El Juzgado Contencioso-Administrativo número 1 de Pamplona ha anulado la exhibición de la ikurriña desde el balcón principal de la casa consistorial de Estella por parte de un edil de Bildu, tras el lanzamiento del cohete anunciador de las fiestas el pasado 5 de agosto. Da la razón de esta forma a la demanda interpuesta por el grupo municipal de NA+ contra la actuación consistente en permitirlo del Ayuntamiento, que se ha allanado ante la petición de anulación en el procedimiento abierto.
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A pesar del allanamiento, NA+ ha recordado que la exhibición de la ikurriña fue justificada por alcalde de la localidad, Koldo Leoz, del mismo grupo del concejal que exhibe la ikurriña, en declaraciones a la prensa.
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La coalición ha señalado que “Bildu conoce perfectamente que no puede exhibir la bandera de la comunidad vasca y que esta actuación contraviene le legalidad vigente, pero le da igual”. Añade que “Esta actuación ha sido realizada en anteriores ocasiones, recurrida y anulada por los tribunales, incluso con el mismo grupo principal del equipo del gobierno en el poder”. Señala además que solo NA+ y UPN velan por el cumplimiento de la legalidad, porque Delegación de Gobierno no ha recurrido un acto que la justicia ha declarado nulo y contrario a derecho.
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Seguramente la lectura de todo lo anterior lleva a cada cual a diversas consideraciones, pero una que parece bastante evidente es que no se puede anular la exhibición de una ikurriña. O sea, si la acción de la Justicia consiste en declarar nula la exhibición de una ikurriña que ya se ha exhibido apañados estamos. Normal que Bildu se ría de las sentencias y siga haciendo lo que quiera.
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Respecto a la exhibición de la ikurriña, se puede impedir, con carácter preventivo, o se puede reprimir, con carácter reactivo, lo que no se puede es borrar el pasado y anular la realidad. La bandera que se exhibió no puede quedar des-exhibida, lo sucedido no queda des-sucedido y los testigos no lo podemos tener por no visto por más que una sentencia declare nula la realidad.
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Evidentemente acabar con este tipo de comportamientos implica o impedirlos o castigarlos. En este segundo caso, además, el castigado tiene que ser el responsable a título particular. Nada avanzamos si, como en otros casos, cae una multa sobre un Ayuntamiento por colocar una ikurriña que no paga el alcalde de su bolsillo, sino el conjunto de los contribuyentes del suyo. Pagamos impuestos para pagar la Sanidad, la Educación y las ilegalidades de Bildu. De este modo al ataque a la identidad de Navarra se suma un ataque al presupuesto, en vez de una reparación del hecho o una prevención de cara a la repetición del hecho en el futuro.
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Salta a la vista que no tenemos afinadas las leyes para hacer frente a los reiterados y previsibles ataques del nacionalismo, claro que a ver cómo se puede hacer frente a este problema mediante una reforma legal con un gobierno que depende por completo de los nacionalistas a los que la reforma legal tendría que hacerles frente. La ikurriña se sigue poniendo, Bildu se sigue riendo, la batalla se va dando por perdida y la Justicia, por ineficaz, acaba cayendo en un apreciable descrédito.
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