Exagerar vende. Un ejemplo de ello, como recuerda el geógrafo Antón Uriarte en su blog contra el alarmismo climático, puede ser el paso del huracán Irene (fuerza 1 , el más bajo de la escala) por la ciudad de Nueva York. El progresivo acercamiento de Irene a la Gran Manzana ha protagonizado durante varios días la sección internacional de la mayor parte de los informativos. El Apocalipsis total, sin embargo, nunca se produjo. En pleno paso del huracán por Manhattan, mientras los corresponsales de televisión largaban al mundo su discurso, se veía pasear por detrás a los viandantes. Aunque el tono periodístico seguía siendo catastrófico, el viento ni siquiera daba la vuelta a los paraguas que llevaban tranquilamente en la mano. Desde el punto de vista mediático, sin embargo, el objetivo una vez más se había logrado: llamar la atención de los ciudadanos.
El precio de dejarse llevar por el alarmismo
Algunos lectores del New York Times han puesto precio en la edición digital de este periódico al coste de dejarse llevar por el alarmismo mediático. De haber seguido al pie de la letra el bombardeo de recomendaciones provenientes de todo tipo de organismos, éste hubiera podido ser el precio:
1. Dos días de salario perdido por no acudir al trabajo: $ 200 2. Una radio portátil con baterías extra: $ 30 3. Dos linternas con baterías extra: $15 4. Kit de primeros auxilios: $ 30 5. Seis galones de agua potable: $25 6. Latas de comida: $80 7. Ocho velas y encendedor: $ 11 8. Tapón de goma para la bañera: $3.99 9. Factura médica y rayos X debido a un accidente sufrido al intentar meter dentro de la casa los muebles del patio: $950 Coste total de los ítems inútiles y no usados, del accidente y del trabajo perdido debido al no-evento: 1.344$ Los lectores del New York Times se preguntaban irónicamente por la autoridad ante la que poder reclamar estos gastos.
4 respuestas
Casi 40 muertos en 11 estados, pueblos y carreteras inundados, árboles y postes de la luz caídos por doquier… ¿qué hubiera hecho falta que ocurriera para no hablar de «catastrofismo»?
Leyendo el artículo de NC da la impresión de que todo haya sido una leve brisa veraniega. He vivido el huracán desde el corazón de New Jersey y puedo asegurar que el impacto ha sido muy severo. Tres días después de su paso, en este estado sigue habiendo decenas de miles de hogares sin electricidad, carreteras cortadas, sótanos inundados y muchos árboles tumbados en los jardines de las casas (en la mía -concretamente- dos…).
Y eso que la fuerza de los vientos y la lluvia descargada fueron menores de lo esperado. Me pregunto qué hubiera ocurrido si las autoridades no hubiesen dado la orden de evacuación de muchas de las zonas más afectadas y recomendado a los demás residentes no salir de sus casas.
Tan fácil es acusar de catastrofismo si las consecuencias no son tan graves, como pedir responsabilidades por falta de previsión en caso de que ciertamente lo sean. Y esto no deja de ser un fenómeno metereológico y, por tanto, imposible de predecir con total exactitud.
Creo que en este caso el Presidente Obama estuvo muy acertado cuando en su discurso a la nación dijo que había que «esperar lo mejor pero prepararse para lo peor».
En estos casos se impone la prudencia. Y las velas que no se hayan usado se aprovechan en Navidad.
No se olviden que abrir los telediarios de medio mundo hablando de un huracán es mucho mejor que hablar de que las bolsas rozan mínimos históricos. A Obama le va bien y en España, las Cortes en pleno sonríen picaronamente…
Estimado Violinista en el tejado
Lo primero gracias por seguirnos desde New Jersey.
No era nuestra intención frivolizar con un tema tan delicado como usted se puede imaginar.
Es cierto que las autoridades se curan en salud dando la alarma para evitar que se les exijan responsabilidades.
Lo malo es que esos avisos hay que dosificarlos para que no pase como con el cuento «que viene el lobo».
Por otro lado es el NYT quien en todo caso ha frivolizado que por otro lado seguramente me diga que sí , que es un periódico frívolo.
Visto desde España a través de los medios de comunicación parecía que NY iba a desaparecer y convendrá en que tampoco era eso ¿no?.
Saludos
Alfredo Urquijo
Director NC
En Nueva York hubo un muerto. Se cayó al mar en un embarcadero.