Cualquier cosa que haga Sánchez será constitucional

Podríamos decir que han matado a Montesquieu y su teoría de la división de poderes, pero Montesquieu ya estaba muerto. Este gobierno, eso sí, lo ha sacado de la tumba (es más de eso) y lo ha tirado a un estercolero. Lo bueno del nombramiento de Conde Pumpido como presidente del Tribunal Constitucional es que todo lo que se puede esperar de este personaje a nadie puede pillar desprevenido. Con sólo dos pinceladas su historial resulta de lo más descriptivo, porque antes de magistrado y presidente del TC el señor Pumpido fue Fiscal General del Estado con Zapatero, en pleno proceso negociador con ETA. El fin de ese proceso era convertir a la izquierda abertzale en el socio de gobierno privilegiado que es ahora. En 2005, cuando Otegui fue detenido, lo primero que hizo al declarar ante la policía fue preguntar por Conde Pumpido. La otra frase definitoria de Pumpido, en 2006, fue la de que «el vuelo de las togas de los fiscales no eludirá el contacto con el polvo del camino«. Se refería a que «la Justicia no está para favorecer procesos políticos, pero tampoco está para obstaculizarlos«. Si la ley es un obstáculo para el gobierno, hay que rebozarse un poco en el polvo para retorcerla y alinearla con el gobierno. Siempre que este gobierno sea de izquierdas, por supuesto.

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Que lo primero que ha dicho Conde Pumpido al ser elegido sea que en la Constitución no cabe la autodeterminación dice por otro lado bastante de la situación. Cómo será un presidente del TC que lo primero que tiene que hacer al ser nombrado es desmarcarse de la autodeterminación. ¿Qué clase de magistrado tiene que hacer unas declaraciones para desmarcarse por ejemplo del narcotráfico? ¿Y qué significa eso?

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Obviamente, por lo demás, hay dos formas de hacer que la autodeterminación quepa en la Constitución. En primer lugar se puede retorcer el articulado para afirmar que la autodeterminación cabe en la Constitución. Si el TC establece que donde la Constitución dice “blanco” en realidad dice “negro”, entonces es que dice “blanco” y fin del asunto. Para eso en esta coyuntura el gobierno necesita tan desesperadamente en el TC una mayoría de progreso. Pero hay otra forma de hacer que la autodeterminación quepa en la Constitución sin reconocerla abiertamente. Por un lado se puede negar que se pueda tocar el balón con la mano en el área pero después no pitar ninguna, lo que a efectos prácticos es lo mismo que haber suprimido los penaltis. Si nada de lo que hagan los separatistas se considera inconstitucional, incluyendo su dichosa consulta, el TC puede al mismo tiempo decir que la Constitución es sagrada y dejar hacer a los separatistas lo que quieran. A eso lo podríamos llamar mancharse un poco la toga con el polvo del camino.

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Ante el nombramiento de Conde Pumpido, por otra parte, no cabe sino subrayar una vez más la torpeza de la mayoría conservadora del CGPJ, que hace sólo un par de semanas, cediendo a las presiones, desbloqueó la renovación del TC nombrando a 3 de 4 magistrados progresistas. Uno de ellos era María Luisa Segoviano, bajo la premisa de que si se le nombraba a ella, aunque fuera izquierdista, votaría como presidenta del TC a María Luisa Balaguer en vez de a Pumpido. Balaguer también es izquierdista, pero se le considera algo menos sometida a la disciplina del gobierno que Pumpido. Total, que al final Balaguer ha votado a Pumpido (es lo que se deduce del resultado de la votación 6-5) dinamitando la estrategia desesperada de los conservadores del CGPJ y dejándoles con la cara de panolis que seguramente merecen ostentar para los restos. Eso sí, ellos ya se han quitado la presión de encima, al precio de que ya no hay una raya en ninguna parte en donde acabe el gobierno y empiece la justicia. Pumpido y el resto de magistrados izquierdistas del TC no sólo es que no sean imparciales, es que por decoro no guardan ni la más mínima apariencia siquiera de imparcialidad. Haga lo que haga el gobierno todo, y eso quiere decir todo, será constitucional.

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