La violencia importada no deja de ser noticia porque por un lado ya se nos ha hecho tan cotidiana que no resulta llamativa, pero por otra parte su intensidad es creciente lo que exige su regreso una y otra vez bajo el foco. En este caso la noticia del día es la detención en Francia de un yihadista de origen marroquí y nacionalizado español, que aparte de ser protagonista de múltiples noticias y detenciones en los últimos años, ahora se revela como el autor de los asesinatos de 3 agricultores, dos de ellos navarros.
Aparte de estos crímenes, el historial de este asesino importado indica lo cerca que pudimos estar de una enorme desgracia en los Sanfermines de 2019, cuando el sujeto fue detenido por la Guardia Civil conduciendo un camión cosa que ya había sucedido también en 2016 en Irún. El asesino trabajó como camionero, lo que le facilitaba el acceso a los vehículos de gran tonelaje, pero no era casual su presencia en las fiestas de Pamplona. A Allal El Mourabit ya se le habían encontrado para aquellas fechas vídeos en ensalzando y justificando los atentados de Niza en los que los yihadistas provocaron una masacre arrollando a la multitud en camión. Lo terrible es que cuando fue detenido en aquellos Sanfermines ya había sido detenido previamente. No se puede decir que el asesino no haya ido enviando señales sino que el sistema las ha despreciado durante años ignorando la seguridad de los ciudadanos.
Con todos los antecedentes, detenciones y condenas existentes a sus espaldas, al asesino se le había colocado una tobillera localizadora con la que no obstante andaba en libertad antes de sus últimos 3 asesinatos. Un día se quitó la tobillera y desapareció, dejando 3 cadáveres en su itinerario homicida hasta reaparecer ahora en Francia, se trataba de agricultores de 68, 80 y 84 años a los que atacó con un machete cuando estaban solos e indefensos en su huerta.
La información publicada indica que Allal El Mourabit ostenta la nacionalidad española, aunque no se indica en qué momento la obtuvo. Sea como sea la multitud de antecedentes vuelve a poner de manifiesto el paraíso penal en el que se ha convertido Europa en general y España en particular. Que el gobierno desproteja a los ciudadanos es algo más que un asunto perteneciente a la página de sucesos, y esa desprotección es evidente porque cada vez hay más violencia en las calles y más inseguridad. La alarma social es creciente pero no por culpa de los medios, sino a pesar de ellos que en general son cómplices de una mentalidad negacionista, en virtud de la cual hablar del problema es racista y hay que silenciar o minimizar el problema. La forma de gobernar del sanchismo, despreciando a diario el estado de derecho, cuestiona la legitimidad democrática del gobierno, pero cuando un gobierno no es además capaz de proteger a sus ciudadanos se produce algo casi peor que la ilegitimidad del gobierno, que es la inutilidad del gobierno.
La primera de las cosas que tiene que asegurar un gobierno es la seguridad. Tan es así esta evidencia que o existe un gobierno o existe la ley de la jungla. No es posible la civilización sin dejar atrás la ley de la jungla. La gente acaba apostando por soluciones drásticas que después escandalizan a algunos cuando la alternativa es la inseguridad total y la vuelta a la barbarie. Esos mismos que tanto se escandalizan después suelen ser los mismos que previamente han permitido establecerse a la barbarie. Un gobierno que no nos protege no es ya que sea ilegítimo, es que es inútil. Aunque los partidos progresistas nunca hablen de seguridad, salvo para ponerse del lado de los delincuentes, Sanidad, Educación o pensiones no son viables en lugares donde al hospital se llega con un machetazo o impera la barbarie. ¿Cuántos más yihadistas como el hoy detenido pululan por nuestras calles? ¿A cuántos se les ha regalado o se les va a regalar la nacionalidad española? El próximo que detengan, ¿cuántos antecedentes acumulará también a sus espaldas? Lo único seguro es que el gobierno tampoco hará nada hoy al respecto. Como mucho llamará xenófobos a todos los que le exigen proteger menos a los delincuentes y más a los ciudadanos.
