El centrista acomplejado es el arma secreta de la izquierda española y francesa

¿Qué está pasando en Francia? El relato oficial y seguido pastorilmente por los grandes medios es que asistimos a una gran conmoción y algo así como una gran batalla entre el conjunto de todos los demócratas y la extrema derecha. Pero habría una esperanza. La unión de todas las fuerzas que creen en el bien podrían frenar a la oscura amenaza de Marina Le Pen. ¿Tiene sin embargo algo que ver la realidad con el relato oficial?

Veamos el mapa electoral que nos dejan las elecciones francesas. Apreciamos que efectivamente el partido de Le Pen supera el 33%. Es una amenaza “terrible”, pero el resto de fuerzas representativas rondan el 60%. Unanse todas ellas y gobiernen juntas para frenar al fascismo. ¿Es esto sin embargo lo único que podemos ver en el mapa? ¿O es una película para tapar una realidad mucho más evidente?

Una forma alternativa de interpretar el mapa electoral anterior es que el Frente Popular, la marca bajo la que se ha unido toda la izquierda francesa, sólo tiene el 28% de los votos. El otro 64% de los votos son votos de centro-derecha. O sea, el partido de Macrón, Ensemble, se encuentra en el Parlmento Europeo en el mismo grupo de Ciudadanos. Republicans es el partido de Sarkozy, y en el Parlamento Europeo forma parte del Grupo Popular. Y Agrupación Nacional es efectivamente el partido de Marine Le Pen, que por cierto no forma parte del mismo grupo europeo que VOX. Total, que todos ellos suman un 64% frente al 28% de la izquierda. ¿Cuál es entonces la película real frente al relato oficial?

El relato de que vienen los fascistas y los neonazis es la única forma de que la izquierda, con sólo un 28% de los votos, siga mandando siempre. El cordón sanitario es el invento de la izquierda para, excluyendo al 33% del electorado francés, seguir gobernando siempre. ¿Cómo puedes seguir siendo decisivo para gobernar teniendo sólo el 28% de los votos? Tachando de nazis al 33% de los electores. Da igual si son nazis o no. ¿Alguien se cree que el 33% de los franceses son nazis? La clave del asunto no es si de verdad el partido de Le Pen es neonazi, sino que sin ese relato la izquierda francesa se queda en la nada. La verdad le vale a la izquierda francesa, con su escuálido 28% electoral, mucho menos que una mentira que le puede mantener en el poder.

El problema, sin embargo, no es sólo que la izquierda mienta llamando neonazi al partido de Le Pen, sino que la derecha francesa le compre ese relato a la izquierda. De este modo, en vez de un mundo en el que la derecha podría gobernar y aplicar sus políticas con un 64% de los votos, la derecha se autocondena a un mundo en el que no puede gobernar más que de la mano de la izquierda, porque de esos 64 puntos porcentuales, la derecha renuncia a 33. La izquierda con su relato ha creado una realidad en la que es imposible un gobierno que no dependa de la izquierda. Solo puede haber o un gobierno de izquierdas, o un gobierno dependiente del apoyo de la izquierda. Esto es lo mismo que pretende el PSOE convenciendo al PP de que no pueda pactar con VOX. No existe por tanto amenaza fascista alguna. El cordón sanitario es sólo un invento para perpetuar en el poder a la izquierda o para hacer imposible un gobierno en solitario de la derecha, aunque la izquierda no tenga más que un 28% de los votos. Pero si parte de la derecha le compra el relato a la izquierda, la estrategia funciona.

Lo que observamos realmente por tanto en Francia no es una batalla entre el fascismo y los demócratas, sino la implementación de una estrategia política en virtud de la cual la izquierda, con poco más de 1 voto de cada 4, consigue sin embargo perpetuarse en el poder siendo para siempre determinante para el gobierno. ¿Cómo conseguir esto? Cancelando a un tercio del electorado. ¿Y cómo conseguir a su vez eso? Tachando de nazis o de lo que haga falta a ese tercio del electorado. No estamos ante una amenaza fascista. No estamos ante una batalla épica contra los neonazis. No es la derecha la que quema las calles cuando no le gusta un resultado electoral. Estamos ante el intento de cancelar a un tercio de la población para que la izquierda puedan mandar siempre. Estamos ante la banalización y la utilización mentirosa de la palabra “fascista” para manipular el resultado de las elecciones. Y todo ello sólo es posible tanto por la capacidad de manipulación de la izquierda como por el acomplejamiento de una parte de la derecha, que parece que se produce en Francia lo mismo que en España. De hecho, no desdeñemos el riesgo de que en España puede suceder en un momento dado lo mismo que en Francia. O sea, que habiendo una gran mayoría social de centro-derecha, alguien del perfil de Feijóo renuncie a formar gobierno si no es con la izquierda.

Resulta preciso añadir que donde sí hay antidemócratas, extremistas y partidarios de dictadores y regímenes autoritarios es en la extrema izquierda francesa. La amenaza real para la libertad no es Marine Le Pen, es el comunista Melenchon, admirador de Fidel Castro y su abominable dictadura, como Yolanda Díaz. Melenchón es también devoto de Hugo Chávez, como todos los podemitas. Los socialistas franceses, como los españoles, no tienen sin embargo problema alguno para pactar con la izquierda totalitaria. O con el islamismo, si hace falta. Los cordones sanitarios sólo le son aplicables a la extrema derecha. A la izquierda totalitaria se la homologa. No hay aliado lo bastante extremista como para ser cancelado si le puede dar el poder a la izquierda. La izquierda, con su eterna doble vara de medir, le impone límites a la derecha para pactar que no se aplica a sí misma.

Interesa ver cómo se desarrolla todo esto en Francia porque hasta cierto punto puede ser un espejo de lo que pase en España. Por otro lado, aunque en VIVA 24 participaron tanto Marine Le Pen como Giorgia Meloni (o Milei), lo cierto es que VOX no pertenece en el Parlamento Europeo al grupo de Le Pen, sino al grupo de Meloni. Es decir, existe una apreciable diversidad en la derecha actual, pero lo que existe también es, por un lado, la distinción entre tener diferencias o estar en la otra orilla, y por otra parte la falta de complejos para pactar con los que están en la misma orilla. El principal riesgo del centro-derecha es el centrista acomplejado, la persona que siente al mismo tiempo que no puede ser de izquierdas y vergüenza por no ser de izquierdas. Puesto que necesita la aprobación de la izquierda, es también una persona de la que la izquierda puede conseguir lo que quiera por llamarle o no llamarle fascista. Este perfil político del que renunciaría a pactar con el resto de fuerzas de la derecha en vez de con la izquierda es el arma secreta de la izquierda en Francia y España para evitar la alternativa. Si esta estrategia naufraga con el electorado de Francia será una noticia de alcance para España.

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2 respuestas

  1. Yo nunca votaría a un candidato de 28 años cuyo uno mérito es haberse follado a la sobrina de Marine Lepen. Un poco de dignidad ¡cojones! Aunque el actual primer Ministro francés nos lo presentaron con dos grandes activos, su juventud (parece ser que tener experiencia no importa mucho) y que era homosexual (una gran virtud ¿verdad? ¿Se imaginan que un candidato presumiera no solo de su heterosexualidad si no también de su promiscuidad militante? ¡Yo tampoco!

  2. Recordad que Fidel Castro prometió que en 18 meses habría elecciones democráticas en Cuba, llevan 64 años esperando. Hace tiempo que EEUU debería haber invadido Cuba como Rusia lo hizo con Ucrania solo que habría una diferencia muy importante, la reacción de los cubanos de a pie. Solo por ver la cara de la progrez occidental como si estuvieran oliendo mierda merecería la pena

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