Analizar el horror

Flaco favor le hace la izquierda a los palestinos identificando Hamas con los palestinos. Frente a un ataque de Hamas, la izquierda ha salido en tromba a decir “apoyamos a los palestinos”. Entonces, ¿es lo mismo Hamas que los palestinos? ¿Hay que tratar a todos los palestinos como merecerían ser tratados los terroristas de Hamas? La defensa de los palestinos ahora mismo es la de que no todos son así. Es con los palestinos que no son así con los que será posible la paz.

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En una guerra larga, complicada, llena de hechos atroces, en la que ambos bandos tienen tanto reproches legítimos que lanzarse como derechos legítimos que esgrimir, es difícil hacer un análisis balanceado. ¿A qué llamamos por otra parte la paz? ¿A la aniquilación de una de las partes? ¿Se le puede pedir a una de las partes en nombre de la paz que se deje aniquilar? ¿O una solución necesariamente habrá de venir del mutuo reconocimiento del derecho a existir?

https://twitter.com/The_Libertax/status/1710845637242089531

En favor de Israel cabe decir que es un estado que modernamente renace en 1948, en virtud de una resolución de la ONU, pero no nace de la nada. Cualquiera que haya leído la Biblia sabe que se trata de un estado milenario, uno de los más antiguos del mundo. A las 24 horas de su reconstitución, sin embargo, todos los estados árabes vecinos declararon conjuntamente la guerra a Israel para liquidar su recién reestrenada existencia. Obviamente en aquel momento Israel no era el estado que es hoy ni disponía de su fuerza militar actual. Por tanto fue un auténtico milagro que aquel embrión insignificante, en su primera guerra moderna, en vez de ser aniquilado por sus poderosos vecinos los derrotara. Después de aquella guerra vinieron muchas más, y en todas Israel no sólo no resistió sino que ganó territorio a sus vecinos. Podrían calificarse de alegales o ilegales esas ganancias territoriales, pero también es argumentable primero que son ganancias que siguen a guerras que se lanzaron contra ellos y que perdieron quienes querían exterminarlos, y segundo que esas ganancias eran estratégicamente imprescindibles para poder mantener el indefendible territorio inicial frente a incursiones futuras. A día de hoy, de hecho, otro punto a favor de Israel es que reconoce el derecho a existir de un estado palestino mientras que es en el bando árabe donde muchos estados y organizaciones árabes y palestinas todavía en el presente no reconocen el derecho a existir del estado de Israel. Volviendo al comienzo de la reflexión, será difícil encontrar un salida pacífica al conflicto que no se base en el mutuo reconocimiento del derecho a existir.

Pese a todo el listado de reproches mutuos que cabría esgrimir, una consideración interesante es pensar qué pasaría si los palestinos tuvieran el poder militar de los israelíes. ¿Seguiría existiendo el estado de Israel? ¿Habrían masacrado a todos los israelíes? Si todos los chalados de Hamas que hemos visto en las ultimas horas dispusieran sobre Israel de una superioridad como la que Israel tiene sobre los palestinos, ¿quedaría vivo algún israelí?

En este sentido cabe reseñar que Israel, aunque judío, es fundamentalmente un país de mentalidad occidental. O sea, hablamos de un estado cuya población en gran medida llega a Israel desde países occidentales o incluso orientales de cultura cristiana. Desde luego la parte más influyente y pujante de Israel es la población de origen y valores occidentales. Por consiguiente, es difícil pensar en que la sociedad israelí salga a bailar por las calles alrededor del cuerpo paseado en un 4×4 de una mujer palestina desnudada, torturada, probablemente violada, a la que se le han quebrado los brazos y las piernas y a la que se ha asesinado, quién sabe en qué orden todo ello. Una cosa así es poco concebible que la generalidad de la sociedad israelí la aplaudiera, primero por una cuestión cultural y segundo porque Israel depende de Occidente y no puede pasar ciertos límites sin poner ese apoyo en cuestión.

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Frente al horror que hemos presenciado en las últimas horas por parte palestina, una pregunta que cabe hacerse es si la repugnancia ante ciertas atrocidades es cultural o natural. ¿Realmente hace falta ser cristiano u occidental para espantarse ante todo el despliegue de crueldad que estamos presenciando? Si fuera así, sin duda no cabría concluir sino que la cultura cristiana y occidental es superior. Pero por otro lado resulta dudoso que cualquier ser humano normal, de cualquier cultura, pueda carecer de un sentimiento natural de repulsión hacia la desmedida crueldad que estamos presenciando. Una crueldad que por cierto excede lo biológico y animal. A veces es preciso pensar en el ser humano como una realidad que excede la biología para explicar determinados comportamientos, unas veces porque están por encima de lo meramente biológico y otras veces porque están por debajo.

Desde luego ha habido ocasiones en las que Israel, o soldados o policías o colonos israelíes, han merecido un reproche moral. En tales ocasiones la izquierda ha desplegado una energía inusitada para condenar esas acciones. Frente a las atrocidades de las últimas horas, sin embargo, en la izquierda -o al menos en buena parte de ella- llama la atención la ausencia de condenas. Es más, en estas ocasiones suele haber una condena tras la cual llega un pero. Esta vez la izquierda se ha lanzado a apoyar a Hamas prescindiendo totalmente de la condena previa y del pero. Quizá sea cierto al final que fuera del ámbito de la cultura cristiana y los valores occidentales (todo ello rechazado por la izquierda actual) la crueldad salvaje encuentra mayor comprensión. O sea, no cabe no condenar todas las atrocidades. El mal es el mal porque es el mal, no es el mal dependiendo de quién lo cometa. Si los israelíes desnudan, violan, parten las piernas a las mujeres palestinas y pasean sus cadáveres por las calles entre el júbilo de la multitud, será igual de espantoso que cuando lo hace Hamas.

https://twitter.com/ricwe123/status/1710613230496698421

En un conflicto con tanta violencia mutua acumulada, es fácil intentar justificar un atrocidad con otra atrocidad anterior, pero no todo se puede justificar. Es decir, hasta en una guerra hay crímenes de guerra. Incluso en un caso de legítima defensa, no hay derecho a cualquier violencia como respuesta. Si alguien mata a tu hijo, no puedes matar a su hijo. Puedes exigir justicia contra el asesino de tu hijo, pero no cargarte a su hijo. Menos aún puedes matar al hijo de otro que ni siquiera es el asesino de tu hijo, porque es del mismo país o del mismo equipo de fútbol que el asesino de tu hijo. Estamos asistiendo a la justificación de atrocidades que ni siquiera en el marco de la guerra o la legítima defensa tendrían justificación. Entrar a una casa ametrallando a familias o asesinar sistemáticamente a todos los paseantes o a los civiles que circulan en sus coches no es defendible. Ni siquiera cabe hablar de daños colaterales cuando se atenta específicamente contra ellos. Legítima defensa no es orinar sobre el cadáver del hijo de tu enemigo. Una de las peores masacres en los sucesos de las últimas horas ha sido la matanza de civiles en una fiesta por la paz. En ella participaban jóvenes de diversas nacionalidades, probablemente muchos de ellos simpatizantes de los palestinos. La violencia inhumana de Hamas en Israel no es por otra parte algo que no hayamos visto en otros momentos y lugares (incluida España en varias ocasiones) como una excrecencia habitual y característica de la violencia islámica.

Se suele hablar, incluso como excusa de las acciones terroristas, de la ocupación y el “bloqueo” de Gaza por parte de Israel, que realmente es más un control que un bloqueo. Un control además bastante deficiente por lo que se ve. Medicinas a lo mejor no llegan, pero de misiles, drones y todo tipo de armas y municiones no parece que exista escasez. Por lo demás Gaza y Cisjordania no son territorios ocupados sino independientes y autogobernados, de hecho son sendas tiranías de Hamas y Fatah.

Por lo que respecta a los planos militar, político y estratégico, en cuanto a lo primero Israel ha mostrado una vulnerabilidad y una capacidad de ser sorprendido pasmosas en los momentos iniciales, así como una capacidad de reacción bastante lenta frente a la sorpresa inicial. Respecto al plano político y militar, todo el mundo da por hecho una reacción militar aplastante, con una ahora sí probable ocupación permanente de Gaza, pero quienes han planeado tan meticulosamente las incursiones del sábado es probable que hayan planeado también cómo afrontar un posterior contraataque. Con lo que se ha podido aprender de la guerra de Ucrania y todo el material que hayan podido recibir de Irán, Israel no debería dar por hecho como hizo Rusia que se enfrenta a un paseo militar.

La mención de Irán u otros vecinos de Israel merece un párrafo final porque particularmente la implicación de Irán, las posibles represalias sobre Irán y las consecuencias en el marco geopolítico y militar de un posible conflicto entre Israel e Irán deben ser claves en cualquier análisis de la situación. ¿Qué pasaría si Irán dispusiera ahora o en el futuro de armas nucleares?  ¿Podría hacerlas llegar eventualmente a Hamas u otros grupos terroristas? Creíamos que ya vivíamos una situación complicada antes de los sucesos de este fin de semana, pero sobre las tuercas de la humanidad siempre parece posible una vuelta más.

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Un comentario

  1. Me dio mucha pena ver como uno de esos hijos de puta escupía sobre el cuerpo de la chica asesinada en la fiesta rave, aún así no creo que la llegarn a violar. Seamos sinceros, los de Hamas son todos vírgenes y no han visto a una mujer desnuda en su cochina vida, por lo demás los de PUDIERON no tampoco han cabalgado contradicciones, simplemente siguen lamiendo el culo a los iraníes por la pasta, seguro que Pablo Iglesias nos puede decir a que saben esos culos

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