El suicidio de la derecha alemana

No hace falta intervenir Alemania ni que el tribunal constitucional alemán anule las elecciones como en Rumanía. Ya se interviene la derecha popular alemana ella solita. Los alemanes se han equivocado al votar y han votado mal, pero no pasa nada. Aparentemente podría haber un problema para la izquierda, porque la mayoría absoluta en el parlamento alemán son 316 diputados y la derecha alemana suma 359, pero da igual porque el partido popular alemán renuncia él mismo a que gobierne la derecha. Si los populares alemanes renuncian en aplicación del “cordón sanitario” a los 151 diputados de AfD, entonces ya sólo se puede gobernar dependiendo de los socialistas pese a que estos han cosechado un castigo brutal y sólo representan el 16% de los votos. Pero da igual, la izquierda siempre sigue mandando, como en una dictadura pero sin el como. Las alternativas son o que gobiernen los socialistas o que haya un gobierno que dependa de los socialistas. La pregunta es cómo llamar a toda la gente de derechas que acepta jugar en este marco, ¿genios? También cabe preguntarse hasta que punto sigue existiendo la democracia si se acepta este marco.

Está claro que en Alemania existe una clara mayoría social y electoral de derechas, a la cual se le ha impuesto un marco en virtud del cual esa mayoría social nunca se puede traducir en una mayoría política de gobierno. Al menos en Alemania los socialistas han mantenido una cierta coherencia, negándose a pactar con la extrema izquierda, claro que es una negativa vaporosa dado que para ser canciller Olaf Scholz tampoco necesitó a la extrema izquierda, ¿qué hubiera pasado si la hubiera necesitado? Por otro lado, Scholz ofrece a su apoyo a los populares alemanes para que no necesiten pactar con AfD, frente al “no es no” de Sánchez a Rajoy. En este sentido el cordón democrático en España todavía resulta más demencial. Es decir, el PSOE puede pactar con todo lo que tiene a su izquierda, sin límites, hasta con partidos liderados por golpistas prófugos de la justicia o condenados por secuetro, mientras que el PP no puede sumar mayoría con los partidos a su derecha. Las condiciones son por tanto absolutamente asimétricas. Por otro lado, si el PP las acepta, la pregunta es qué tiene entonces el PP en la cabeza.

Sea como sea, tanto en España como en Alemania se está alentando en torno al llamado “cordón sanitario” un auténtico fraude democrático. Para llegar al poder en una democracia, típicamente lo que hace falta es ganar las elecciones. Sin embargo, esto no le basta ya a la derecha. Por supuesto para poder gobernar la derecha tiene que ganar las elecciones y sumar más diputados que la izquierda, pero la izquierda se ha atribuido el poder, y parte de la derecha lo ha aceptado, de poder cancelar una parte de los votos de la derecha. De este modo es imposible en la práctica que gobierne la derecha. Por el contrario, llamamos democrático a un marco en el que la izquierda puede gobernar aunque no gane nunca las elecciones. Por supuesto la izquierda puede gobernar si gana las elecciones, pero si no las gana da lo mismo, porque saca de la suma una parte de los votos de la derecha y entonces la derecha pierde la mayoría y ya sólo se puede formar un gobierno que dependa de la izquierda. Hay que cancelar a los partidos racistas y homófobos como AfD aunque su líder sea una lesbiana con una pareja inmigrante. Vivimos en un mundo en el que pesa más que la realidad el etiquetado.

El cordón sanitario alemán debe servirnos de reflexión a los españoles porque también aquí puede producirse, incluso más intensamente, un fraude democrático similar. Podemos enfrentarnos a una mayoría parlamentaria que de ningún modo refleje la realidad social. Esto es lo que pasaría, si como decíamos, VOX obtuviera por ejemplo 50 diputados, la izquierda los cancelara y el PP aceptara esa cancelación. Esto supondría en la práctica que la izquierda podría gobernar con 176 diputados, pero la derecha tendría que obtener 226 diputados. Es decir, el PP tendría que obtener 176 diputados por sí mismo aparte de los 50 de VOX, o sólo podría haber gobiernos de izquierda o gobiernos condicionados por la izquierda. La derecha no podría gobernar con la mitad más uno de los votos sino que necesitaría el 65% de los votos. Por delirante que parezca la derecha popular alemana lo ha aceptado, ¿será más inteligente la derecha popular española?

Por supuesto la izquierda juega con otra baraja y además podría a lo mejor cancelar también a los diputados populares madrileños, ya puestos, por considerarlos sospechosos. El cordón sanitario es olvidarse de las elecciones y la democracia y ver cuántos diputados te quedan después de que la izquierda te cancele los que quiera. Votar se convierte así en un mero trámite carente de contenido. En Alemania, siendo la situación ligeramente más leve, a lo que vamos a asistir es a una victoria aparente de los populares y a un mero cambio de sillones, que no de políticas. Sale el socialista Scholz y entra el “popular” Merz, pero dependiendo de los votos de Scholz. ¿Cómo va a rectificar entonces Merz los errores de Scholz? ¿Hay algún escenario en el que no gane el SPD? El único escenario en que se puede derrotar a los socialistas, en España o en Alemania, es volatilizando su marco mental.

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