Navarra no se puede quedar atrás. No puede ser en esta guerra entre las autonomías por tener todos todas las competencias y todas las infraestructuras que todo el mundo tenga algo y nosotros no. Bueno, quizá el AVE. Desde luego el criterio general no es la necesidad, sino que lo tenga el de al lado. El caso del puñalómetro, sin embargo, sí puede ser un instrumento justificado por la necesidad. El puñalómetro es una de esas iniciativas populares surgidas espontáneamente en las redes sociales (por eso hay que censurarlas) para recoger todos los ataques con arma blanca que van poblando de manera tristemente cotidiana la actualidad informativa. No es casual que esta iniciativa parezca haber tenido su cuna en Cataluña, territorio que parece llevarnos a todos la delantera en términos de violencia importada, apuñalamientos e inseguridad.
Iniciativas como el puñalómetro se encuentran más que justificadas porque ningún problema puede ser negado y resuelto al mismo tiempo. Y el primer paso para negar un problema es taparlo. Se tapa el nivel de violencia que está empezando a padecer esta sociedad y se tapa en muchos casos el origen de los autores de esa violencia. Si los medios, por propia convicción o por temor, atienden los requerimientos del poder para tapar esta realidad, iniciativas como el puñalómetro se convierten en pura necesidad.
Desde luego no resulta extravagante particulizar un puñalómetro para Navarra o para cualquier otra comunidad. No es fácil visualizar el nivel de violencia que se va acumulando sin tener un contador particular. Un puñalómetro nacional sin duda está muy bien y asimismo resulta muy necesario, pero sería difícil apreciar la magnitud del problema en cada comunidad sin un listado singularizado.
¿Qué debe ser mostrado? Todo lo que el poder intenta tapar. Esta es casi la definición de periodismo. Tanto como el gobierno intente tapar algo, en la misma medida el auténtico periodista debe intentar mostrarlo. Evidentemente desde el poder y sus satélites, incluyendo sus satélites periodísticos, no le van a llamar guapo por ello. Le van a llamar racista, fascista, xenófobo, o lo que sea según el caso. Desde luego no le van a dar un premio. Si tiene una subvención puede que se la quiten.
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Todo problema que la gente no percibe, un problema menos del gobierno a resolver. Con mucha más razón trata de ocultar el gobierno un problema cuando la gente percibe que se trata de un asunto en cuya existencia el gobierno y sus políticas tienen un alto grado de responsabilidad. ¿Cuánto necesitamos un puñalómetro en Navarra? Tanto como el gobierno lo quiera tapar. ¿Y si no es para tanto? Entonces la obsesión del gobierno sería mostrar en vez de tapar.
