Viva la anormalidad. Los trabajadores de Sunsundegui han llevado a cabo una jugada maestra para conseguir el apoyo de la sociedad a su causa: han elegido como su representante en el Consejo de Administración de Sunsundegui a Bixente Nazábal, el etarra asesino de Jesús Ulayar.
Para comprender el contexto de esta noticia primero hay que desplazarse hasta Echarri-Aranaz y retroceder hasta 1979, cuando un comando de ETA, al que pertenecía Bixente Nazábal, mata a tiros delante de su casa a Jesús Ulayar. La vida desde entonces en la localidad no fue un calvario que dejó marcados a los asesinos de Jesús Ulayar y sus simpatizantes, sino a la familia Ulayar. Nazábal sólo estuvo 16 años en la cárcel en este régimen inhumano y represor que se supone que es España, de modo que tal y como se temieron los hijos de Ulayar al final se lo han tenido que encontrar en la calle varias veces. Y no se trató precisamente de encuentros en los que Nazábal se acercara arrepentido y afligido a pedir perdón a los Ulayar. Salvador Ulayar, hijo de Jesús Ulayar, cuenta en su libro Morir para contarlo el desarrollo de los dos encuentros casuales que tuvo en la calle con el asesino de su padre. El el primero de ellos, en las fiestas del pueblo, yendo Ulayar con su mujer y su hijo de dos años, se encuentra por la calle con Nazábal y le llama asesino. Nazábal entonces le agrede a Ulayar, le da una patada en el pecho y sus secuaces le expulsan del lugar. Nadie de la localidad ayuda a Ulayar. En otra ocasión posterior el hijo de Ulayar se encontró a Nazábal en unos grandes almacenes y el etarra lo insultó y le hizo una reverencia mientras se agarraba burlonamente sus partes. Este el sujeto, ahora abogado, que los trabajadores de Sunsundegui han elegido como su representante.
Para seguir entendiendo la situación, hay que explicar además que Sunsundegui es una empresa cuyos estatutos prevén que los accionistas que ostenten al menos un 25% de la propiedad tengan derecho a un representante en el consejo de administración de la empresa. Esta es la vía por l a que Nazábal ha conseguido el puesto en el consejo de administración de Sunsundegui. Puesto que los trabajadores de la empresa tienen un 39% de las acciones, tienen derecho a elegir un representante en el consejo de administración y han elegido al etarra asesino de Ulayar.
El relato de la elección no deja de ser curioso, porque al parecer inicialmente había dos candidatos para representar a los trabajadores en el consejo. Nazábal era el candidato de los trabajadores afines a LAB, el sindicato de la izquierda abertzale, y la otra persona era el candidato del resto de trabajadores. ¿Cómo se impuso Nazábal? Existen dos versiones, una que dice que hubo una votación y se impuso Nazábal frente al otro candidato por unos pocos votos. Otra versión dice que, según el asesoramiento legal recibido, los trabajadores podían haber llegado a tener dos representantes, que no hubo votación y que el otro candidato se retiró por las “presiones” que recibió. Todo esto es lo que solemos llamar la enorme distancia que todavía existe entre que ETA haya dejado de matar y la normalildad.
Para terminar de entender la situación, o mejor dicho para entender lo incomprensible de la situación, falta por recordar la naturaleza zombi de Sunsundegui como empresa, mantenida artificialmente en vida durante muchos años con el dinero público de SODENA. Los últimos préstamos de SODENA a Sunsundegui se encontraban condicionados a un cambio en el consejo de administración que había llevado a la empresa a su penúltimo estertor. Fue precisamente ese último cambio el que permitió como se ha descrito la entrada en el consejo de administración de Nazábal. O sea, que para mayor recochineo fue la última entrada de dinero de todos la que facilitó la llegada del asesino de Ulayar al consejo de administración de Sunsundegui.
Desde luego los trabajadores de Sunsundegui no podían quedar en peor situación de cara a que una parte importante de la sociedad navarra, acaso todavía mayoritaria, pueda dejar de simpatizar con su causa en estos momentos tan difíciles para la empresa. Para esto por otro lado es para lo que acaba sirviendo el dinero público y el sacar los recursos de donde se genera riqueza para desviarla hacia donde se destruye. Finalmente todo esto sirve para recordar no sólo la oscura anormalidad de la que venimos, sino la anormalidad blanqueada en la que todavía seguimos viviendo.
