No se trata de una exclusiva. En realidad se trata de un asunto del que ya se ha hablado en algún momento. Pero sí es cierto que se ha hablado poco. De hecho, se trata de un asunto probablemente desconocido para el gran público. La revelación la llevó a cabo el mismísimo Xabier Arzalluz poco después de abandonar su cargo, en una entrevista concedida a la ETB en el año 2004.
En aquella entrevista, hablando de la Transición, Arzalluz confesaba que “Nosotros teníamos incluso armas, toda una partida de metralletas fabricadas por nosotros. No te puedes hacer la idea de lo fácil que es en este país fabricar una metralleta o cualquier cosa con toda la cantidad de talleres que hay, que muchos son de gente nuestra, una pieza este otra pieza el otro”.
Arzalluz no sólo refiere que el PNV contaba con un arsenal clandestino de metralletas, sino que había formado a una especie de milicia para su manejo, de modo que tenían armas y también gente dispuesta y entrenada para usarlas: “Habíamos traído de Venezuela a un especialista en turbulencias vamos a decir políticas que era nuestro, pero había estado allí trabajando con los americanos, para reunir a la gente joven y formarla, por tanto teníamos gente y teníamos armas”.
El ex presidente del PNV explicaba que aquella milicia se encontraba dispuesta “no para ninguna acción espectacular”, sino para actuar como freno “si aprovechándose de la situación creada hubiera bandas, o de extrema derecha o incluso de ETA, que intentaran en aquel momento apoderarse en la sorpresa o lo que sea de la situación”.
Xabier Arzallluz añade a toda esta confesión bélica y armamentística que “Yo tenía una pistolita clandestina que me regalo un portorriqueño cuando estaba yo en Madrid, una Colt por cierto, pero yo nunca maneje ninguna de esas armas”.
He aquí para su comprobación el fragmento de la entrevista en el que se desvelan todos estos extremos:
Como decíamos, no es un asunto del que jamás se haya hablado antes, de hecho Jaime Ignacio del Burgo, como diputado del PP, llegó a formular en el Congreso una pregunta al gobierno respecto a la existencia de estas armas. “¿Dispone el Ministerio del Interior de alguna información sobre las armas del Partido Nacionalista Vasco a las que se refirió Don Javier Arzalluz en la televisión vasca ETB?”. “¿Tiene el Ministerio la certeza de que las armas fabricadas por el PNV fueron destruidas? De ser así, ¿cuándo se procedió a su destrucción? ¿Dónde se hallaban depositadas? ¿Dónde y por quién se fabricaron?”. “De no poseer ninguna información, ¿se propone realizar alguna investigación?”.
El gobierno socialista de Zapatero dejó sin aclarar todas estas cuestiones, por lo que sabemos de la existencia de aquellas armas pero seguimos sin conocer cuál fue su destino y si fueron destruidas o quién tiene ahora esas armas. ¿Las sigue teniendo el PNV? Tener ilegalmente armas automáticas no sólo es un grave delito, sino una grave irresponsabilidad. ¿En qué manos pueden llegar a caer todas esas armas automáticas? ¿Las manos del PNV son por otro lado las más inocuas en que podían caer esas armas? Imaginemos que cuando ERC y Junts realizaron su declaración de independencia hubieran tenido en sus sedes arsenales de armas automáticas. ¿Sigue el PNV entrenando a militantes en el uso de esas armas si las sigue conservando? Y si no las conserva, ¿qué hizo con ellas? Un arsenal de metralletas no se puede abandonar sin más en una playa o junto a un grupo de contenedores. ¿Alguien se imagina si fuera un líder del PP o de VOX el que hubiera reconocido que el partido tenía un arsenal de metralletas y gente entrenada para usarlas? Pero el PNV es el PNV y todo el mundo necesita de sus escaños en algún momento, por lo que parece gozar de aparente impunidad y de una bula para no tener que dar ninguna explicación. Por otro lado estamos en lo de siempre. Lo anormal y lo que amenaza realmente la democracia es siempre lo que hay en el lado sanchista del muro. Lo que hay del otro lado del muro sanchista es la normalidad.