ETA ha anunciado, de manera nada sorprendente, el cese definitivo de la violencia un mes antes de las elecciones. Este alarde de puntería no puede interpretarse como casual. El anuncio trata claramente de provocar un efecto sobre el resultado de las elecciones. Cabe preguntarse por tanto a quién puede beneficiar este anuncio electoralmente.
El cese definitivo de la violencia etarra tiene al menos dos evidentes beneficiarios. Por un lado Amaiur (Aralar más Bildu), que acumula para su causa cierto voto ideológicamente próximo, que hubiera podido sentir reservas antes del anuncio. Por otro lado el PSOE, que a falta de otra cosa al fin puede presentar como un logro el cese de la violencia etarra. Asumiendo que el anuncio de ETA viene precedido por una serie de actos preparatorios, teniendo en cuenta este interés electoral común, no cabe duda de que se ha buscado este efecto electoral al fijar la fecha en el calendario. Sin embargo, no es ésta la gran pregunta en este asunto.
¿Podemos votar sin chantajes lo que queramos?
La coincidencia del anuncio del cese de ETA con el período electoral suscita una inquietante pregunta: ¿podemos votar el 20-N lo que queramos sin temer que, según los resultados, vuelvan a matarnos? De hecho, la credibilidad del anuncio de ETA viene determinada en gran medida por la posibilidad de que el 20-N se produzca un cambio de gobierno. El anuncio de ETA es creíble por su debilidad, pero también porque es poco probable que pueda contar con ninguna seguridad respecto a alguna contraprestación secreta pactada con el actual gobierno, si el 20N se produce un cambio en el ejecutivo. En ese sentido una victoria del PP disiparía cualquier duda y sería la prueba del nueve de la sinceridad de ETA.
Un comentario
PSOE y ETA interpretan una nueva versión de la cancioncilla «Yo te doy cremita, tú me das cremita» .
Se titula así; «Yo te unto bien untado, tú me das cremETA electoral.»