Hace unos días nos llamaba la atención una información del Diario de Navarra en la que, entre los casos conocidos y los no conocidos, prácticamente todas las mujeres eran víctimas de la violencia de género y, consiguientemente, prácticamente todos los hombres eran agresores de género. Criminalización semejante contra un colectivo no se concibe, pero se está normalizando cuando de lo que se trata es de presentar al género masculino como un género terrorista. El artículo del Diario no sólo propagaba esta visión siniestra del género masculino, sino que asumía todas las premisas de la ideología de género como que las diferencias entre hombres y mujeres son meras construcciones sociales y culturales.
Con estos antecedentes, no puede extrañarnos mucho que hoy el Diario de Navarra anuncie de una forma positiva y alborozada el retorno obligatorio a los colegios del infausto programa SKOLAE, nunca por otra parte erradicado. Es más, el Diario de Navarra recuerda la obligatoriedad del programa y denuncia que una parte de los centros escolares navarros no lo están impartiendo. Hay días que el Diario de Navarra no le deja nada al Diario de Noticias. Cada vez parece que son más días.
A la hora de explicar en qué consiste SKOLAE, el Diario de Navarra se limita a repetir lo que SKOLAE cuenta de sí mismo, sin el más mínimo atisbo de juicio crítico. De todos modos ya sólo lo que SKOLAE cuenta de sí mismo en tono positivo resulta de lo más cuestionable, sin entrar en aquellas fichas de trabajo para los profesores en las que se proponían actividades para los niños como que se plantearan su género, si estaban seguros de él o del género que les atraía, o que se tocaran entre ellos con los ojos vendados para ver si notaban algo distinto según les tocara un niño o una niña, y que comentaran además dónde les había gustado más que les tocaran. Era todo tan maravilloso que había que imponerlo a los padres y los centros a sangre y fuego, no podía ser opciona tanto alborozol.
La película que ahora cuenta el Diario de Navarra es sin embargo mucho más rosa y edulcorada, aunque ya sea políticamente incorrecto hablar de tabúes como el rosa y el azúcar. Skolae, dice el Diario, “busca formar tanto al profesorado como al alumnado para incorporar la cultura igualitaria al aula y a la gestión del centro”. La cultura igualitaria ha de entenderse por supuesto como una entrega sin condiciones ni preguntas a la ideología de género o el lenguaje inclusivo. De este modo, no se pretende implantar sin más la libertad de elección, sino “fomentar el interés de las alumnas y de los alumnos por estudios y ramas de conocimiento donde estén infrarrepresentados”. ¿Y si los hombres y las mujeres eligen con libertad cosas distintas? ¿Por qué hay que obligar a los hombres y las mujeres a que les guste lo mismo? Si que les guste lo mismo es resultado de lo que eligen en libertad, pues estupendo, ¿pero por qué hay que reeducarlos para que elijan lo mismo sólo porque el gobierno o los woke han decidido que tiene que interesarnos lo mismo?
Por supuesto el Diario de Navarra describe como si tal cosa la necesidad de reeducar al género terrorista, irracional y violento, o sea el masculino, enseñándole a “desaprender el del modelo de masculindad hegemónica”. La necesidad de interiorizar el uso del lenguaje inclusivo, contra lo que recomiendan el sentido común y la RAE también en SKOLAE va incluido en el precio, uno de los objetivos del programa es “capacitar para el uso del lenguaje no sexista e inclusivo, tanto en el ámbito público como privado”.
No está claro si el Diario ha sustituido ya directamente por SKOLAE los estatutos en los que se defendían “los verdaderos sentimientos religiosos del país”, o el “orden social de la familia”, y si por tanto ya no se puede contar con el diario de Cordovilla para cuestionar que haya niñas con pene, o que todos seamos igual de guapas y guapos porque pensar que alguien es guapo o feo es también una construcción cultural. Los lectores del Diario de Navarra deben entender que la diferencia de belleza entre Melania Trump y Lalachús es meramente cultural y que si ya es tarde para que lo comprendan ellos aún hay tiempo para imponerles esta creencia a sus hijos. Que a sus hijos les guste Lalachús o el primo de Lalachús también es una imposición cultural contra la que SKOLAE y el Diario de Navarra no piensan cejar en el combate, evitando análisis críticos sobre “la gran diversidad de identidades masculinas y femeninas, los diferentes modelos de convivencia familiar, la gran diversidad existente en los procesos relacionados con la maternidad y la paternidad”.
No demos por perdido sin embargo al Diario de Navarra para toda la eternidad. Seguramente hay en su abrazo a SKOLAE menos convicción que ganas de evitar problemas y necesidad de estar a buenas con el poder que reparte la publicidad institucional. No se puede contar con el Diario de Navarra para que traiga vientos de cambio, pero cuando lleguen esos vientos no se puede descartar que se marquen un Zuckerberg con todas las de la ley.