El empresario-comisionista Víctor de Aldama ha declarado hoy ante el juez de la Audiencia Nacional haciendo públicos pagos de cientos de miles de euros al ministro Ábalos, a Koldo García y a otros cargos del PSOE a través de mordidas. Uno de los cargos del PSOE señalados por Aldama es Santos Cerdán.
Santos Cerdán ha declarado respecto a estas acusaciones que son absolutamente falsas, que el PSOE va a denunciar a Aldama, que no tienen credibilidad, que debe prevalecer el derecho a la presunción de inocencia y que no conoce de nada a Aldama ni ha estado nunca con él.
El problema con estas acusaciones, como en el caso Bárcenas, o como en cualquier trama delincuencial, es que el acusador casi nunca es un santo, sino alguno de los implicados que quiere declarar para no comerse él todo el marrón. Por supuesto Cerdán, Pedro Sanchez, el hermano de Pedro Sánchez, Begóna Gómez o Iñigo Errejón gozan de presunción de inocencia, pero lo mismo que M.R. o todos los señalados en su día por Bárcenas, otro delincuente al que el PSOE dio credibilidad al empezar a cantar.
No se ha caracterizado Santos Cerdán por ser un moderado a lo largo de los últimos años. Así, no ha tenido por ejemplo reparos en hablar de Feijóo como de «el gran padrino de la mafia», encargado en el PP de “tapar la corrupción”. Hay de momento sin embargo tantas condenas por corrupción contra Feijóo o contra Mariano Rajoy como contra Cerdán. Naturalmente en el futuro próximo esto puede cambiar, puede que a favor de Rajoy Feijóo. Santos Cerdán puede reclamar con razón la presunción de inocencia en el ámbito judicial, lo que no puede pedir Cerdán en el campo político es el respeto que nunca ha tenido él.
Respecto a Aldama, por lo demás, la cuestión es que a estas alturas parece claro que a su alrededor existía una evidente trama que implicaba a algunos de los principales cargos del PSOE y colaboradores de confianza de Pedro Sánchez. Abalos o Koldo García no tienen menos derecho a la presunción de inocencia que Santos Cerdán, pero no parece sencillo pretender que todas las cosas que dice Aldama son meras fantasías sin pruebas ni base alguna en la realidad. Naturalmente puede que Koldo García sea culpable y Cerdán inocente, o que todos sean en su día declarados culpables, o inocentes, pero tan o tan poco creíble es Aldama cuando señala a Santos Cerdán como cuando señala a Koldo García.
La parte positiva para todos los socialistas implicados en casos de corrupción es que resulta difícil concebir un escenario en el que finalmente resulten condenados, como se ha podido ver en el caso de los ERE de Andalucía. De nada sirven las sucesivas condenas y recursos ante jueces y magistrados no nombrados por el PSOE, ni por ningún partido, cuando al final todo depende de un Tribunal Constitucional en el que magistrados nombrados por el PSOE anulan las condenas a los condenados por corrupción del PSOE.
Lo que sucede es que alrededor de Pedro Sánchez ya no queda prácticamente nada ni nadie que no se encuentre bajo sospecha. Políticamente hace tiempo que todo el entorno del “one” huele a cangrejo podrido. Todo lo cual resulta particularmente poco ejemplar cuando Sánchez y sus socios llegaron al poder a través de una moción de censura en la que llevaban la lucha contra la corrupción por bandera. El hermano de Pedro Sánchez y su mujer ya están imputados, lo mismo que Koldo García, Abalos o el mismísimo Fiscal General del Estado. ¿Cómo de lejos queda una posible imputación del propio Pedro Sánchez o Cerdán? ¿Dimitirían entonces? ¿Que queda ya de aquella bandera de la moción de censura contra la corrupción?