Cómo vender como un avance el retroceso de acabar con el delito de secesión

 

 

Todo el rato que Pedro Sánchez no está mintiendo, está diciendo sofismas. Un claro ejemplo de ello es cómo justifica la eliminación del delito de sedición. Todos sabemos cuál es la razón de que haya eliminado ese delito del Código Penal y lo haya sustituido por otro de naturaleza distinta y con penas menores. Lo ha hecho para cumplir una exigencia de sus socios separatistas, de forma que sus líderes puedan volver rehabilitados a la política, a cambio de que Sánchez seguir durmiendo una noche más en Moncloa. Es otra forma además de que los socios separatistas de Sánchez, que continuamente repiten respecto a su intentona golpista que lo volverán a hacer, queden impunes en una futura ocasión. Es obvio que no estamos ante un movimiento destinado a homologar un delito respecto a estándares europeos, ya que otros países europeos tienen delitos similares al nuestro de sedición y más gravemente penados aún, ni a reforzar al estado frente a sus enemigos golpistas. La prueba es que los enemigos golpistas del estado no han reaccionado retirando su apoyo a Sánchez, sino presumiendo de que ha cedido a sus exigencias y expresando su satisfacción.

Todo lo que en Sánchez no es mentira es sofisma porque tampoco es verdad que estemos mejor ahora que en 2017. La lógica que Sánchez utiliza para decir que estamos mejor con el problema catalán que en 2017 es la lógica de la mafia. Si unos mafiosos te meten la cabeza en un cubo de agua hasta que decides entregarles la propiedad de tu piso, después de firmar la cesión de tu piso te podrían decir lo mismo que Sánchez: que estás mejor que con la cabeza en el cubo.

La lógica mafiosa que caracteriza al nacionalismo vasco y catalán, y desde Zapatero al menos también al socialismo, implica considerar un avance el estar todo el día pagando precios por cosas a las que tienes derecho. Eso no es la paz ni una conquista. Eso es una claudicación y un chantaje. Por no mencionar las muchas veces que no es que estemos pagando al nacionalismo a cambio de que no nos quiten algo a lo que tenemos derecho, sino que nos quitan un derecho y encima aún pagamos y recompensamos al que nos lo quita.

Desde luego el golpe de estado en Cataluña ha servido también para demostrar que la UE es en buena medida una engañifla, y que hay muchos países supuestos amigos y aliados nuestros que en realidad no lo son. Pero por otro lado, malamente se le puede exigir a Europa que actúe contra unos golpistas españoles cuando el gobierno español, que es el primero que debería perseguirlos, se dedica a pactar con ellos, hacerse su amigo, indultarlos y reformar el Código Penal a su dictado. Difícilmente el resto de países van a perseguir a los delincuentes de un país más que ese propio país o a respetar a un país que no se respeta a sí mismo.

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