Nadie tiene muy claro por qué Pedro Sánchez ha convocado tan aprisa y corriendo las elecciones en pleno verano. Desde luego existen varias razones discernibles, como abortar el debate interno dentro de su partido tras los malos resultados, o volar un gabinete al que le queda poco tiempo pero en el que no puede quitar a quienes quisiera, sin olvidar la idoneidad del momento para pillar a un competidor electoral como Podemos en plena crisis existencial. ¿Pero explica esto totalmente la decisión?
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Muchos observadores, tanto dentro del PSOE como fuera, admiten que no tienen ni idea del impacto electoral que puede tener la decisión de Sánchez de convocar a los votantes en lo más crudo de la canícula, lo que les conduce a preguntarse si es que Sánchez lo sabe. No está claro que un presidente que al parecer desconocía el desastre electoral que se le avecinaba en las elecciones locales haya adquirido de pronto superpoderes electorales para prever un escenario que el resto desconoce. En este sentido las hipótesis son que está haciendo algo extravagante justamente porque ya sabe lo que le va a pasar siguiendo el procedimiento normal, a ver si algo inesperado conduce a un resultado inesperado, o que nos encontramos ante un gobernante tipo Calígula. O sea, que no tiene sentido lo que hace y tampoco por tanto intentar buscarle a lo que hace una explicación racional.
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Sea como sea, es un hecho objetivo que la decisión de Sánchez va a generar diversas molestias e inconvenientes para votar a cientos de miles de españoles, desde los que van a estar fuera de su domicilio por vacaciones a los que van a tener que acudir por sorteo a las mesas electorales (180.000 titulares y mas de 300.000 suplentes). Todo ello por no mencionar la dureza de las condiciones climatológicas en algunos lugares y la incidencia que esto pueda tener sobre la gente mayor. Pero a fin de cuentas se trata de adentrarse en un territorio relativamente desconocido que a lo mejor es precisamente lo que se busca desde Moncloa.
Feijóo critica que se convoquen elecciones el 23 de julio, pero él las convocó el 12 de julio en Galicia
Feijóo criticó el bono cultural del Gobierno, pero él lo puso en la Xunta de Galicia
El PP no tiene un proyecto, tiene ambición de poder pic.twitter.com/cGMQ2nJf2J
— José Zaragoza (@J_Zaragoza_) June 2, 2023
Las terminales de la izquierda, no obstante, se defienden de los ataques por la elección de la fecha alegando que también Feijóo convocó unas elecciones en julio. Desde luego no es lo mismo Galicia en verano que otros lugares de España, y aquella convocatoria en realidad fue una convocatoria para abril que, debido al confinamiento, se pospuso a julio buscando un momento valle entre ola y ola de baja incidencia del coronavirus. Como poco por tanto había unas circunstancias extraordinarias tras aquella convocatoria.
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Otra referencia pueden ser las elecciones autonómicas andaluzas el 19 de junio de 2022, en plena ola de calor. También en ese momento muchos analistas se preguntaban por la posible incidencia sobre la abstención de las calurosas condiciones climatológicas.
La campaña de las elecciones de Andalucía, en directo | Ministros y líderes nacionales se vuelcan con los candidatos en plena ola de calor en el empuje final de la campañahttps://t.co/WZWdm5xDTi
— 123 INFO ES (@123_INFO_ES) June 14, 2022
La mala noticia para la izquierda es que si en Galicia votando en julio la derecha obtuvo mayoría absoluta, en Andalucía el resultado de la derecha fue incluso mejor.
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Es decir, sin duda la decisión de convocar elecciones en julio va a generar una serie de molestias añadidas a muchos votantes, que quizá si tenían alguna duda le recuerden con su voto estas inconveniencias al presidente. Pero más allá de esto, no está claro que la convocatoria electoral en pleno verano o en período vacacional perjudique o beneficie a la derecha. Las observaciones preliminares partiendo de escenarios anteriores más o menos parecidos invitan a deducir que el votante de derechas es bastante inmune al calor y por lo menos tan resistente como el votante de izquierdas a los rigores del verano. Como siempre por otro lado acabará pasando lo que uno, multiplicado por muchos, haga o no haga para que pase o no pase. Un votante cabreado con el gobierno, no obstante, es posible que esté dispuesto a salvar muchos más obstáculos climáticos o burocráticos hasta llegar a la urna que uno satisfecho o indiferente.
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