Cada día resulta más curioso e insostenible el discurso del PSOE respecto a las pelotitas de plástico de las playas gallegas, que por otro lado ya se extienden por todo el Cantábrico. La naturaleza fascista de las pelotitas queda probada por el hecho de no ser selectivas y esparcirse por igual por las playas de las comunidades con gobiernos de progreso. Tampoco parece que las pelotitas se den muy por enteradas de que la comunidad tal o cual esté en nivel de alerta seis o dieciséis.
La misión imposible de recuperar los ‘pellets’ en el mar como piden Galicia y Cantabria. Las corrientes, la poca visibilidad y el pequeño tamaño del material dificultan su hallazgo en el océano https://t.co/nNhi00Galu
— Clima y Medio Ambiente (@elpais_eco) January 12, 2024
La última tesis de la izquierda, para justificar al gobierno de Pedro Muñeco, es que recoger las pelotillas en el mar resulta imposible. O sea, que efectivamente el que tenía la responsabilidad de hacer algo antes de que las bolas llegaran a las playas era el gobierno, pero que era imposible hacer nada. Pero si era imposible hacer nada para evitar que las bolas llegaran a las playas, ¿qué culpa tiene entonces el gobierno gallego de que lleguen las bolas a las playas? Toda la campaña del Prestige 2 es un sinsentido monumental.
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Por otra parte no hacen más que aparecer bolitas por otras playas de España. No sólo es que estas bolitas sean una presencia reseñada en muchas otras playas españolas, sino en otros muchos momentos. Podríamos decir que estamos ante un problema permanente. Incluso un problema mundial permanente. Sin embargo, se ha politizado y manipulado groseramente para intentar convertirlo en sólo un problema concreto gallego, en este momento, porque hay elecciones gallegas. Lo que pasa es que a toda la izquierda se le ha notado bastante la falta de escrúpulos. Cada bolita más aparecida en una playa gallega no provocaba en muchos desazón ecológica sino entusiasmo electoral incontenido.
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¿Tiene sentido entrar ahora en una carrera a ver quién recoge antes más bolitas de las playas o quien tiene activado un nivel más alto de emergencia? Seguramente tampoco. Los expertos sabrán, pero si de momento van a seguir llegando bolitas por el vertido probablemente no tiene sentido desperdiciar o apresurar recursos sólo para una limpieza cuyos resultados pueden durar apenas unas horas, para que el gobierno se haga una foto en el intermedio.
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Aunque reconocer que no se podía ni puede hacer nada en el mar para evitar la llegada de las bolitas a las costas es claramente una exculpación del gobierno gallego, es sin embargo la postura más inteligente que puede adoptar el gobierno central, porque la pregunta hasta ahora, si conocían el vertido desde principios de diciembre, era precisamente por qué el gobierno de España no había hecho nada al respecto, si por incompetencia, porque querían que llegaran las bolas a la playa para utilizarlas electoralmente, o porque efectivamente no se podía hacer nada. La única alternativa no mala o no criminosa para el gobierno de Sánchez es que no se podía hacer nada. Lo que pasa entonces es que poca culpa puede tener el gobierno gallego de que el gobierno de Sánchez no pudiera hacer nada. De hecho el Prestige 2 se le puede volver en contra a la izquierda por haber tratado de utilizar política y electoralmente otro problema medioambiental. Sólo falta que, usando las declaraciones del algún jerifalte socialista, el ministro de pesca de algún país aliade aproveche la coyuntura para imponer un veto sobre el pescado y el marisco español.
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