El sindicato de inquiladrones

La extrema izquierda política y mediática agita con renovado interés ciertas banderas lo que al mismo tiempo le lleva a promocionar nuevas caras y nuevas siglas, como el Sindicato de Inquilinos e Inquilinas y su líder o portavoz más reconocible, Valeria Racu, una especie de Colau 2. ¿Cómo se está impulsando el conocimiento de este sindicato? A través de las redes sociales, a través de las cadenas sanchistas, y a través de los medios del gobierno como TVE. Racu repite como un mantra una serie de eslóganes que los múltiples medios y cuentas de la izquierda viralizan sin parar. El único problema es que, tras casi 8 años ya de gobierno de extrema izquierda, cada vez le resulta más complicado a la izquierda lanzar mensajes que llamen la atención por su radicalidad, de modo que el discurso del Sindicato de Inquilinos e Inquilinas se basa en consignas y propuestas tan disparatadas como declarar indefinidos todos los alquileres, hacer una huelga de inquilinos, o señalando que “se acabó la impunidad de los rentistas y los caseros”, rematando todo este delirio con equiparar a los pensionistas que tienen un inmueble a los fondos buitre. Naturalmente la fuerza que más acompaña políticamente a este movimiento es Podemos, que a su vez está proponiendo expropiar los inmuebles de fondos estadounidenses o que sigue propugnando todo tipo de medidas a favor de la okupación.

No se puede dejar de percibir en todo esto una operación de propaganda por parte del gobierno y alguna de las patas fundamentales del sanchismo. El gobierno necesita alguna bandera social que poder esgrimir para poder seguir presentándose como un ejecutivo de progreso, y la vivienda es una de esas banderas. El problema es que resulta difícil ser oposición y gobierno al mismo tiempo. Si después de 8 años en el poder hay un problema con la vivienda, alguna responsabilidad será del gobierno. Salir a la calle o hacer huelga para validar al gobierno no deja de ser irónico. El gobierno necesita sin embargo una forma de retener a los votantes descontentos o desmovilizados. Ante el desgaste de las caras y siglas conocidas, aparece este nuevo sindicato. La medida electoral estrella para solucionar el problema de la vivienda puede ser entonces presentar a Valeria Racu como futura ministra de la vivienda. Mientras hablamos además de las disparatadas propuestas del Sindicato de Inquilinos, no hablamos de Abalos o de Begoña, sino de lo social que podría ser un futuro gobierno presidido por Sánchez con Irene Montero a su diestra y Valeria Racu a su izquierda. Si tienes alguna duda al respecto La Sexta te “xplica”.

La pregunta es si la culpa de los problemas con la vivienda la tienen los propietarios, sean particulares o “fondos buitre”. Al margen de que a un fondo de inversión le añadamos el calificativo de “buitre”, “cocodrilo” o “piraña”, que puede ser un calificativo tan gratuito y desfundamentado como llamarlo “social”, “solidario” o “popular”, ¿cuál es en todo esto el papel de los fondos de inversión? El hecho es que si un fondo de inversión promueve la construcción de pisos o pone pisos en alquiler esto es algo objetivamente bueno. Todo lo que sea aumentar la oferta es bueno y apunta en la buena dirección para resolver el problema. ¿Por qué empieza a haber ahora más presencia de fondos que antes en el mercado inmobiliario y el de alquileres? En parte por fuerza. Las cajas y bancos, durante la crisis de 2008, tuvieron que hacerse cargo de cantidades importantes de inmuebles a cambio de créditos impagados. Parte de esos inmuebles han pasado a formar una bolsa de propiedades parte de las cuales se alquila. Además existen fondos especializados que sencillamente, aquí y en todas partes, se dedican al inmobiliario y al alquiler. Si a esto añadimos el problema de la okupación, protegiendo a los okupas se está promoviendo dejar el alquiler en manos de propietarios más fuertes y capaces de defenderse que los propietarios particulares, como los fondos de inversión.

Cabe indicar sin embargo que el peso de los fondos en el mercado inmobiliario o del alquiler en realidad es bastante bajo y todo el discurso de la izquierda al respecto constituye una distorsión de la realidad. Se nos dice que la okupación no existe, que es un mito y que no hay problema alguno al respecto porque sólo hay 16.000 casas okupadas en España; sin embargo, Blackstone, el fondo USA contra el que Belarra arremete todos los días y al que quiere expropiarle sus viviendas, no tiene en España más que unas 16.000 casas. Eso sí, resulta que 16.000 casas son irrelevantes si hablamos de okupación pero 16.000 casas en manos de un fondo son la causa de todo el problema de la vivienda en España. Es más, es que muchas veces los propios gobiernos progresistas son el caldo de cultivo de fondos buitres. En un barrio degradado lleno de okupas y delincuencia, ¿quién va a comprar una casa salvo un fondo buitre de alto riesgo a precios de derribo? Los fondos buitre y los gobiernos ultraizquierdistas que dicen odiar a los fondos buitre en el fondo se retroalimentan, igual que Podemos y sus políticas a favor de los okupas favorecen a Desokupa, aunque en teoría Podemos diga odiar y querer destruir más que nadie a Desokupa.

Pasando por tanto a lo que sí es un problema y lo que sí son causas reales de la escasez y por tanto los precios de la vivienda, en primer lugar tenemos las políticas del gobierno. Un gobierno del que por cierto Podemos es parte consustancial y no oposición. Ultimamente Podemos se intenta presentar como azote del gobierno, consciente del desgaste que arrastra el gobierno, pero el gobierno no se explica ni se sostiene sin el apoyo de Podemos. No puedes apoyar al gobierno y desmarcarte del gobierno al mismo tiempo. Puedes, pero será con escaso éxito, el de la gente que te apoye hagas lo que hagas, digas lo que digas, gires cuando gires o tengas los resultados que tengas.

Si no hay viviendas, no se puede ofrecer un techo a la gente. No hay además viviendas donde las demanda y necesita la gente. O sea, puede haber mucha vivienda libre en Teruel o en la Castilla profunda, pero no es ahí donde la gente necesita y demanda vivir. Si hay escasez de casas, o de cualquier cosa, los precios suben, pero no puedes solucionar el problema topando los precios. Si tienes 5 casas y 10 familias buscando casa, topando los precios podrás conseguir que haya 5 familias con una casa artificialmente barata, pero seguirás teniendo 5 familias en la calle. Pedro Sánchez lleva años prometiendo viviendas para conseguir votos y ganar elecciones, ¿pero dónde están esas casas? ¿Cuántas se han construido realmente? ¿Quién por otro lado va a tener interés en construir casas o ponerlas en alquiler si por otra parte se blinda a los okupas y al propietario no se le ofrece ninguna seguridad? ¿Alguien se siente animado a alquilar un piso o a invertir en ladrillo pensando que la próxima ministra sanchista de vivienda puede ser Vaeria Racu?

Todos los días en las noticias vemos que el principal problema para muchas personas vulnerables en relación a la vivienda no es el casero, sino la okupación. ¿A cuántas personas humildes les arrebatan su casa los okupas? ¿Le importan algo a la izquierda todas estas personas? Por lo demás, la vivienda es para muchas personas una mera forma de ahorrar. Las personas que en alrededor de un 90% de los casos tienen una vivienda alquilada en España no son Blackstone, como hemos visto, sino personas trabajadores de ingresos normales. Para muchos españoles, comprar un segundo piso ha sido durante generaciones una forma de ahorrar e invertir, en vez de acciones de bolsa o un plan de pensiones. La segunda vivienda de una familia o de un pensionista, a la que saca una renta alquilándola para complementar su sueldo o su pensión, es muchas veces por otra parte el resultado de una herencia y del trabajo, el esfuerzo y los ahorros de la generación anterior, que el sindicato de inquiladrones pretende confiscar. Es por considerar el ladrillo como un medio de ahorro en buena medida por lo que en España cerca del 90% de las casas se tienen en régimen de propiedad y no de alquiler. En este sentido resulta curioso el discurso de la izquierda. ¿Cómo esperan al mismo tiempo que todo el mundo viva en alquiler en vez de tener la casa en propiedad y que las casas sin embargo no sean de instituciones de inversión? Si las casas no son de los particulares y combates ese modelo, las casas tendrán que ser o del estado o de instituciones de inversión. Si son del estado no es que sean gratis, de hecho normalmente serán más caras, sólo que se pagaran universalizando el coste (y en su caso los impagos) a través de los impuestos.

Aparte de la escasez de oferta, en el endurecimiento del acceso a la vivienda juega un papel importante el empobrecimiento general de la población. En los últimos 8 años el poder adquisitivo real de los salarios ha resultado diezmado. Por un lado todo es más caro, por otro el gobierno cada vez se lleva una parte mayor del salario a través de los impuestos. El resultado es una sociedad más pobre y con una clase media más estrechada. De todo esto tampoco es inocente en absoluto el gobierno. No se puede esperar que el empobrecimiento general de la población no se traduzca también en un aumento de la dificultad para acceder a la vivienda.

Tenemos por fin otro factor novedoso que es el de la inmigración. Con mucha alegría vamos regularizando inmigrantes de 500.000 en 500.000 y la población española crece en base a la importación de población. ¿Pero cuántas casas hacen falta para alojar a 500.000 inmigrantes? ¿250.000? Regularizar 500.000 inmigrantes es tan sencillo como firmar un papel, ¿es igual de fácil levantar 250.000 pisos para darles un techo? ¿Dónde entonces se van a meter? Naturalmente los inmigrantes son personas generalmente sin ingresos o con muy pocos ingresos cuyas alternativas son la okupación o los alquileres con rentas más bajas. Cada vez que metemos 500.000 demandantes más de alquileres bajos, lo que estamos haciendo es presionar al alza el precio de los alquileres más bajos. Pero queda muy bonito decir que no hay personas ilegales, welcome refugees y papeles para todos. El hecho es que se presiona más la demanda metiendo 500.000 inmigrantes en el mercado (sin meter al mismo tiempo al menos 250.000 viviendas) que dejando que Blackstone tenga 16.000 viviendas. Es más, haría falta que Blackstone promoviera 184.000 viviendas para resolver el problema.

Por lo demás, pretender que la gente pueda entrar a vivir en la casa de otra sin pagar es como pretender que la gente entre a las tiendas de comida o a las tiendas de ropa y se lleve también las cosas sin pagar. Aunque se formara un sindicato de simpagadores eso seguiría siendo robar.

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