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Bajo el título “En una empresa privada no ocurriría”, la responsable de Salud y servicios sanitarios de la UGT publicaba ayer un artículo en Diario de Navarra en el que defendía la eficiencia de lo público frente al sector privado. Curiosamente, el ejemplo elegido para demostrarlo era la nacionalización parcial de General Motors:
“Hay muchos ejemplos en que lo público se ha mostrado más eficiente que lo privado y, además, incluso en actividades que no deberían corresponder al sector público. El último del que tengo noticia es el caso de la empresa de fabricación de automóviles General Motors. Esta empresa entró en quiebra el año 2010 y la compró el gobierno de EEUU para que no se perdieran puestos de trabajo. Después de un año dirigida por servidores públicos, ha obtenido beneficios de 2.500 millones de dólares y ha devuelto todas las ayudas que recibió”.
La elección de Carmen Casajús, como se verá, podría calificarse sin embargo como un ejemplo catastrófico.
Los rescates se pagan muy caros
Supongamos dos empresas que venden coches y llamémoslas Ford y General Motors. Una lo hace bien (Ford) y otra lo hace mal (General Motors). Pero entonces, cuando la que lo hace mal quiebra, el gobierno la rescata con el dinero de los impuestos que paga la otra, Ford. Si General Motors hubiera cerrado, Ford se hubiera hecho con una parte de su cuota de mercado, hubiera aumentado sus ventas y habría tenido que contratar más trabajadores para fabricar más coches. Todo eso no ha sucedido porque el estado rescató a General Motors con lo que Ford, de hecho, no sólo no ha contratado más trabajadores sino que ha tenido que despedirlos y padecer la competencia desleal con ayuda gubernamental de General Motors (aunque Ford también tenga algunos pecados). Los alrededor de 50.000 millones de dólares del rescate, además, es dinero que ha pasado a General Motors desde el bolsillo del contribuyente. Todo ese dinero son 50.000 millones de dólares menos que los ciudadanos tienen para gastar en coches de otras marcas, lavadoras, ordenadores, restaurantes, viajes o ropa, lo que disminuye en 50.000 millones las ventas (con todas las consecuencias, incluyendo despidos) en todos estos sectores. Este reverso tenebroso de los rescates públicos raramente se explica en los medios.
El dinero público del rescate no se recupera
Carmen Casajús asume que el dinero del rescate se ha recuperado, pero no es cierto. Si se revisa el número de empleados, se comprueba que tampoco se ha evitado el despido de decenas de miles de empleados de General Motors. Pero ciñéndonos al dinero del rescate, es sencillo comprobar cómo el dinero no se ha recuperado. Para evitar la quiebra, la administración estadounidense inyectó en la empresa cerca de 50.000 millones de dólares a cambio de los cuales se hizo con más del 60% de la empresa. No es todo el dinero público que se inyectó en el capital de General Motors puesto que la administración candiense también aportó más de 8.000 millones de dólares a cambio de otro porcentaje en el accionariado. Sin embargo, una vez rescatada la empresa, aún tuvo que acudir a los mercados en busca de más capital, diluyendo la participación estatal a menos de la mitad. Es decir, que de los casi 60.000 millones inyectados por la administración de USA y Canadá, queda una participación pública de alrededor de un tercio de la sociedad la cual ahora vale en bolsa (cifras de ayer) sólo 40.000 millones de dólares. Hagan ustedes mismos la cuenta y comprueben que el ejemplo de eficiencia del sector público ha supuesto para el estado pérdidas de 47.000 millones de dólares.
4 respuestas
Son duros de mollera estos socialistas de Puerto Hurraco…. ¿Para cuando una socialdemocracia estudiada en el PSOE?
….AH, perdón, que están ya en UPyD.
La ignorancia es atrevida (no sólo el posible «patinazo» de Carmen; los ejemplos suelen ser casi siempre malos). Hay mucha tela detrás de GM.
Otro ejemplo de «buena gestión». El comité de empresa de vw Navarra(ugt, ccoo..) Gestiona el transporte de los trabajadores.Es algo muy fácil, por un lado tiene los clientes (trabajadores) asegurados, por otro las empresas de transporte. Además vw abona a sus trabajadores el coste del servicio y se encarga de pagar a las empresas este coste. El comité sólo tiene que plantear los recorridos y adjudicar los autobuses necesarios a cada recorrido. Pues bien, todos los años se produce un dficit que tiene que volver a pagar vw y además el descontento de los usuarios es general con el servicio.
¿alguien se apunta a la idea de proponer a la susodicha como candidata al premio Nobel de economía? Con Otegui de candidato al Nobel de la paz ya tendríamos al dúo dinámico.