Si la noticia no es que el perro muerda al hombre sino a la inversa, entonces a lo mejor no es noticiable que Antiviolencia vuelve a sancionar a los Indar Gorri y a Osasuna por culpa de los Indar Gorri. Lo que ponen en evidencia estas denuncias y sanciones son sus escasos efectos, precisamente porque se repiten constantemente. O no duelen bastante, o no duelen donde deben, en el bolsillo que deben.
A este respecto, sin embargo, resulta llamativa la sanción de 60.001 euros que se reclama contra el responsable de las redes sociales de Indar Gorri. Se trata de una propuesta de sanción de 60.001 euros y prohibición de acceso a los recintos deportivos por un periodo de 24 meses a un aficionado que ha sido identificado como responsable de los perfiles en redes sociales de INDAR GORRI, grupo cuyos miembros, recuerda Antiviolencia, cuentan con numerosas sanciones por vulneraciones a la Ley 19/2007. La sanción se propone al observarse que desde dichos perfiles se han lanzado numerosos mensajes xenófobos, de odio e incitadores de la violencia.
Antiviolencia también propone una sanción de 20.000 euros a Osasuna por deficiencias en las medidas de control de permanencia de espectadores, al no impedir la ocupación por parte de numerosos aficionados de las vías de evacuación en la zona de la Grada Baja de Fondo Sur y no impedir que varios aficionados se subiesen al vallado en la misma zona del estadio con ocasión del partido contra el Barcelona.
Podríamos insistir una vez más en qué es Indar Gorri, qué es lo que pretende o cómo usa a modo de pretexto y excusa a Osasuna para su lucha política, pero mejor que nosotros lo explican ellos mismos, como en una carta publicada recientemente en un medio afín a la izquierda abertzale:
“Indar Gorri, al igual que otros agentes políticos (y a diferencia de la Izquierda Abertzale), sigue reclamando la amnistía total, lo cual conlleva no sólo la excarcelación de los militantes cautivos, sino el reconocimiento de su lucha revolucionaria, junto con la superación de las razones que lxs han llevado a la lucha. Esto está tan presente en la actividad de Indar Gorri, que todos los carteles incluyen está reivindicación”.
“Indar Gorri, al igual que el resto de gradas de Euskal Herria, es un espacio para la politización de la sociedad; un espacio para la reivindicación política ante miles de personas”.
La pregunta una vez más es qué hace Osasuna respecto a toda esta gente, que no oculta en absoluto sus pretensiones y que son una fuente constante de mala imagen, problemas y sanciones para el club. Si los directivos de Osasuna están secuestrados por Indar Gorri y no pueden hacer nada que se rasquen la oreja o hagan un gesto para significar que están amenazados y no pueden hablar. La alternativa al temor es la complicidad.