Chivite destruye a los autónomos mientras multiplica los funcionarios

El gráfico que esta semana publica Institución Futuro es seguramente, por lo que respecta a Navarra y su economía, lo más terrorífico que vamos a ver en un tiempo. Es algo más que un gráfico, es todo un diagnóstico. Es la radiografía de una economía zombi, en la que el sector público crece mientras languidece el sector privado. No es casual, asistimos a un crecimiento descontrolado de lo público a costa de lo privado. Lo privado se asfixia por la demanda de recursos que consume lo público. La creciente cantidad de agua que hace falta para regar la parcela de lo público deja sin agua suficiente para regar la parcela de lo privado. El resultado es que en la parcela de lo privado se mueren los cultivos.

Pese a los discursos triunfalistas del gobierno, incluso frente a la apariencia a primera vista de algunos datos, los navarros tienen la sensación justificada de que las cosas no marchan, que estamos estancados, incluso que vamos retrocediendo. Los servicios públicos cada vez son más caros y demandan impuestos más elevados, pero no percibimos que el aumento del coste se corresponda con una mejor calidad del servicio. Las listas de espera son un buen ejemplo de ello. A cobrar más por ofrecer un peor servicio tenemos que llamarlo gestionar mal, a falta de una palabra más adecuada.

Los navarros también tienen la sensación justificada de que el empleo no crece y que la prosperidad general lleva tiempo sin aumentar. La gráfica de Institución Futuro ilustra esta sensación. El empleo crece poco en Navarra y lo hace sólo a costa de ampliar más y más la plantilla de la administración foral y estatal. Alguien podría pensar que si el empleo privado no crece menos mal que al menos lo hace el empleo público, pero hay que volver a la imagen del campo para entender que estamos secando un campo a costa de derivar todo el agua de riego al otro. El problema es que el dinero público no existe. El dinero público es dinero privado que se queda el gobierno. Si el sector público mata al sector privado, el sector público le seguirá a la tumba. Todos los países que apostaron por no tener sector privado colapsaron. Todos los países que tienen un estado del bienestar fuerte, como Suecia, Dinamarca, Noruega o Finlandia, tienen paralelamente un sector privado fortísimo para poder financiarlo. Si en España en general y en Navarra en particular no entendemos eso, y a lo que nos dedicamos es a machacar al sector privado, no hace falta ser un adivino para anticipar lo que va a pasar, porque siempre que se han repetido esas circunstancias sólo ha habido un tipo de consecuencia: no hay intriga ni duda alguna sobre lo que va a pasar siguiendo por este camino, no hay emoción en el resultado.

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