Poco se ha hablado en los medios durante los últimos días del caso de Ana Urchueguia, la relativamente conocida en su día alcaldesa socialista de Lasarte, además de juntera y senadora en su larga carrera política desde mediados de los 80. El caso es que recientemente ha sido condenada por corrupción a 18 años de inhabilitación, tras haber llegado a un pacto con la Fiscalía al admitir que malversó dinero público durante 9 años, siendo alcaldesa. Urchueguia cometió delitos continuados de prevaricación y malversación de caudales públicos por valor de varios millones de euros durante años pero hete aquí que, como denuncia Santiago Cervera en su columna del Noticias, resulta que la ilustre alcaldesa socialista es una de las discretas beneficiadas de la eliminación del delito de malversación con la que el PSOE ha pagado el apoyo de sus socios malversadores y sediciosos. A Urchueguia, en virtud de la reforma del delito de malversación y un pacto con la Fiscalía, sólo le han caído 18 intrascendentes años de inhabilitación, porque ya está retirada de la política, y una ridícula multa de 2.160 euros.
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El PSE ha suspendido de militancia de forma cautelar a Urchueguia, lo que por otra parte resulta a partes iguales inútil e hipócrita. No puedes fulminar el delito de malversación y después intentar presentarte siquiera como un mediano perseguidor de los malversadores. Mucho más grave de hecho es semi-eliminar el delito de malversación que un caso de malversación. Si lo de Urchueguia está mal, ¿qué legitimidad tiene para condenarlo el partido que ha provocado su práctica impunidad? ¿Por qué la que se cuestiona no es la militancia de quienes han decidido acabar con el delito de malversación?
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En este mismo sentido no sorprende que una vez más queden frustradas las esperanzas de algunos de que la UE fuera a hacer algo al respecto. ¿Qué va a hacer la UE contra el gobierno de España por haber dejado en nada el delito de malversación? Pues cubrir a Sánchez de millones para que pueda intentar comprar todos los votos que haga falta para ganar las elecciones. El dinero de los fondos europeos engrasa la maquinaria electoral del PSOE pero no es que la UE no haga nada al respecto, sino que su dinero está para eso.
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No seamos ingenuos, el dinero de la UE a Sánchez nunca ha peligrado porque lo dedicara a esto o lo otro, o porque lo repartiera sin control, o porque dinamitara la separación de poderes, o porque eliminara el delito de malversación creando un océano de impunidad para la corrupción, o porque indultara a los delincuentes con los que necesitaba asociarse para gobernar. Todo eso a la UE le da igual. Ya empezamos a entender cómo funciona la UE. ¿Saben con qué sí hubiera podido peligrar la llegada de más dinero de la UE? Con una sentencia provida del Tribunal Constitucional. Sánchez sin embargo es una garantía para la UE de que una sentencia de ese tipo nunca se pueda producir. Sánchez no tiene ningún miedo de la UE porque sabe bien lo que de verdad la UE no le toleraría y lo que esta delegación de la Agenda 2030 realmente espera de él.
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