Navarra no escapa a este mestizaje. A juzgar por el escaparate de las políticas que se están realizando últimamente desde el Gobierno, parece que unos ocupan las consejerías mientras otros –elegidos por los consejeros y consejeras- ocupan cargos de relevancia y aplican las políticas que suponemos propias de UPN…pero que son mas propias de la oposición. Unos, responsables de consejerías, salen en la foto, otros mueven hilos, dirigen las acciones, determinan las partidas.
Ante esta enrarecida realidad, buena parte de la llamada “base social” de UPN evidencia muestras de desconcierto, e incluso llega a la sensación de orfandad por la postura de UPN en determinados temas. Familia, educación, aborto, drogas, Educación para la ciudadanía:…parece que lo prioritario es la imagen de progresía, lo popular. ¿La estética comienza a destronar a la ética en UPN? En este confuso tiempo que nos toca vivir parece que buena parte de las ideas que conformaban el proyecto ideológico de UPN ofrecen síntomas de estar en retirada. O cuando menos están siendo muy relativizadas.
Da la sensación de que el político ha dejado de ver el voto como expresión de confianza del ciudadano en un proyecto. Ahora los proyectos por los que apostar los decide el marketing, las encuestas. Ahora, claramente, el voto es valorado por el político como una unidad de medida para alcanzar el poder. También en UPN.
No parece sensato estar toda la vida a vueltas con el voto del "mal menor".