Este verano ha sido el verano de la isla desierta TV; les cuento: De en medio de la arena, de lo que parece una salvaje playa, de un paraje tropical, alejado y recóndito, la cámara acerca su zum hasta una mujer, rubia de pelo y muy quemada por el Sol -a la mujer se le ve enjuta y con pintas de indigente “Sintecho”. De pronto, muy concentrada, exclama:
-“Por mi dignidad, por mi cuenta bancaria y por mis niños” y lanza su ataque dialéctico contra otros dos personajes que sentados en el tronco seco de un cocotero le esperan entre ansiosos y asustados.
Ahora, el locutor, con su voz en of, nos recuerda que la agresora es una hija de p.-textual-, muy famosa, a la que nadie todavía a podido parar los pies en aquella la isla desierta. Todo, por que la mujer es una avezada especialista en la beza y en el escarnio; también maneja como nadie el ultraje, el oprobio, el deshonor y la infamia. Pero en este ultimo ataque, y a pesar de estar usando ya todas sus armas contra sus dos contrincantes –los del cocotero-, no les ha podido vencer; por que estos han usado, también, sus redes con su tridente: la humillación, la indignidad y la vileza; y la cosa, poco a poco, va quedando en tablas. Uno de ellos es famoso, además, por su profunda cultura de pacotilla conseguida entre palurdos en mentideros y cuenta con el don del insulto fácil y de la fragante mentira -con cara de póker.
… Pero he aquí que, ahora, entra otra persona en liza; El que acaba de llegar resulta todo un poema: con una barba de meses, el pelo hecho jirones y con unos trapos, a modo de taparrabos, que alguna vez, en un lejano pasado, pudieron ser unas bermudas. Y dice con desesperación:
-Yo quería chupar del cangrejo y no pude. No pude chupar del cangrejo por tu culpa; ¡Mala pécora!
El locutor nos recuerda que el personaje, también, ahora, famoso; en otra vida fue guardia civil –¡casi nada!. También nos explica que el exguardia, es ahora del bando de los del cocotero, por haber traicionado hace algunos días a la mujer, en cuestión, en unas votaciones democráticas. Traición, esta, que trajo consigo que otro amigo de la interpuesta fuera expulsado de la isla y sacado del futuro reparto de dividendos del tesoro, que el ganador repartirá con sus allegados. … Esto es algo que la mujer no puede perdonar y le recuerda, al barbudo del taparrabos, de cómo su madre ejerció trabajos para hombres; y de cómo estos trabajos siempre eran de cintura para abajo. El, sin embargo, le espeta que aun cuando no se vea, a simple vista, luce, ella, una enorme y lustrosa cornamenta, fruto de un marido golfo, vicioso y descerebrado.
Los responsables del programa se frotan las manos -¡Que noche!- pues a mas escándalo; mayor aprobación del publico, mayor asistencia a la gala y mas dinero a ganar -que es al fin de lo que se trata.
Y, por fin, lanza el exguardia toda su artillería contra la mujer: Un montón de infamias, escanios, ultrajes y abominaciones. Que son contestadas, a su vez, por la susodicha mujer, ahora mas violenta –si cave- con mucho desprecio, profanación, mezquindad, desvergüenza y mas calumnias de verdulería barata. Además ahora usando su última y novedosa arma; que consiste en elevar su voz por encima de todos los demás, chillando como una posesa. Pero los otros, que ya conocen el truco, lo emplean también; y se monta un cisco tremendo donde es imposible el entender a nadie en medio de esa jaula de grillos histéricos.
… Los teléfonos de la cadena echan humo. Las votaciones se disparan.
– ¡Dios que noche! ¡…Memorable! ¡Es verdaderamente memorable, ver como sube la audiencia!
– ¡Millones; nos ven millones de personas, ahora! Se comenta por parte de un emocionado regidor; y el director del programa dice:
– Tenemos chollo para años. Este programa no hay quien lo destruya.
Mientras, exclaman, ahora, desde la cadena, por la pantalla de TV:
-¡Salvada o expulsada! ¡Salvada o expulsada! Manden ya sus mensajes. Tan solo quedan tres minutos.
-¡Expulsada! ¡Expulsada! ¡Expulsada! -Claman las masas, por mayoría, en su email.
Y por fin, la mujer, a petición popular, es sacrificada con la expulsión, sin ningún tipo de misericordia –alo mejor no ha chillado lo suficiente-. El pueblo soberano –La audiencia- ha elegido; y su elección es sagrada e inamovible.
Otro rotundo éxito que sitúa al programa como líder de audiencia, otra vez ¡Nada hay imposible, mientras haya audiencia! Porque ¡la audiencia es Dios!
¿…Y que será de la mujer expulsada? Pues será que se seguirá haciendo suculentamente rica; ya que tiene firmados sustanciosos contratos con otras arenas televisivas donde se dejara despellejar viva –por poco rato- por unos sicarios incompasivos. Dicen, de estos despellejadotes, que son periodistas; de esa especie que se cuela dentro de los armarios de los dormitorios para hacer fotos de parejas millonarias y famosas -mientras se solazan en su intimidad-, y luego echan la carnaza a una multitud de ciudadanos-as ociosos, insolidarios y desdinamizados –sin ilusiones- y quienes compran esta carnaza que les aparta, por un tiempo, de su triste y desencantada realidad y les da una razón, mas, para continuar con su absurda existencia.
Y así es como estos nuevos gladiadores siglo XXI imponen sus pautas y sus modos entre una población actual sin lideres, ni creencias. Y, así, se va transformando este mundo en algo que podría parecer impensable, en el siglo pasado. … Aunque a algunos no nos guste.
Mi consejo: Lean más y, sobre todo, apaguen el televisor; su salud mental se lo agradecerá mucho. …Y mi deseo: Que la audiencia nunca, nunca, sea contigo, paciente lector.
Un comentario
Ese tipo de programas (tanto el de tipo isla desierta como el del maratón de periodistuchos contra un famosete invitado) son la más auténtica telebasura.
Las caries son muy comunes, las tiene casi todo el mundopero no dejan de ser podredumbre de los dientes. Pues aunque este tipo de programas tengan mucha audiencia no dejan de ser basura.