Todos tendemos a divisar en el futuro aquello que deseamos ver. Alguno, también lo hay, aquello que teme ver. Y desde luego tenemos muchas maneras de justificar aparte de nuestras filias y fobias lo que queremos ver o lo que tememos ver, así que cuando hablamos del empuje China, de la decadencia de los EEUU, de la importancia de Rusia o del futuro de España, hay en ello una gran dosis de subjetividad. Por no hablar de que respecto a aquellos asuntos de los que no buscamos personalmente mucha información solemos ser víctimas del discurso dominante en nuestra manera de pensar. ¿Quién va a dominar el mundo a finales de siglo? ¿Cuál va a ser la potencia emergente? ¿Va a haber una potencia emergente? ¿Se hunden las potencias dominantes del presente? ¿Seguirá todo igual? ¿Quién está en decadencia y quién no?
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Para intentar dar respuesta a todas las preguntas anteriores podrían abordarse diferentes enfoques, alternativos o incluso contrapuestos, pero uno de ellos resulta curioso y arroja resultados a largo plazo que a lo mejor sorprenden por lo inesperados. Nos referimos a la pirámide de población de los principales países del mundo. Por ejemplo, resulta que los chinos pueden ser una potencia mucho mayor ahora, contra lo que solemos pensar, que a finales de siglo. Poblacionalmente, China es una potencia menguante. Si ahora son 1.400 millones, con sus actuales cifras de población y natalidad en el año 2100 sólo serán 766 millones.
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Paradójicamente, quienes siguen creciendo en términos de población son los EEUU, que si ahora son 335 millones en 2100 serán 394 millones, de mantenerse las tendencias actuales. Sí claro, las tendencias pueden cambiar, de hecho suelen cambiar, pero habrá que cambiar las previsiones cuando cambien las tendencias, que de momento son las que son.
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La comparativa entre China y los EEUU resulta llamativa porque la fuerza de China ahora mismo es su población, cuando resulta que su población con las actuales cifras poblacionales es menguante a largo plazo. O sea, China tiene actualmente un PIB de 17 billones de dólares frente a los 23 billones de los EEUU, pero para conseguir ese PIB, que de todos modos es inferior al de los EEUU, necesita 4 veces más habitantes que los EEUU, ¿qué pasará cuando la relación entre la población de los EEUU y China pasa de 4 a 1 a sólo 2 a 1? ¿Podrá convertirse China con estas cifras poblacionales en primera potencia mundial? Esperamos ver un boom de China cuando en realidad eso es lo que hemos visto ya en las últimas décadas, ¿y si lo que viene ahora es el estancamiento de China?
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Desde luego el caso de España no invita tampoco al optimismo desde el punto de vista poblacional. De mantenerse las actuales tendencias, de los 47 millones actuales pasaremos a ser un país de 30 millones de personas en 2100. España tampoco será primera potencia mundial para superar a los EEUU en el siglo XXII, o mucho tendrán que cambiar las cosas hasta entonces. Obviamente no somos un caso singular en el Viejo Continente, cuyo nombre nos lo estamos ganando literalmente a pulso. El auge de China puede quedar en entredicho a la vista de las cifras de población, pero la decadencia europea no.
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Si hay dos países que siempre son una promesa de futuro que defrauda, uno de ellos es la India. Poblacionalmente, sin embargo, en 2100 la India será un país con casi el doble de habitantes que China. Desde luego, insistamos en ello una vez más, de mantenerse las actuales tendencias de población y natalidad. La India sin embargo tiene dos buenas cartas para jugar la partida del siglo XXI. La primera es precisamente su población, y la segunda que conforme los costes de fabricar en China aumentan y la dependencia de China se ha evidenciado peligrosa, el mayor mercado de mano de obra barata del mundo es la India, que podría convertirse este siglo en la nueva China. O defraudar una vez más las expectativas.
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Por lo que se refiere al conjunto del planeta, se prevé un progresivo aumento de la población mundial de los 7.000 millones actuales hasta los 10.000 a mediados de siglo, para después mantenerse la población mundial estancada alrededor de esa cifra.
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La gráfica de la población mundial no deja de tener también su interés, porque se nos están imponiendo brutales restricciones energéticas y hasta alimentarias en base a unas predicciones maltusianas y apocalípticas de la sostenibilidad del planeta y el crecimiento poblacional. Por el contrario, lo que vemos es que la población mundial no se prevé que vaya a crecer este siglo muchísimo más. Tampoco está claro que no pudiéramos generar alimentos y energía para muchísima más población, al menos si no decidimos limitar nuestras capacidades y fuentes de producción, pero lo de tener que comer gusanos, a la vista de las gráficas, se ve que sería por ideología y no por necesidad. Claro que si el socialismo salvaje llega a ser dominante efectivamente no habrá manera de alimentar y dar energía a 10.000 millones de personas, ni a la décima parte de esa cantidad de población, a cualquier cantidad de población.
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