Con 100.000 abortos al año en España, ¿es necesaria una reforma de la ley para supuestamente garantizar el “derecho” al aborto? Es decir, ¿se puede pensar que hay muchas trabas y dificultades para abortar en España cuando se producen 100.000 abortos al año? Por el contrario, ¿no es el problema que hay demasiados abortos? ¿Y no es ese el desafío que habría que encarar? ¿El de ver cómo se reduce el número de abortos en España y no el de ver cómo se aumenta?
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El “derecho” a abortar, a la luz de las cifras, resulta evidente que está garantizado de sobra. Lo que no está garantizado en absoluto es el derecho (sin comillas) a la vida.
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Un niño belga o finlandés es un ser humano a las 12 semanas, un niño español a las 14. Matar a un belga a las 13 semanas ya es eliminar a un ser humano, matar a un español a las 14 no. ¿Y por qué los niños belgas son humanos antes que los españoles? ¿Y por qué no 13 semanas ó 15? ¿Cuál es el criterio? Desde luego el criterio de esta arbitrariedad no puede ser ni científico ni racional.
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Obviamente el debate de fondo en todo este asunto es el inicio de la vida humana y si abortar es eliminar una vida humana o no. Si abortar no es eliminar una vida humana no hay debate. Si, por el contrario, abortar es eliminar una vida humana, lo que estamos haciendo es consagrar un genocidio silencioso mediante un imaginario derecho a matar.
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El “derecho” al aborto se basa en la ficción de que hay una raya en el desarrollo humano antes de la cual no hay vida humana, y por tanto se puede abortar. ¿Cuál es esa raya? ¿Por qué es distinta en cada país? ¿Por qué a un niño en gestación se le considera humano en la semana 15 y no humano en la 14? ¿Qué pasa en la semana 14? ¿Cuál es el milagro que ocurre? Es todo completamente arbitrario, no hay ninguna justificación. Todo es una tapadera para encubrir el hecho de que a los niños no deseados los eliminamos sin piedad, nos da igual como sociedad que sean humanos o no. Ser maravillosos no es el resultado de un comportamiento virtuoso sino una premisa: somos maravillosos porque abortamos. Abortar es un derecho de la mujer; de la mujer abortante, no de la niña abortada, por supuesto. Cuanto más abortamos, más maravillosos somos como sociedad. Basta ver la foto de Irene Montero saliendo del Congreso. ¿Qué clase de monstruos seríamos si abortar fuera simplemente eliminar seres humanos molestos? No estamos preparados para pensar semejante cosa. No es compatible con la maravillosa imagen de nosotros mismos que tenemos como sociedad. Todo lo que hacemos es siempre fenomenal.
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El aborto, como hasta ahora, seguirá siendo libre hasta la semana 14 de gestación y sometido a ciertos supuestos hasta la semana 21. Pero ahora se crea una lista negra para marcar y señalar a los médicos y personal sanitario que no quieran abortar. Como solemos repetir, porque es una cuestión de lógica, para buscar un fontanero o un médico que aborte no necesitas una lista de médicos objetores o una lista de no fontaneros, lo que necesitas en todo caso es la lista de médicos abortistas o la lista de fontaneros. Una lista de médicos objetores sólo tiene la lógica de perseguir a los objetores.
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Las menores podrán abortar a los 16 años sin el permiso de sus padres o sus tutores. Al estado no le gusta la familia. Un individuo solo frente al estado se encuentra más desarmado que acompañado de su familia. Alguien más débil es alguien más fácilmente controlable. No es que el gobierno deteste a la familia en el asunto del aborto, la odia en todos los supuestos, como estamos viendo también en el campo educativo.
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La nueva ley elimina asimismo el actual periodo de reflexión de 3 días. Cuanta menos reflexión para abortar mejor. Estas cosas hay que hacerlas en caliente y sin en apoyo de la familia, sobre todo siendo menor. Reflexión y aborto se ve que no terminan de encajar bien. Pues fuera la reflexión.
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La nueva ley elimina además la obligatoriedad de entregar información a la mujer sobre los recursos y ayudas disponibles en caso de continuar el embarazo. Cuanta menos información mejor. Cuantas menos alternativas mejor. No tener alternativa simplifica y ayuda a decidir. A decidir abortar, por supuesto. Los peores enemigos del aborto son la familia, la reflexión, la oferta de alternativas y la información. Y el mejor amigo el gobierno. La familia, la reflexión y la información son enemigos de la mujer. El gobierno, desde luego este gobierno, está para salvar de esos peligrosos enemigos a la mujer.
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3 respuestas
Los de la Agenda 2030 ya han dicho por activa y por pasiva que hay que reducir la población mundial a 1/3 de la actual. Sobran (o sobramos) 2/3. Ellos no, claro.
Lo van intentando de muchas maneras: pandemias, vacunas, homosexualidad (no hay hijos). Lo vienen diciendo claramente. No nos engañan.
También son interesantes las guerras, porque además de eliminar personas crean una gran riqueza con la producción y venta de armas.
Pero la mas eficaz es indudablemente el aborto y están avanzando en la eliminación de personas a través del aborto a velocidad vertiginosa.
Y si les parece demasiado lento no duden que lo pondrán obligatorio a partir de un cierto nº de habitantes por país.
De momento a muchos nos cuesta tragarlo, pero todo se andará.
Mientras hay cisco se pone a señoras como la Irene, la Pam etc. para que se rompan.
Luego, cuando la gente vaya aceptando mas, vendrán poco a poco gente mas «formada» e intelectual, para acabar de convencer al público rebelde.
Y si no, el tiempo
Un tercio dice Mirentxu, ni eso. Estos van a por los 500 millones de las Piedras de Georgia, se quedarán con un 7% de la población.
Los ideólogos de todas estas memeces se confunden. Estaría muy bien que todos seamos muy ecologistas, tuviésemos familias con uno o dos hijos (sin abortos), pero la realidad es que ese mensaje llega al 5 o 10% de la población mundial, el resto ni es ecológico ni piensa en mini familias (Asia, África o América del Sur). ¿Qué hacemos los afectados por la agenda 2030? pues ser mártires de una oligarquía de obscuros intereses y que nadie ha votado, perdiendo la tradición cultural que ha brillado durante muchos siglos en el mundo occidental.