¿Qué se puede decir de los Presupuestos Generales de Navarra para 2025? Pues para empezar que son los presupuestos del progresismo dominante, aprobados con su apisonadora rechazando todas las propuestas que no provienen de su lado del muro, pero después presumen de que representan el diálogo, el pluralismo y el entendimiento entre diferentes. ¿Acaso se sabe ya bien dónde empieza y dónde acaba cada socio cuatripartito? ¿Acaso su actitud ante los realmente diferentes no es el muro y el cordón sanitario en vez del pluralismo, el respeto y el diálogo?
Además de ser unos presupuestos sólo de los suyos y para los suyos, los Presupuestos de Navarra para 2025 son unos presupuestos que nos condenan a un escenario de más gasto, más impuestos, más intervencionismo y más hipertrofia de lo gubernamental y de lo público. Naturalmente sin una subida paralela de la calidad de los servicios, más bien todo lo contrario como se viene advirtiendo hace tiempo, porque cuando se gestiona mal ningún presupuesto es suficiente para que las cosas funcionen bien. Lo que tenemos en vez de una gestión razonable y eficiente es un gasto público que está asfixiando el crecimiento del resto de la economía, pero es que además de socialistas y gasticidas tenemos unos presupuestos nacionalistas. La consecuencia es que se multiplican las partidas para el euskera.
Como ni los nacionalistas ni los socialistas son demasiado partidarios de la libertad, a la par que se derrama una lluvia de millones sobre el euskera aumenta la imposición de esta lengua como requisito para entrar en la administración, discriminando a los hispanohablantes una vez más y en otro capítulo más.
¿Por qué titulamos esta información señalando que gastar dinero en la promoción del euskera y presumir de ello es tirar el dinero? Los datos están a la vista. Después de décadas de tiempo y millonadas de dinero, tanto en la CAV como en Navarra, el conocimiento del euskera aumenta ligeramente y el uso se mantiene o desciende. Todo el dinero que se gasta en promocionar el euskera no tiene un reflejo en su uso. Por consiguiente es dinero tirado. Hasta los más acérrimos defensores de la extensión del euskera deberían hacerse algunas preguntas a la vista de los datos. Desde luego el contribuyente navarro medio debería preguntarse cómo es que se gasta tanto dinero de sus impuestos para promocionar el euskera y encima con un resultado nulo. ¿No sería mejor dedicar ese dinero a aumentar los recursos de la Sanidad y reducir realmente las listas de espera en vez de intentar maquillarlas? ¿No sería mejor tener ese dinero en el bolsillo a fin de mes en vez de desperdiciarlo en política lingüística?
La gente no usa más el euskera pero los millones y millones se han gastado y alguien los ha cobrado y se ha beneficiado económicamente de ese gasto que no ha servido para lo que supuestamente pretendía conseguir. ¿Cómo se sigue justificando entonces ese gasto? A lo mejor hay que empezar a pensar que de lo que se trata no es realmente de difundir el uso del euskera, puesto que no se difunde y el gasto sigue aumentando inútilmente, sino de seguir manteniendo a todos aquellos (personas, organismos, plataformas, medios) que de un modo u otro se benefician económicamente, ya que no lingüísticamente, de ese constante dineral que se despilfarra.