El 20 de noviembre es un día que podría pasar para muchos sin mayor pena ni gloria si no fuera porque es el día en que murió Franco. El día en que murió en la cama en un hospital público de Madrid, para decirlo todo. O sea que ni la izquierda trajo la democracia acabando con la dictadura franquista ni se inventó la sanidad pública, para ser más explícitos. El caso es que con motivo de esta fecha no faltó algún elemento residual que aprovechó para llevar a cabo algún acto de exaltación a la figura de Franco, lo que a su vez desató la indignación de la izquierda y la exigencia de responsabilidades, sanciones y acciones penales. En aplicación de la Ley de Memoria Histórica a Franco no se le puede exaltar. Lo que no está tan claro según la Ley del Embudo es que no se pueda exaltar a los terroristas de ETA, o que la izquierda se indigne con estas exaltaciones lo mismo que con las de Franco. Claro que aquí ya es casi imposible exaltar a ETA, no porque no haya actos de exaltación a Eta y a los etarras, sino porque prácticamente no hay nada que se considere ya un acto de exaltación a ETA y se persiga como tal.
HOMENAJE de SORTU en el patio de la casa de cultura de Estella al fallecido Jesús María Bergaretxea, "Manix", presunto colaborador del comando Nafarroa⬇️
Es MUY grave que se cedan espacios municipales para honrar a quienes han estado tan cerca de ETA y han apoyado el terrorismo. pic.twitter.com/3m43bhsQZ7
— COVITE (@CovitePV) November 22, 2022
Lo que denuncia COVITE va sin embargo un paso más allá, aunque tampoco en estos tiempos sea ya nada anormal (anormal en el sentido de infrecuente). No es ya que se lleven a cabo actos de exaltación a etarras (el entorno etarra no glorifica normalemente a nadie que no sea etarra), sino que esos actos se lleven a cabo en locales públicos municipales.
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Bildu alcanzó en 2020 la alcaldía de Estella mediante una estrambótica moción de censura, en pleno confinamiento, en la que Bildu cosechó el apoyo de Geroa Bai y dos tránsfugas del PSN. Tampoco pidamos a un partido que exalta etarras y los llama presos políticos que sea muy escrupuloso a la hora de gobernar de la mano de unos tránsfugas. Tampoco sabemos si llamar tránsfugas a los tránsfugas del PSN que apoyaron a Bildu o sólo adelantados a su tiempo, y ni siquiera muy adelantados.
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El problema es que el relato etarra, que no sólo implica el blanqueamiento de los terroristas sino el embarramiento de la democracia y las fuerzas de seguridad, para igualar a las víctimas y los verdugos, a los defensores de la democracia y a sus enemigos, sea ya una cosa no sólo tolerada sino acogida en las instituciones y hasta bendecida con el sello del gobierno y de la Agenda 2030. Si pactas con la gente que justifica los ongi etorris a asesinos de socialistas, o llama presos políticos a los asesinos de socialistas, estás a un paso de llamar fuego amigo al asesinato de socialistas. Si a cambio del poder nominal (y nada más que del poder nominal) tragas con todo eso hasta con los que han asesinado a los tuyos, como para pedir firmeza cuando los asesinados no han sido de tu partido.
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