y ha empezado a exigir un control de la inmigración y la adaptación de los inmigrantes, sino que ya muestra notables signos de preocupación por el balance de iglesias que se cierran y mezquitas que se abren en Francia. ¿Pero acaso le puede importar esto mucho a alguien que no sea francés, ni creyente, ni del Real Madrid?
En Francia se pierde una iglesia cada dos semanas y abre una mezquita cada dos semanas. https://t.co/0xbe1ke5sO
— Martin Varsavsky (@martinvars) June 1, 2022
Por lo menos Varsavsky parece que ha atado los cabos y ha concluido que sí, que cerrar iglesias y abrir mezquitas no es una cuestión que sólo repercuta sobre los cristianos y los musulmanes. Esto implica todo un modelo de sociedad que avanza y todo un modelo de sociedad que retrocede. Nuestra sociedad se asienta sobre unas bases que no pueden cambiarse sin que cambie la sociedad. Nuestra sociedad no sería posible sin esas bases. Donde no existen esas bases no hay sociedades como la nuestra y las bases que están sustituyendo a las nuestras dan lugar a modelos no sólo muy distintos del nuestro, sino también mucho menos deseables, y lo son porque no somos nosotros los que vamos a otros lugares en busca de ese modelo, sino que es la gente que huye de otros lugares con ese modelo la que nos lo está trayendo. Por lo menos, si poco a poco van cambiando las bases de nuestra sociedad por las bases de otras sociedades, interesa preguntarse antes si nos interesa vivir en el tipo de sociedades que tienen esas bases, ¿o creemos que dejando que las bases de otras sociedades sustituyan a las nuestras podremos conservar nuestro tipo de vida o dejar de adoptar el de esas otras sociedades?
X
Desde luego el momento de preguntarse lo que queremos es ahora, porque una vez que las bases hayan cambiado, de hecho bastante antes, ya no será optativo elegir las bases. ¿O son elegibles esas bases en los países en las que son culturalmente dominantes? Valores como la libertad o el respeto a los derechos naturales de la persona, ¿es casualidad que broten en las sociedades de cierto tipo y no en las sociedades de determinado otro tipo?
X
El colmo de esta paradoja es que las bases de nuestra cultura están siendo socavadas por gente que precisamente viene huyendo del modelo de sociedad que brota de esas culturas. Sin embargo, cambiar las bases de nuestra sociedad por las de los lugares de los que huyen sólo puede traer como consecuencia que esto se convierta en aquello de lo que huyen, y que el lugar de refugio o de oportunidades se convierta en un lugar como aquel del que huyen para buscar oportunidades o refugio. Por lo menos ellos podían venir aquí para huir de aquello, ¿pero dónde escaparemos nosotros cuando todo esto también se convierta en lo mismo que aquello?
X
x
Un comentario
Si hay algo que caracteriza a nuestra sociedad, es la difusión de las noticias y de las opiniones a través de los medios sociales y la comunicación por internet. Ya hace años que conservo dos comunicaciones que me impactaron. Una era de una médico libanesa huida a Estados Unidos. Desde aquí narraba su sufrimiento en el Líbano, como mujer formada médicamente, y del peligro que se avecinaba para occidente con la política buenista de descontrol a la emigración. La que más me impactó fue la del arzobispo de Mosul, Emil Shimoun, que data quizás de hace unos diez años: «Nuestro sufrimiento es un preludio del que vosotros, cristianos europeos y occidentales, sufriréis en un futuro inmediato». Y es lo que precisamente hoy es una realidad en Europa en general y en España en particular. El Islam no dice que todas las personas sean iguales, y menos si son mujeres, nuestros valores no son sus valores. Aquel refrán «de donde fueres haz lo que vieres» no se cumple. Si lo cumplieron los españoles y otros europeos que como emigrantes se desplazaron, pero las actuales emigraciones quieren destruir la civilización que en Europa se construyó a partir del siglo XI. e imponer la suya, que es de la que huyen.