Cuando un okupa marroquí con antecedentes y previamente denunciado asestó 20 puñaladas a Kayle Villar hasta matarla, esperamos en vano algún pronunciamiento oficial. Ni la presidenta del Gobierno de Navarra, ni el alcalde de Pamplona, ni el presidente del Gobierno de España, ni el Ministerio de Igualdad, ni ninguna asociación feminista, ni ningún colectivo trans tuvo a bien pronunciarse sobre este asesinato cruel. Ha sido el asesinato más silencioso y discreto en España de una mujer trans. ¿Por qué? Todos sabemos el porqué.
UPN ha tenido la ocurrencia de intentar sacar a las fuerzas de amor, pluralidad y progreso de su pasividad. A lo mejor es que no se pronunciaban porque no se les pedía que lo hicieran, pero lo harían si se les reclamaba una declaración. ¿Cómo iban a guardar silencio ante esta atrocidad?
Pues bien, el cuatripartito de progreso pamplonés ha rechazado emitir una condena institucional del reciente asesinato de Kayle Villar en la Rochapea. Ya no estamos ante un silencio pasivo sino militante. Se niegan a condenar.
Según explica UPN, “se escudan en que los técnicos han determinado que no era violencia de género ni un asesinato homófobo. Para nosotros es un asesinato muy violento en nuestra ciudad que requiere de una condena institucional. ¿Una persona con antecedentes asesta 20 puñaladas a una joven y no condenamos como Ayuntamiento? Nos parece inadmisible”.
Bildu, PSN, Geroa Bai y Contigo han rechazado la condena, sigue explicando UPN, “porque dicen que lo que buscamos es equiparar los asesinatos. Para nosotros, cualquier asesinato que ocurra en Pamplona debe tener una respuesta institucional. No tiene por qué ser la misma en todos los casos, pero sí vemos importante definir un marco de actuación institucional”. UPN ha lamentado profundamente que mientras otros ayuntamientos, incluso de fuera de Navarra, han condenado este asesinato, el de Pamplona, por voluntad de los que se llaman progresistas, haya permanecido en silencio. ¿Cuál es el criterio, se pregunta UPN y nos preguntamos todos, que tienen estos grupos para condenar unos asesinatos sí y otros no.
Está claro que para el PSOE y sus socios el criterio para condenar institucionalmente un asesinato no es el asesinato mismo, sino quién es el asesino y quién es el asesinado. Pues claro que se trata de equiparar los asesinatos. ¿O acaso hay asesinatos de primera y asesinatos de segunda? No puede haber asesinatos de primera y de segunda porque eso implica asumir que hay asesinos de primera y asesinos de segunda, o asesinados de primera y asesinados de segunda. ¿Qué le ha pasado a Kayle? ¿Que es una asesinada de segunda? ¿Que su asesino era de primera? A lo mejor quienes son de tercera o de cuarta son los partidos que nos gobiernan.
Lo que entretanto está claro es que aumentan las probabilidades de que mañana vuelva a suceder un asesinato como el de Kayle. Aumentan porque se niega el problema, y al negar el problema no se puede actuar contra él para resolverlo. La muerte de Kayle tiene unos responsables políticos. Habrá más muertes y el responsable penal será el autor material, pero esas muertes por culpa del negacionismo tendrán por inacción una responsabilidad política y moral.
Un comentario
Pero, no eran estos los que condenaban
«todas las violencias» ?. Prácticamente hay una regla general aplicable a la cultura woke: cuanto más razones aducen sus representantes para no condenar determinada acción, más grave y degradante es ésta.