POLITICA ECONOMICA.
El debate comenzó presumiendo Zapatero de la buena marcha de la economía durante la legislatura. Esa buena marcha habría permitido, por ejemplo, elevar la renta per cápita por encima de la media europea. Lo cierto es que la media europea no es lo mismo desde el año 2004. Zapatero omite que, poco más de un mes después de ganar las elecciones, la ampliación de la unión europea a 10 nuevos países (República Checa, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta y Polonia) redujo sustancialmente la renta per cápita media de la Unión Europea. En un solo día, sin hacer nada, España subió del 85% al 93% de la media europea.
Tras un intercambio de cifras y datos, Zapatero y Rajoy se atascaron en una cuestión absurda que, no obstante, arrastraron durante la mitad del debate. La polémica surgió respecto a si en la primera pregunta que Rajoy dirigió a Zapatero como presidente del gobierno, se había referido o no a la economía.
Tal disputa irrelevante sobre quién de los tenía mejor memoria, se llevó por delante buena parte del bloque de economía previsto en el debate. Para zanjar la cuestión, hemos buscado la pregunta en la web del Congreso y tal cual la reproducimos, para que ustedes juzguen si en ella se decía o no algo que tuviera que ver con la economía, como decía Rajoy o como negaba Zapatero:
DEL DIPUTADO DON MARIANO RAJOY BREY, DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR EN EL CONGRESO, QUE FORMULA AL SEÑOR PRESIDENTE DEL GOBIERNO: ¿CÓMO VALORA USTED LOS PRIMEROS DÍAS DE SU GOBIERNO? (Número de expediente 180/000021.) Valoración del Presidente del Gobierno de los primeros días de su Gobierno. Intervención en el Pleno el 12/05/2004
Es encomiable su espíritu autocrítico, señor presidente. No seré yo quien le contradiga. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Sólo quiero animarle a que dé un paso más en algunos temas. Usted ha hablado de sus compromisos electorales. Eso que usted llama a veces hacer honor a la palabra dada. El problema es que a veces es difícil saber cuál es su palabra y la de su Gobierno. Porque en temas como el IVA, la financiación autonómica -de la que preguntó el señor Durán-, la privatización de Televisión, los 100 euros, el mando único, el cálculo de las pensiones, el control de los imames, en todos estos temas y otros muchos hay muchas palabras. Y está bien que tenga usted compromiso a la palabra dada, pero debía dar un paso más y es tener una sola palabra, porque si no es muy fácil, señor presidente. Además, con eso, se evitaría usted la generación de incertidumbres y de inseguridad, que creo que no es buena en ningún Gobierno.
ASUNTOS SOCIALES.
Aquí jugó un papel importante el asunto de la inmigración. Lo cierto es que a nadie se le escapa lo fácil que resulta utilizar la demagogia en este campo. A todos nos impresiona el drama humano de muchos inmigrantes. A nadie se le escapa la aportación a España de los inmigrantes. Pero a nadie se le escapa tampoco que, por ejemplo, el número de inmigrantes que podemos acoger sin empezar a generar un problema no es infinito. Si nuestra economía y nuestra sociedad no son capaces de asimilar a todos los inmigrantes que van llegando, entonces tendremos un problema. No hace falta sino recordar los sucesos del 2005 en Francia. Y entonces, en consecuencia, sí que existirá un riesgo real de xenofobia.
POLÍTICA EXTERIOR Y DE SEGURIDAD.
La política de exterior y seguridad pasó por diversos asuntos como los referidos a la ETA, la guerra de Iraq o el 11M. A todas luces, fue la parte más bronca del debate.
La guerra de Iraq, naturalmente, es el tema en el que Zapatero podía sentirse más cómodo, no tanto por lo que dijo como porque ya existe un asentado poso previo en la opinión pública que la predispone hacia sus tesis. Rajoy, no obstante, recordó algunas de las contradicciones exhibidas por Zapatero respecto a la guerra de Iraq.
Así, recordó que Zapatero apoyó una resolución de la ONU en junio del 2004 en la que, tras haber retirado España sus tropas, pedía en cambio a otros que las enviaran, solicitando a sus “estados miembros y a las organizaciones internacionales y regionales que presten asistencia a la fuerza multinacional, en particular con fuerzas militares, según se convenga con el Gobierno del Irak”.
Sabemos también, aunque no lo recordara Rajoy en el debate, que en el argumentario de Zapatero, las resoluciones de la ONU no se han convertido en el elemento para determinar la legalidad o ilegalidad de una intervención militar sino a posteriori. En el debate sobre el estado de la nación del año 2003, Zapatero ya mostró su oposición a la guerra de Iraq “con la ONU o sin la ONU”. La autorización de la ONU, por tanto, no se ha convertido en la causa de la supuesta ilegalidad de la intervención en Iraq sino hasta que le ha convenido a Zapatero.
Sí recordo Rajoy en cambio la intervención parlamentaria de Zapatero en diciembre del 2003, cuando decía: “Quiero que nuestros soldados puedan regresar cuanto antes, pero si abandonamos Irak a su suerte el desastre humano en ese país puede tener proporciones gigantescas, porque las rivalidades históricas entre chiítas, sunitas y kurdos, entre otros, darán lugar a enfrentamientos que podrían hacer pequeña la guerra civil en los Balcanes”.
Pensando de esta manera en diciembre, es evidente que si un mes después propuso la retirada de Iraq no lo hizo por motivos humanitarios, sino por motivos electorales, y ello a pesar de creer que dicha retirada, que le proporcionaría votos en España, provocaría un “desastre humano” en Iraq.
Paradójicamente, Zapatero aprueba la intervención en Afganistán, que era exactamente la clase de país en que se convertiría Iraq dejándolo en manos de los integristas.
Lo cierto es que la actuación del PSOE respecto a la retirada de España de Iraq es susceptible de un razonamiento bastante inquietante respecto a los atentados del 11M. Cabe sospechar que, en principio, al terrorismo islámico le hubiera dado lo mismo una victoria del PP o del PSOE el 14 de marzo de 2004. Esta situación cambió en cuanto el PSOE prometió que retiraría las tropas de Iraq si ganaba las elecciones. A partir de ese momento, al terrorismo islámico ya no le dio lo mismo que ganara el PP o que ganara el PSOE. Lógicamente, entonces empezó a preguntarse qué podía hacer para que el PSOE ganara las elecciones. Los atentados del 11M habrían sido la respuesta a esa pregunta.
POLÍTICA INSTITUCIONAL.
En esta parte del debate, Zapatero ha intentado atribuir al PP la intención deliberada de crear enfrentamientos y tensiones entre las distintas comunidades españolas. “Ustedes recorrieron España al grito de “En contra de Cataluña”, acusó Zapatero refiriéndose a la oposición del PP a la aprobación del Estatut. Lo cierto es que ni el PP enarboló tal lema, ni en España existe ningún afán de crear conflictos con Cataluña u otros territorios. Es lógico que no se busque esa conflictividad puesto que no existe la figura del independentista español.
Tampoco quiso recordar Zapatero que más bien han sido los socialistas, de mano de los independentistas, quienes en todo caso han intentado poner a Cataluña, o a la CAV, en contra del PP o cualquiera que plantara cara al nacionalismo en dichas comnidades. No hay sino que recordar el pacto del Tinell o el famoso “El PP utilizará tu no contra Cataluña” utilizado como eslogan por el PSC.
El debate terminó, una vez más, con “la niña de Rajoy”, el mayor fenómeno mediático desde la oveja naranja: “Señoras y señores. Ya termino. El otro día hablé de una niña. En esa niña pienso, en esa niña que va a crecer, que tiene que estudiar, que quiere tener una vivienda. Esa niña está en mi cabeza, esa niña es la que mueve mi sentimiento y mi corazón”. Laniña-naranja-laniña-niña-niña… en fin.