Toda la semana pasada estuvo marcada por los dimes y diretes del comportamiento del Yayo Moncho concediendo entrevistas como si no hubiera mañana. Claro que para él no parece que vaya a haber muchos mañanas y se entiende bien su manera de proceder. Al final, el jueves, mientras se debatía sobre los derechos de los animales sin derecho a voto, el Yayo Moncho acudió al animalario con el hombre de los tres cuerpos en una chaqueta que dirige a los del color de los loros, para explicar sus planes. Pero luego volveremos sobre este tema.
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El martes sesión aburridísima, ni los temas ni los intervinientes generaron grandes momentos. Tal vez era necesario. El debate de tanto tema peliagudo, de los que gustan a las viudas negras, había generado mucha tensión y era necesario un respiro, por la buena salud de los que habitan el animalario. Fruto de esta necesidad debió ser que varios temas que estaban en el orden del día llegaron a cancelarse o retrasarse para otras semanas.
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Eso sí, se habló mucho de derechos, al margen de los de los animales sin derecho a voto, y de su expansión. Se vive en el animalario por parte de algunos en un clima parecido al del Universo tras el Big Bang: expansión constante e infinita. Esperemos que la densidad de los derechos no termine por superar su densidad crítica porque, en tal caso y en aplicación de las teorías físicas, se produciría el Big Crunch. El retroceso total.
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El miércoles, como siempre, sesión circense. La contable del director del animalario volvió a sorprender con su uso del castellano. Tal vez por eso se ha comenzado a hablar en el mismo de un nuevo motivo de discriminación: la glotofobia. Los motivos de discriminación, como los derechos, también viven su particular Big Bang. Y se preguntarán ustedes qué es la glotofobia. Pues simplemente la ansiedad o miedo que producen determinados acentos en el habla de una lengua. Así que, de continuar la expansión del universo irracional, terminaremos por reservar plazas en las oposiciones a los hablantes con acentos discriminados, que no sabemos muy bien cuáles son.
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La tarde del miércoles, ya cerrado el animalario, se filtraron las palabras que el Yayo Moncho va a dirigir esta semana al animalario. El hombre de los tres cuerpos en una chaqueta y el Yayo Moncho comparecieron juntos, al día siguiente, frente a la canalla siempre ávida de noticias con la que alimentarse. Canalla que estaba fuera de sí, desconcertada. No se sabe bien si el desconcierto se lo produjo verlos juntos, porque esperaban la espantada final del Yayo Moncho, o el tiempo y la amabilidad que les dedicó la singular pareja, deseosa como estaba de ser mal tratada por el hombre de los tres cuerpos en una chaqueta que, sin embargo, siempre la defrauda en este deseo.
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El jueves se discutió también sobre los derechos de los animales sin voto. Los defensores de dichos derechos acusaron al resto del animalario de hacer una interpretación sesgada de la definición de animal vertebrado, lo que causó la tranquilidad de la sala que recobró el resuello. Según la interpretación que el juez instructor diera de animal vertebrado, el escobazo a los roedores podría quedar fuera del Código Penal. Todo un alivio.
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Por lo demás, la atención estaba desplazada a esta semana. Les informaremos.
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León Velarde Atalanta