¿Dónde está Alvise?

Entre las cosas buenas que todavía le pueden pasar al sanchismo una de ellas es que la derecha se parta en 3, no digamos en 4. Esto no tendría mayor importancia si la derecha tuviera el 80% de votos, pero con el suelo que gracias a toda su potencia mediática tiene la izquierda, y con el voto cautivo en el mundo nacionalista, el hecho es que la derecha ya no podrá llegar al gobierno con un 44% de votos, como cuando había una sóla candidatura, y tendrá que tendrá que estar mucho más cerca del 50% para sacar a Sánchez de la Moncloa. Esto si no se desperdician los votos con candidaturas intempestivas.

En este sentido, cabe preguntarse qué fue de un tal Alvise Pérez que cosechó un notable éxito en las elecciones europeas, que consiguió hacerse con un puesto de europarlamentario, que había realizado grandes promesas sobre grandes revelaciones que iban a remover los cimientos del sanchismo, y que ahora parece tener bastante con mantener sus propios cimientillos o con mirarse el ombligo.

El problema con los partidos unipersonales es que valen tanto o tan poco como la persona que los encabeza. Lo que defiende el partido puede cambiar según el humor con el que se levanta ese día el líder supremo. Lo que se sigue es a la persona y no un conjunto de valores e ideas. La ideología de Alvise es el alvisismo, sea lo que sea eso. Quien vota a Alvise como mera forma de protesta, como podría votar al pato Donald o a Belén Esteban, corre el riesgo de frustrar un cambio real o de perpetuar al sanchismo. No en vano, el sanchismo impulsó la figura y el conocimiento de Alvise hasta las europeas para dividir el voto de la derecha. Pasadas las elecciones, Alvise ha desaparecido para el sanchismo. La última vez que Sánchez habló de Alvise fue la víspera de las elecciones europeas.

Por lo demás, la figura de Alvise ha supuesto sin duda una gran decepción para sus votantes. Alvise basó su campaña europea en la promesa de que necesitaba la inmunidad como eurodiputado para hacer una serie de revelaciones colosales que acabarían con el gobierno. Todavía estamos esperando esas revelaciones. Las revelaciones que se han producido, por el contrario, son algunas que a quien dejan bastante malparado es a Alvise. ¿Qué queda de Alvise sin sus revelaciones si detrás no había un programa, unos valores y unas ideas? No queda nada. Queda Alvise. Que al menos sirva de lección a todos quienes quieren acabar con el sanchismo para no volver a caer en la trampa de dividir el voto. Bastante justas pueden ir ya las cosas con solamente dos candidaturas en la derecha.