Ikurriña sí, española no. Pero no en la ETB, sino en TVE

El Conquistador del Fin del Mundo es una especie de reality de la ETB que ha conseguido cierta notoriedad en la CAV, liderando las audiencias de la cadena. Si Telecinco tenía el Sálvame o Gran Hermano, la ETB tenía el Conquistador. A tal punto ha triunfado el modelo que la ETB lo ha exportado a TVE incluyendo a Julián Lantzi, el presentador.

Que las televisiones copien o importen y exporten los formatos de los programas más exitosos es moneda común. De hecho, casi nada de lo que vemos en un canal suele ser original de ese canal. No vivimos tanto en la era de la innovación como en la de la repetición, da igual que hablemos de política, cultura o televisión. Cuando un programa triunfa en un canal, el canal de enfrente contraprograma con un programa, una serie o un concurso casi igual. Una vez más esto mismo sucede igual en política que en televisión, contribuyendo al pensamiento único y a una cierta unidad real en la aparente diversidad.

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Es por esto que los pequeños cambios en el copiado de los formatos no suele pasar inadvertido. Más aún cuando el cambio, como en el caso del Conquistador, es un cambio significativo. Concretamente, el cambio más llamativo es que en la ETB la bandera de los conquistadores era la ikurriña. Si el formato se hubiera copiado tal cual, lo lógico hubiera sido que la bandera de los conquistadores en TVE fuera la bandera española. Sin embargo, TVE ha preferido usar una bandera negra.

Por supuesto estamos ya todos demasiado maleados a estas alturas como para poder pensar que algo en televisión pueda ser inocente. Ni es inocente la afición a la ikurriña en la ETB, ni es inocente la desafección a la bandera española en TVE. ¿Por qué ganan los nacionalistas? Por muchas razones. Porque donde gobiernan los nacionalistas es mucho más fácil (y menos peligroso) vivir siguiéndoles la corriente que enfrentándose a ellos. Porque ser nacionalista en España normalmente es algo lucrativo, mientras que enfrentarse al nacionalismo normalmente o no tiene premio o cuesta dinero. Y por supuesto porque los nacionalistas están orgullosos de su bandera mientras que nosotros frecuentemente nos avergonzamos de la bandera de España. Entre el equipo de los orgullosos y el de los avergonzados y nadie elige el de los avergonzados y acomplejados. Puede que a veces el orgullo no tenga ningún motivo, puede incluso que el orgulloso tuviera motivos de sobra para vivir avergonzado, pero vivir acomplejado y avergonzado a menudo tampoco tiene motivos y lo que no tiene seguro es ningún glamour. Ellos avanzan y nosotros retrocedemos. Con el marco que les hemos dejado formar, ¿acaso cabe otra opción?

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