María Chivite ha aprobado de nuevo los Presupuestos Generales de Navarra de la mano de Bildu. El proceso de blanqueamiento ya se encuentra lo bastante avanzado como para normalizar este asunto. Ya nadie tampoco espera otra cosa. Da igual que UPN le ofrezca al PSN un cheque en blanco para evitar apoyarse en Bildu. La alianza con Bildu es un asunto que afecta evidentemente a Navarra, pero que excede por completo el ámbito navarro. Se trata de una alianza estratégica decidida por el PSOE desde Moncloa. Obviamente este pacto general tiene sus peculiares concreciones en Navarra. La entrega a Bildu del Ayuntamiento de Pamplona, por ejemplo. O la euskaldunización de todo el paisaje navarro mediante la cartelería del gobierno. A otro nivel más elevado, el intercambio es presos por presupuestos. El sanchismo no es concebible sin Bildu.
Desde luego Bildu no ha cambiado para permitir el acuerdo con el PSOE, sino que quien ha cambiado es el PSOE. Es Sánchez quien necesita a Bildu para seguir atornillado a la presidencia. Y la presidencia, siguiendo la propia terminología de Sánchez, ¿de quién depende? Pues ya está, de Bildu. Y en una relación de dependencia el imprescindible manda y el dependiente obedece. O sea, que Otegui manda y Chivite obedece. Eso sí, obedece sonriente porque ostenta la presidencia, como sonríe Sánchez.
Puesto que Bildu no ha tenido que moverse para pactar con el PSOE, no ha renunciado a ninguno de sus plantemaientos. Ni a la independencia, ni a la anexión de Navarra a la CAV, ni tampoco a llamar asesinos a los asesinos, en vez de seguir llamándolos presos políticos. Como no los considera asesinos sino presos políticos, a los pistoleros de ETA hay que conseguirles la impunidad, o sea la excarcelación. Y hasta montarles un ongi etorri si se presenta la ocasión.
María Chivite, Pedro Sánchez o Patxi López se dan la mano con quienes a los asesinos de sus propios compañeros les llaman presos políticos, no los consideran por tanto asesinos y no consideran por consiguiente justificadas sus penas. No considerar asesinos a los asesinos de sus compañeros implica pensar que su asesinato estaba justificado. Era triste tener que hacerlo, pero estaba justificado. Con esta gente se está abrazando el sanchismo. El sanchismo sin embargo, no vendamos otra ilusión, no es otra cosa que socialismo. Sanchismo y socialismo es lo mismo.
A este paso quien puede acabar avergonzándose de sus socios es Otegui. Como no son sus socios los que se avergüenzan del secuestrador, ni de una coalición que pone a su frente a un secuestrador, es el secuestrador el que se avergüenza de los monstruos que les están tocando como socios. Para que los etarras que mataban socialistas no puedan ser llamados asesinos, hay que llamar fascistas a los asesinados. Vosotros fascistas sois los terroristas. O sea que Otegui se encuentra rodeado de monstruos y fascistas en el lado sanchista del muro, pero lo sobrelleva porque le dan muchas cosas a cambio. La izquierda ha ido tan lejos en el blanqueamiento de Bildu que ya puede ser Bildu el que se avergüence de sus socios y no a la inversa. Hay que usar una lupa para, en las firmas de acuerdos entre los socialistas y Bildu, apreciar quién es el que más está sonriendo.