Los trabajadores de BSH están recibiendo un gran apoyo social en estos momentos de tribulación, y eso está muy bien y es muy humano pero no soluciona el problema de fondo. De hecho puede con todo esto que distorsionemos flagrantemente el diagnóstico. Cuando una empresa llega de fuera a Navarra entonces la deslocalización es buena. La VolksWagen de Landaben es el resultado de una deslocalización en Alemania. Hubo un momento pasado en el que VW o BSH decidieron abrir la planta en España en vez de en Alemania u otro lugar porque en España la mano de obra y los costes de producción eran más baratos. ¿Protestamos cuando vinieron? ¿Qué es lo que sucede ahora? Pues que hay otros lugares en donde los costes de producción son más baratos. ¿Cómo progresamos nosotros? Es buena parte gracias a toda la inversión que nos llegó las pasadas décadas. ¿Cómo esperamos que progresen los países en vías de desarrollo en la situación en la que estuvimos nosotros si frenamos el trasiego de empresas y el libre comercio?
La cuestión es que entre que se es un país atractivo sólo por sus costes laborales (más una cierta seguridad) y el momento en que se deja de ser competitivo sólo por los costes laborales, pasan varias décadas en las que el objetivo es generar una economía que sea competitiva por más cosas que sus costes laborales. Lo que uno consigue inicialmente es atraer el dinero para hacer progresar y modernizar el país. Si no lo hace, después aparecen los problemas. ¿Hemos sabido transicionar bien desde una economía basada en ser atractiva por los costes a una basada en la productividad o el conocimiento? A lo mejor es que no.
Naturalmente tenemos también de fondo el problema de la infernalidad fiscal y la hostilidad contra los empresarios e inversores de la que hacen gala los partidos que sostienen al gobierno. ¿Cómo se mantiene en el poder un partido minoritario e inestable como el de Chivite? Pactando cada año los Presupuestos con sus socios antiempresa. ¿Y cómo se alcanza ese pacto? Acordando cada año medidas fiscales, laborales, jurídicas y administrativas cada vez más hostiles a las empresas. El PSN presume de llevar 6 años pactando los Presupuestos de Navarra con Bildu y Podemos, pero más que causa de presunción esos 6 años de políticas radicales y crecientemente radicales son la causa de nuestro hundimiento. No sólo es que el marco sea infernal para las empresas, es que cada año es peor. ¿Quién se puede animar a venir a invertir a largo plazo en esta comunidad?
Si los ingresos de BSH no dependieran de las ventas sino de las manifestaciones de apoyo, todo sería genial. Pero la realidad es tozuda y Sunsundegui no es Tesla. El etarra que han metido en el consejo de administración tampoco es Elon Musk. La realidad es que buena parte de la gente que se manifiesta en apoyo de BSH, puede que buena parte también de sus trabajadores, han estado apoyando con su voto el marco que los está destruyendo. Un marco que no sólo aboca a la destrucción del tejido empresarial e industrial existente, sino que impide el recambio corporativo. Es decir, como hemos señalado en anteriores análisis las empresas son organismos vivos que nacen, crecen, cambian y mueren, y entretanto se mueven y vienen y van. Lo que uno tiene que intentar es conservar mientras pueda el tejido empresarial existente, tratarlo bien, conservar la comunidad como un destino atractivo en la confianza de que alguien vendrá a sustituir al que decida marchar o al que el negocio le salga mal. En un mundo tan global en el que tanta gente compite por atraer la inversión, si nuestra apuesta es maltratar y espantar lo vamos a tener mal intentado generar un modelo económico basado en el activismo, el gesto, la manifestación y la subvención.