El fin de la pandemia en las acciones de Moderna

Sin duda existen muchas formas posibles de medir o intentar aproximarse a la realidad y concretamente a la situación en la que se encuentra el mundo respecto al COVID y la pandemia. Por supuesto una de esas formas es escuchar lo que dice el gobierno y atender a las fuentes oficiales. De todas las formas de intentar saber lo que pasa esta se ha demostrado durante la pandemia que es precisamente la más inadecuada. Pero hay otras formas. Desde luego tenemos el criterio de los médicos y científicos, aunque con un par de problemas de por medio. Primero que lo bueno que tienen los que saben es que, precisamente por eso, a veces cuesta seguir sus explicaciones y sus razonamientos sin tener un conocimiento mínimo de aquello de lo que están hablando. No hablemos del problema que se presenta para los ignorantes cuando los que saben no tienen un criterio unánime, a ver cómo decide el que no sabe cuál de los dos que saben es el que está equivocado. En segundo lugar los expertos y los que supuestamente saben experimentan una merma importante de credibilidad cuando forman parte de algún tipo de órgano, portavocía o comité de asesoramiento gubernamental. Los expertos del gobierno no tienen otra misión que refrendar lo que hace el gobierno. La fe que se puede tener en los expertos del gobierno es la misma que se puede tener en el propio gobierno.

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Pero hay otras formas de aproximarse a la realidad.

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Además del gobierno, el criterio de los que saben o todo lo que para bien o para mal se publica en las redes, existe un criterio que no deja de ser interesante que es el de los mercados.

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Los mercados, por ejemplo, comenzaron a desplomarse en anticipación al COVID allá por mediados de febrero de 2020, mucho antes de la celebración del 8M, mucho antes de que el gobierno español se enterara de nada. O no se enteraba de por qué los mercados se estaban desplomando o, peor aún, ni siquiera se enteraba de que los mercados se estaban desplomando. Como si lo que hacen los mercados financieros internacionales no fuera importante. Como si el mundo del dinero no soliera manejar buena información.

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Es por ello que, entre todas las cosas que en este momento podríamos revisar para tratar de entender en qué punto se encuentra la pandemia ahora mismo, más allá de los datos de ocupación UCI, las defunciones o los contagios, que por supuesto son datos muy relevantes, no deja de resultar curioso ver lo que está haciendo en bolsa una empresa como Moderna.

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Como todo el mundo sabe a estas alturas Moderna es junto con Pfizer una de las dos grandes empresas que han suministrado al mundo de vacunas ARM contra el COVID. El caso de Pfizer es más complicado de analizar porque Pfizer es un gigante farmaceútico con muchas más ventas en muchos otros campos aparte de la vacuna del COVID, lo que puede distorsionar la forma exacta en que la pandemia afecta a la empresa. Por el contrario, Moderna es una empresa que, aparte las meras expectativas de otras vacunas basadas en la tecnología ARM, básicamente depende de su vacuna contra el COVID. Es decir, existe una interrelación casi directa entre la pandemia y cómo le van las cosas a Moderna.

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La buena noticia, como puede observarse en la gráfica, es que las acciones de Moderna tocaron techo en junio de 2020 con un precio de 449 dólares la acción. Desde entonces, el precio se ha venido desplomando constantemente y ahora mismo las acciones de Moderna cotizan a 149 dólares.

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Lo que se deduce de la evolución de las acciones de Moderna es que la amenaza del COVID, al menos respecto a la magnitud pasada, queda atrás y por tanto el gran negocio de Moderna con el COVID también ha quedado atrás. De cara al futuro las acciones de Moderna cotizan ahora con unas expectativas bastante moderadas. O por lo menos eso es lo que valora el mundo del dinero con la información que maneja. Que suele acertar bastante y que en este caso era lo que teníamos la curiosidad de averiguar.

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