El Chupinazo ha dado inicio a los Sanfermines de 2023 con el colorido, estruendo y entusiasmo popular habitual, también con la habitual ikurriña y la pancarta de los presos que la minoría de siempre impone a todo acto festivo, deportivo, lúdico o cultural, como hemos visto en el ciclismo. Luis Sabalza, el presidente de Osasuna, ha disparado el cohete este año en que se ha demostrado que no hay igualdad en el mundo del fútbol. No es que Osasuna lo haya hecho todo bien, pero las comparaciones son odiosas. Entre las anormalidades del momento que estemos aquí contándolo, ya que otros años la redacción de Navarra Confidencial inicia sus vacaciones justo el 6 de julio, pero Pedro Sánchez también nos ha trastocado los planes a nosotros. Este año comenzaremos las vacaciones más tarde, el 1 de agosto, y volveremos el 4 de septiembre. Por lo menos tenemos este mes para contarle al presidente lo que pensamos de su adelanto, que por otra parte y pese a sus prácticas caprichosas y marrulleras daremos por bueno si así nos lo quitamos de encima un poco antes. De este modo este año daremos noticia también de las cosas que sucedan en Sanfermines, sin tener que esperar a un recuento a la vuelta de vacaciones. La anécdota del Chupinazo la ha puesto Sabalza al quemar el pañuelo en el momento de lanzar el Chupinazo, por la insidia de una brasa sin duda enviada por al UEFA que ha caído en el momento del encendido de la mecha. Ese pañuelo chamuscado ya es único y entrará a formar parte del museo de Osasuna, cuando haya museo. Felices Sanfermines a todos.