Ayer tuvo lugar un nuevo ataque de Irán sobre Israel, y decimos nuevo porque ya hubo un ataque anterior de Irán a Israel, también con misiles, el pasado mes de abril, en represalia por un ataque anterior de Israel contra un anexo del consulado iraní en Damasco (Siria), en el que murió un alto jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán. Todo sucede con la guerra en Gaza (seguramente en su fase final) como telón de fondo y con la apertura por parte de Israel de un nuevo frente en el Líbano, desde donde hace tiempo le venían lloviendo a Israel los cohetes de Hezbolá.
Desde luego es preciso reseñar en primer lugar que los ataques con misiles de Irán nada tienen que ver con los de Hezbolá o en su momento con los de Hamás. Los de Irán son misiles mucho mucho mayores, mucho más sofisticados y que vienen desde mucho más arriba y desde mucho más lejos. El ataque de Irán en abril, precisamente, sirvió para probar las defensas israelíes y comprobar la escasa eficacia de los drones y misiles crucero iraníes, casi todos interceptados por el sistema defensivo israelí Iron Dome. Otra cosa fueron los misiles hipersónicos. Se trata de misiles balísticos que en un primera fase llegan hasta las capas altas de la atmósfera, después planean y, finalmente, caen desde muy arriba, muy verticalmente y muy rápidamente sobre sus objetivos, a velocidades superiores a mach 5, lo que hace muy difícil su interceptación. En este segundo ataque sobre Israel, Irán parece haberse centrado en el uso de este tipo de misiles, con bastante éxito por lo visto para superar la barrera defensiva de misiles israelíes.
Aunque las noticias ciertas de momento son preliminares, el hecho es que Irán parece haber tenido un éxito importante en cuanto a la capacidad de superar las defensas antimisil israelíes, pero no tanto a la hora de causar daños apreciables. Es decir, seguramente estos misiles iraníes no tienen la precisión necesaria para poder realizar un ataque quirúrgico. El bombardeo más importante y efectivo en cuanto a consecución de impactos parece haberse producido en la base aérea israelí de Nevatim, que ya fue atacada en abril. Sin embargo, todo el ataque iraní parece haberse saldado con unos pocos daños materiales y una sóla víctima mortal, irónicamente un palestino residente en Jericó al que le cayó del cielo el resto de un misil. Eviten ver el vídeo si creen que puede herir su sensibilidad.
Los israelíes también aprendieron del ataque de abril y parece que estaban atentos, probablemente apoyados por inteligencia estadounidense, al lanzamiento de los misiles desde Irán. Como evidencia la actividad de sus aviones cisterna, pusieron a salvo en el aire a su aviación antes de recibir en suelo los misiles del ataque iraní.
No parece por otro lado que nos encontramos ante un ataque enloquecido de Irán. No se lanzaron indiscriminadamente misiles sobre las ciudades israelíes lo que explica la ausencia de víctimas más allá de la citada, al menos a la hora de redactar este escrito. Se intentó por ejemplo atacar el cuartel del Mossad, enclavado en un campus en una zona urbana, pero lo suficientemente apartado por dicho campus como para permitir un ataque selectivo. El hecho es que los misiles iraníes tampoco parecen haber sido numerosos ni capaces de impactar, por suerte sin víctimas, más que en los alrededores del edificio. Todo indica que Irán no quiso provocar una gran masacre y trato de ser selectivo pese a la espectacularidad visual del ataque.
Si volvemos una vez más al ataque de abril, tampoco en aquella ocasión hubo un ataque indiscriminado iraní, ni una respuesta indiscriminada israelí. La respuesta israelí, en realidad, fue destruir el antiaéreo principal del complejo militar iraní de Isfahán, en el centro del país. Pese a lo limitado del ataque el mensaje era tan claro como sutil: podemos atacar con absoluta precisión y un sólo misil el punto más defendido en el corazón del país, de hecho el antiaéreo encargado de defender ese punto. Imagináos lo que podríamos hacer en un ataque a gran escala. También es una forma de decirles a los líderes iraníes: sabemos dónde vivís y podemos hacer lo mismo allí.
¿Qué hará ahora Israel? ¿Cómo responderá a esta escalada con Irán? Desde luego sólo podemos especular, pero quizá y ojalá se repita el escenario de abril. Israel puede atacar Irán, pero no puede destruir u ocupar Irán. Dese luego sí puede provocar un grave daño a Irán. No es probable sin embargo que las grandes potencias anden buscando la desestabilización de la zona. EEUU puede contener en gran medida a Israel, como ya hizo en abril. Israel a fin de cuentas, pese a su poder militar, depende en gran medida de los suministros y municiones de los EEUU, por lo que no podría sostener en el tiempo una guerra en solitario. Israel a su vez ya tiene un frente abierto en Gaza y otro en Líbano. Políticamente también dependen los israelíes del apoyo internacional de los países occidentales. Ninguno de los aliados de Israel está ya cómodo con los sucesos de Gaza como para extender la guerra hacia Irán, e Irán a su vez ha evitado lanzar un ataque indiscriminado provocando una masacre para lanzar un mensaje de fuerza, pero no haciendo inevitable una represalia automática a gran escala. Ni siquiera Rusia está muy interesada en una guerra que involucre a Irán, ya que actualmente depende para la guerra en Ucrania de los suministros de Irán. China por su parte lo que quiere es comerciar y dar salida a su producción industrial sin que una guerra ponga en peligro el comercio de petróleo del Golfo Pérsico o el tráfico naval en el Canal de Suez.
Puede vencer la visceralidad, pero el ataque ha sido más espectacular que devastador (un sólo muerto y por mala suerte) y hay razones para confiar también en una cierta contención de las partes por convicción o presión. ¿Qué sería además ganar la guerra, si deciden iniciarla, para Irán o Israel? ¿Hay algún escenario viable al que alguno de los dos le pudiera llamar ganar? Esperemos que llegue la inteligencia donde no llegue la humanidad. Toda la zona está pidiendo a gritos algún tipo de acuerdo de paz general.