Como suele suceder desde que vivimos instalados en la turbulencia permanente, ha pasado bastante inadvertida la noticia de que el Gobierno foral ha adoptado un acuerdo por el que se autoriza la creación del Instituto Navarro de Inversiones (INI), concebido “como una herramienta más para ampliar el apoyo al desarrollo económico de Navarra y dirigido a proteger, dar seguridad e impulsar al tejido productivo de esta comunidad”. Se prevé que el INI (con el mismo acrónimo que el famoso Instituto Nacional de Industria creado por el franquismo) se encuentra plenamente operativo ya para 2023.
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El INI nace como consecuencia de lo suscrito en los acuerdos presupuestarios firmados por el Gobierno de Navarra y EH Bildu, y se configura “en base a un modelo de Banco Público de Desarrollo”, como un instrumento de transmisión de la política económica del Gobierno de Navarra mediante el apoyo financiero “a las políticas estratégicas de desarrollo económico y social definidas en el seno del Gobierno”, por supuesto “en línea con los objetivos de desarrollo sostenible”.
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La consejera de Economía y Hacienda, Elma Saiz, ha recordado que una de las características del INI será que sus decisiones individuales de inversión serán tomadas por un Comité de Inversiones integrado exclusivamente por profesionales independientes sin presencia de representantes del Gobierno.
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El gobierno foral ha subrayado el especial interés de un organismo como el INI a la vista del Plan Next Generation – EU y del Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia, ya que el INI sería un instrumento óptimo para dar cauce a la llegada de todo ese dinerito europeo.
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Como todo el mundo sabe, este INI es una exigencia de Bildu que vendría a ser como una SODENA paralela. De hecho, el INI se integrará también con SODENA en el CPEN. Si algo es lo mismo pero se duplica o es sólo para fastidiar al contribuyente o es para repartirse el dinero entre dos facciones del gobierno. En este sentido de poco sirve que la consejera diga que las inversiones las decidirá un comité de expertos. Y el comité de expertos, ¿de quién depende? ¿Quién lo nombra? ¿Entre quiénes se nombra? Estamos ya muy resabiados los españoles con los comités de expertos de los gobiernos. Y Bildu, ¿tiene tanto interés en crear una SODENA paralela para que después sea independiente? Como si además SODENA fuera independiente y apolítica. Como si no tuviéramos memoria de DAVALOR o no nos encontráramos sumidos en pleno proceso de HIRIKO 2. Si es que además a Bildu es lo que lo caracteriza, crear órganos que reparten los presupuestos bajo criterios perfectamente objetivos sin amiguismos, eso sí distinguiendo entre imprescindibles creadores de la construcción nacional y enemigos de la nación vasca y de Bildu. Seguramente más sentido tendría, al menos para el contribuyente, liquidar SODENA que duplicarla; el doble de sentido, probablemente.
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Lo que no se le puede negar al gobierno es que este es un momento maravilloso para crear un órgano como este y dar cauce a las millonadas que la progresía europea nos manda a paletadas, a costa de llenar el continente futuras legiones de ahorradores y contribuyentes euroescépticos. Habrá que repartir toda esa pasta con el rigor que se merece, o sea en base a una estricta valoración de un abultado historial de pérdidas e incompentencia, la ecosostenibilidad, la imprescindible euskaldunización, la memoria, el feminismo y la fraseología vacía más disruptiva de cada proyecto.
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