Cuando Asirón llama presos políticos a los etarras, llama asesinables a sus rivales

Hace escasas fechas ha tenido lugar una gran manifestación a favor de los presos de Eta en Bilbao. No se trata de un hecho excepcional sino recurrente. La izquierda abertzale se moviliza periódicamente reclamando la excarcelación y la impunidad de los presos de ETA. Lo llamativo en todo caso es una falta de evolución en la actitud de la izquierda abertzale hacia los terroristas de ETA y por tanto hacia su violencia.

Esta falta de evolución ética y moral de la izquierda abertzale hacia la violencia nacionalista se manifiesta por ejemplo en su insistencia en denominar como “presos políticos” a quienes se dedicaban a asesinar a los rivales políticos de la izquierda abertzale. Quien legitima el asesinato de sus rivales políticos obviamente no es un demócrata. La izquierda abertzale no es por tanto democrática si llama presos políticos a los asesinos de sus rivales. Al llamar presos políticos a los que mataban a sus rivales, en vez de llamarlos asesinos, lo que por un lado también hacen es exculpar a los terroristas, y por otro considerar asesinables a sus víctimas. Para pedir la excarcelación y por tanto la impunidad de los asesinos es preciso no considerar asesinos a los asesinos, sino presos políticos, y no considerar víctimas a las víctimas, sino personas asesinables. Si consideras víctimas a las víctimas no puedes llamar presos políticos a sus verdugos ni reclamar su excarcelación y su impunidad. Todo va junto por tanto en un pack indivisible cuyos elementos no se venden por separado. Por eso la izquierda abertzale no puede evolucionar.

El culto al etarra es una consecuencia lógica de considerar asesinables a las víctimas para no tener que llamar asesinos a los asesinos, sino presos políticos. Y llamar presos políticos a los asesinos y victimizar a los verdugos es una necesidad lógica para poder exigir su excarcelación y su impunidad. Unas excarcelaciones y una impunidad que la izquierda abertzale ha exigido siempre desde el momento uno de la detención de cualquier terrorista. Es decir, no se exige la revisión de la situación de los presos de manera individualizada, según los años que hayan cumplido de condena, o según se muestren arrepentidos, colaboren con la justicia, rechacen a la ETA o pidan perdón a las víctimas. Todo lo contrario, la izquierda abertazle reclama una amnistía general y masiva. De hecho, lo que hace la izquierda abertzale es excluir de sus fotos y listados a los etarras arrepentidos. Es precisamente a los no arrepentidos a los que defiende con todo su ardor combativo.

Si la izquierda abertzale no encuentra una razón moral para evolucionar, desde luego tampoco va a encontrar una razón política para hacerlo. El PSOE ha abrazado a la izquierda abertzale para mantener el poder sin exigirle que llame asesinos a los asesinos. El PSOE se ha abrazado a la izquierda abertzale sin exigirle siquiera que llame asesinos en vez de presos políticos a los asesinos de sus compañeros. La presidencia del Gobierno de España así como la presidencia del Gobierno de Navarra dependen, gracias al PSOE, de la izquierda abertzale. Es el PSOE quien depende de la izquierda abertzale y no la izquierda abertzale quien depende del PSOE. No es por consiguiente raro que la izquierda abertzale siga llamando presos políticos a los asesinos de ETA. Moralmente no ha evolucionado y políticamente es la izquierda abertzale la que está en posición de exigirle lo que tiene que hacer al PSOE. Ni sale de la propia izquierda abertzale llamar asesinos a los asesinos, ni está el PSOE en condición de exigírselo, porque lo único que le importa al PSOE es mantener a Sánchez en el gobierno.