Cuando la ONU decía en 2001 que en 2020 no habría playas en el Mediterráneo y que en el norte de España sólo se verían palmeras

Una teoría es cierta cuando lo que predice se cumple. O, puesto por pasiva, una teoría es falsa cuando lo que predice no se cumple. Es decir, la Teoría de la Relatividad se hubiera ido al garete si en 1919 un experimento durante un eclipse no hubiera confirmado que la gravedad curva el espacio-tiempo y que la masa desvía la trayectoria de la luz. Una teoría al margen de los hechos no es una teoría, es un cuento, o una encuesta del CIS. Algo que no viene avalado por los hechos no lo podemos llamar una evidencia científica, pero si es que además algo queda desmentido por los hechos ya no puede ser ni una creencia. Por eso resulta sumamente llamativo lo sucedido con las predicciones de la ONU y el panel de 3.000 científicos del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) en el año 2001.

Lo cierto es que 22 años después resulta de lo más esclarecedor comprobar si se han cumplido o no las predicciones que el IPCC hacía en el año 2001. Entre ellas, por ejemplo, que “en el norte de España el paisaje está salpicado de palmeras”, que “los deltas del Rin, del Ebro y del Guadalquivir ya han desaparecido ahogados por la subida imparable de los mares”, o que “Amsterdam parece Venecia”.

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No sólo eso, las predicciones incluían afirmaciones como que “En Cádiz la subida del mar y la baja actividad de la corriente cálida del Golfo han convertido la provincia en un lugar permanentemente amenazado por lluvias torrenciales, inundaciones y riadas, dejando para el recuerdo cientos de kilómetros de playas paradisiacas. Algo similar a lo que ocurre en La Palma, Fuerteventura y Lanzarote”.

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Por lo que respecta a Galicia, “las islas Cíes y la de Ons han dejado de ser un paraíso ecológico del ocio. Sus orillas, a las que en otros tiempos llegaban cientos de embarcaciones cargadas de curiosos, han sido tragadas por las corrientes del Atlántico”.

El informe añadía que “la evaporación ocasionada por las altas temperaturas, la contaminación y sobreexplotación de sus aguas para regadíos, ha mermado los cauces del Ebro, Duero y Tajo hasta convertirlos en ríos prácticamente muertos”.

Además,  “1.600 millones de personas en todo el mundo pasan hambre. Justo el doble de las que estaban en iguales condiciones a finales del siglo XX”, y “la lluvia ácida ya había arrasado el 50% de los árboles en extensas regiones de Europa”. A modo de remate, en las animadas predicciones de la ONU las enfermedades tropicales, “como la malaria o el cólera”, se habrían normalizado en España en 2020 y nos estarían arrasando.

Todo lo anterior va mucho más allá de lo anecdótico. A quien haya no ya negado, sino siquiera cuestionado el calentamiento global antropogénico y apocalítico durante los últimos 20 años, se le ha perseguido como un hereje. Existe una auténtica dictadura política y mediática que impide dudar sobre los vaticinios de la ONU, la Agenda 2030 y el IPCC. Se tilda de negacionista, terraplanista y anticientífico a todo el que ose salirse del consenso ambiental, cuando las predicciones hechas hace 22 años se revelan como una auténtica patraña acientífica. Frente las profecías incumplidas, no valen nada las firmas de 3.000 expertos. Es tu capacidad de prever la realidad lo que te convierte en experto y es la realidad la que confirma o desmiente tu capacidad.

A la ciencia la avalan los hechos, no las firmas. No existe el argumento de autoridad en el campo científico, por no mencionar que la autoridad se pierde cuando se dice que va a pasar algo que después no pasa, y cuando se persigue a la gente en base a esa predicción que luego resulta fallida. Por no mencionar los cientos de miles de millones de euros que se han repartido en base a estas predicciones. ¿Tienen algo que ver de hecho todos esos millones que se han repartido con el consenso que se ha comprado para justificar el reparto? Y de cómo han fallado estrepitosamente todas estas predicciones, ¿por qué no hablan los medios? ¿Porque también forman parte del reparto?

Y todas las predicciones de cara a los próximos 20 años, en base a las cuales se justifica la planificación pseudosoviética de la economía que se está llevando a cabo ahora, y todos los millones que se están repartiendo en el presente, ¿son más fiables que las predicciones del año 2001? ¿O las están haciendo los mismos en base a las mismas premisas para que se sigan quedando el dinero los mismos? Todos estos informes y sus predicciones serían un desastre si de lo que se trataba era de anticipar el futuro, pero si de lo que se trataba era de quedarse con los millones entonces todos estos informes no sólo no serían un desastre, sino que habrían sido estupendamente bien elaborados por aquellos a quienes les fueron encargados, sólo que entonces no hablaríamos de unos informes mal hechos sino de una estafa bien hecha.  Tan bien hecha que ni siquiera a la vista de sus inconsistencias puede ser cuestionada.

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Un comentario

  1. ¡Jo, jo, jo ¡3.000 científicos del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC)! …¡Con toda su autoridad moral e «hintelektuál»

    Cuando 100 científicos alemanes firmaron un escrito contra la «Física judía», al menos entre ellos había dos premios nobel, Einstein respondió con «bastaría con que uno solo tuviera razón»

    Afortunadamente, la expulsión de los físicos judíos evitó que la Alemania nazi construyera la bomba atómica a pesar que fue una judia alemana la que descubrió la reacción de fusión nuclear del Uranio, esto me vale cuando pienso que para ser profesor o funci en muchas regiones de España se ha expulsado a los no hablantes de alguna lengua regional española de uso rural y minoritario.

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